•CIENTO CUARENTA Y UNO•

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Axel

Luego de que Molly ordenara mi maleta, porque insistió en que ella quería hacerlo, pasamos a su casa por un poco de ropa de ella, no tardamos tanto, solo se bajó corriendo y en unos minutos regresó con el bolso en sus manos.

No tuve tiempo de bajarme y una parte de mi lo agradecía, porque no sabría que decirle a los padres de Molly, sentía vergüenza por todo lo que había sucedido y, aunque Molly decía que no importaba, no podía ignorarlo.

- Listo, detén el auto aquí - me indicó mirando su celular.

- ¿Aquí? - pregunté - Estamos en la carretera, aquí no hay nada.

- Lo sé, pero no sería una sorpresa si tu conduces hasta el lugar - aseguró - Me toca conducir a mi.

- Okey, como usted diga - hablé haciéndome a la orilla.

Bajé del auto y la esperé hasta que llegó a mi lado.

Se detuvo para amarrar su cabello y respiró profundo mirando los autos que pasaban.

- Nos queda una hora de viaje - afirmó sonriendo y rápidamente se acercó para besar mi mejilla y luego subir al auto.

- Luego le cobraré los intereses, señorita Molly - aseguré cerrando la puerta y caminé hasta el otro lado para subir.

Solo sonrió poniéndose el cinturón y me miró para que yo también lo hiciera. Me acomodé apoyando mi cabeza en el respaldo del asiento y cerré los ojos.

- Axel, no te duermas - se quejó antes de acelerar - No puedes dormir.

- Dijiste que era sorpresa, si me fijo en el camino, ya no será sorpresa - respondí abriendo los ojos.

- Está bien, cierra los ojos, pero no duermas, porque si pasa algo debes estar despierto.

- No te preocupes, tú manejas bien, creo que eres la única persona que sigue al pie de la letra todas las leyes del tránsito, no pasara nada - sonrió levemente y volví a cerrar los ojos.

- Muy bien - respiró profundo y sentí como comenzamos a movernos.

Ya sabía que iríamos a la playa, porque tomamos el único camino que nos lleva a la playa y cuando comenzó a hacer mi maleta, me preguntó dónde tenía mis shorts.

Pero agradecía que hiciera todo esto y tenía razón, necesitábamos alejarnos de todos.

Quería olvidar todo y no seguir atormentando con quien realmente era mi padre. Le haría caso a Molly, olvidaría todo y solo disfrutaría estar junto a ella, solo eso necesitaba.

Abrí los ojos levemente para fijarme en cómo conducía. Su mirada estaba fija en el camino y se notaba lo concentrada que estaba. Sonreí viéndola, todo lo que Molly hacia, lo hacía con cuidado y no fallaba en nada.

- Por cuál era - susurró viendo los caminos.

- El de la derecha - respondí haciendo que me mirara.

- ¿No tenias los ojos cerrados? - preguntó - ¿Y cómo sabes qué es el de la derecha?

- No puedo evitar mirarte - respondí acomodándome - Y el camino izquierdo te dirige de vuelta a la ciudad, el de la derecha no - mentí, pero sabía que el de la derecha te lleva a la playa.

- Gracias - susurró yendo por el de la derecha - ¿Ya sabes a dónde vamos? - preguntó

- Claro que no, si por aquí se pude ir a muchos lugares, no solamente a la playa y los shorts también se pueden usar en distintas partes, ¿No?

- Ay Axel, ya lo sabes - se quejó - Se suponía que debías sorprenderte.

- Me has sorprendido, Molly - aseguré - No te preocupes, que siempre me sorprendes - sonrió levemente y continuó manejando.

Novia Del Chico MillonarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora