•CIENTO TREINTA Y SEIS•

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Molly

Terminé de ponerme mi pijama y me fijé en el espejo. Mi mano se dirigió al collar que Axel me regaló. Inconscientemente sonreí mirando la pequeña piedra roja que colgaba. Respiré profundo y salí del baño.

Axel no estaba en la habitación. Iría a dejar las bandejas del almuerzo mientras yo me cambiaba, pero no pensé que tardaría tanto.

Caminé hacia la cama, ordenándola un poco para acostarme. Sin embargo, antes de hacerlo, la puerta se abrió y sonreí al ver a Sophie correr hacia mí.

- ¡Molly! - gritó abrazándome.

- Sophie, con cuidado - habló mi madre entrando detrás de ella junto con Axel.

Se separó de mí para ver mi rostro y agachó rápidamente la mirada.

- ¿Qué pasa? - pregunté levantando su mentón con mi mano.

- Yo no dije dónde estabas - respondió. - Lo siento, yo no quería que te pasara algo malo.

- Sophie - hablé hincándome - ya estoy bien, no te preocupes. - Asintió levemente. - Solo debes prometerme algo.

- ¿Qué? - preguntó confundida.

- Nunca más creerás en las palabras de Derek u otra persona que no sea mamá, papá o Axel, ¿Okey?

- Okey - respondió estirando su dedo meñique para unirlo con el mío. - Mamá ya me dijo que Derek es una mala persona, no volveré a hablar con él - afirmó bajando la mirada. - Nunca más - aseguró acercándose para abrazarme.

No podía culpar a Sophie; ella era solo una niña y estaba segura de que no entendía todo lo que había sucedido con Derek. Desde que Sophie nació, él la trató como a una hermana y prácticamente era el único amigo para ella.

- ¿Y papá? - preguntó alejándose de mí. - ¿Dónde está? - volvió a preguntar y miré a mi madre. - Mamá dijo que estaba aquí - murmuró mirando a su alrededor.

- Sí, hija, está aquí - habló despacio acercándose a nosotras. - Ven, vamos a verlo. - Estiró su mano y Sophie la tomó, volteando a verme.

- ¿Tú también puedes ir? - preguntó y asentí con la cabeza poniéndome de pie.

- Sí, yo también iré - respondí.

- ¿No debes reposar? - preguntó mi madre y negué con la cabeza.

- Ya estoy bien, vamos - aseguré y miré a Axel, quien se acercaba a mí.

- ¿Traigo la silla de ruedas? - preguntó Axel.

- No es necesario, ya puedo caminar - respondí. - Vamos. - Mi madre asintió con la cabeza y caminamos hacia la salida.

Me afirmé del brazo de Axel caminando lentamente. Ya me sentía bien, pero aún me mareaba un poco. Supongo que es por todas las horas que he estado acostada.

- ¿Dónde está? - preguntó Sophie cuando salimos de la habitación. - ¿Fue a comer? - preguntó nuevamente caminando hacia la habitación de él.

- Hija, papá está durmiendo - respondió suavemente mi madre.

- A papá no le gusta dormir de día - habló confundida y mi madre se detuvo afuera de la habitación.

- Él tuvo un accidente - explicó acariciando sus manos. - Y ahora está durmiendo mientras su cuerpo se recupera. - La miró confundida y su vista se dirigió a mí. - Vamos a verlo, pero no podemos despertarlo. - Asintió con la cabeza confundida mientras mi madre abrió la puerta.

- ¿Quieres que espere aquí? - preguntó Axel antes de entrar y negué con la cabeza.

- No quiero molestar.

Novia Del Chico MillonarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora