•CINCUENTAIOCHO•

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Axel

Ven - doblé hacia el lugar de Spike, introduje la llave en la cerradura y abrí la pequeña puerta

- Axel, ¿Qué animal es? - preguntó un poco asustada

- Un león - mentí, haciendo que se detuviera de golpe y no entrara - Claro que no, jamás me dejarían entrar solo al lugar de los leones. Entra, debemos cerrar la puerta - dudé unos segundos, pero finalmente entró

- ¿Por qué no hay nadie? - preguntó mirando el lugar - Se supone que debe haber una persona cuidando - susurró

- Spike y Susi son indefensos, no necesitan que los vigilen. Ya están recuperados y pronto se irán a Australia - hablé mientras caminaba hacia el final del lugar entre las hojas - Vamos, no tengas miedo - reí cuando no avanzaba

- ¿Qué animales son? - preguntó siguiéndome

- Espera - me detuve mirando los árboles y la miré cuando los vi – Ahí están – levantó la mirada y sonrió sorprendida al ver a los dos koalas abrazados a los árboles – El de acá es Spike y ella es Susi – hablé acercándome al árbol – Los tenían en un circo, cuando los rescataron tenían varias quemaduras de cigarrillo en su piel y a Susi le habían cortado todas las uñas de sus patas traseras – estiré la mano y Spike retrocedió

– Pobrecitos – susurró – Están asustados

– Calma – abrí mis dedos y poco a poco Spike fue bajando lentamente – Ven, estira tu mano – se acercó a mi lado y extendió su mano – No te morderá, solo te olfateará

– Hola bonito – susurró cuando con sus pequeñas garras tomó el dedo de Molly y comenzó a olerlo – ¿Puedo acariciarlo? – preguntó y asentí con la cabeza – Es muy suave

– Él es el más amistoso, Susi sufrió más, supongo que por eso no deja que se acerquen a ella – intenté acercarme al otro árbol, pero rápidamente Susi retrocedió

– Están muy lindos – retrocedió un paso cuando Spike se movió para acostarse sobre un tronco – Qué flojo – rió acariciando su pata

– Vamos, debes conocer a Megan

- ¿Megan es otro koala? - preguntó siguiéndome

- No, es una pequeña mona. Vamos, hay muchos amigos que nos esperan - hablé abriendo la reja y dándole paso

Realmente no sé cómo es posible que Molly me hiciera confiar tanto en ella. Siento la necesidad de compartir todo lo que tengo con ella, de hacer todo junto a ella, de contarle absolutamente todos mis secretos. Quiero que solamente ella me conozca tal cual soy, que conozca mis lados más buenos y mis lados más malos. Y yo también quería conocer los suyos.

¿Por qué siento todo eso?

Sinceramente no encuentro una respuesta lógica. Es la primera vez que experimento esto. Jamás me había atrevido a pedirle a una chica que fuera mi novia, y mucho menos había compartido mis secretos. Tal vez ella es mi otra mitad, como dice mi abuela. Todos somos la mitad de otra persona y, en algún momento, nos unimos para complementarnos mutuamente. Nunca creía en sus frases, pero la idea de que una chica me esté haciendo sentir un millón de cosas, empiezo a pensar que todas las historias y anécdotas de mi abuela son verdaderas.

Traer a Molly al centro de animales fue algo que no lo pensé mucho. Solo quería compartirlo con ella porque es una chica buena y amable. Tiene la misma bondad de mi abuelo y no me equivoqué en mis expectativas. Cada animal que le mostraba a Molly, ella lo acariciaba suavemente, susurrándole palabras bonitas, los alimentaba y no dejaba de preguntarme sobre su salud y su recuperación.

Novia Del Chico MillonarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora