•TREINTAISEIS•

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Molly

Luego de pasar a buscar las pocas cosas que tenía en la casa de Axel, Freddy me llevó a mi casa y en el camino no pude evitar pensar en lo rápido que todo pasó.

Hace unos días, estaba junto a Axel, fingiendo ser su novia, estando cerca de él, durmiendo en la misma habitación, sintiendo su aroma, escuchando su voz y sintiendo su presencia junto a la mía. Todo eso es algo a lo que ya me estaba acostumbrado y cada día me gustaba más, pero todo se había acabado, finalmente todo termino, no volveré a despertar a su lado, no volveré a sentirme segura porque él está junto a mi y no volveré a sentir esa sensación extraña en mi estómago cada vez que se acercaba a mi

- Señorita, ya llegamos - refregué rápidamente mi rostro y miré la casa

- Muchas gracias - bajé del auto cuando Freddy me abrió la puerta y tomé mi bolso - De verdad, muchas gracias

- No tiene nada que agradecerme señorita, ¿La espero o se quedará aquí?

- Me quedaré aquí

- ¿Mañana paso por usted temprano? – preguntó y desvié la mirada – El señor Axel me indicó que por unos días debía seguir llevándola y no me molesta hacerlo, en realidad me siento más productivo, porque hay días que el señor Axel maneja solo y yo me quedo sin nada que hacer – me explicó

- Esta bien – respondí – Yo le aviso y muchas gracias - me despedí de él y cuando el auto se alejó, entre a mi casa

Sentí su aroma, el que tanto extrañaba, miré el pequeño comedor, tenía un poco de polvo porque seguramente mi madre pasaba más en la clínica que en casa, caminé hacia mi habitación, pero me detuve en la de Sophie

Miré lentamente todas las cosas que habían sobre la cama y sobre el mueble, claramente esa maleta no era de Sophie y mucho menos esa ropa de hombre

No quise acercarme, sabía perfectamente lo que había pasado, mi madre había aceptado que el señor que nos abandonó volviera a la casa como si nada hubiera pasado. Sentí como la rabia invadió mi cuerpo y no dudé en marcarle a mi mamá

- Alo, hija

- Mamá, por favor dime qué no le abriste las puertas de la casa a ese señor

- ¿Estás en la casa? - preguntó nerviosa

- Volví y me encuentro la habitación de Sophie llena de las cosas de ese hombre

- Molly, cálmate, podemos conversar, voy llegando a la casa, espérame ahí

- Bien - colgué y caminé a mi habitación

Me senté en mi cama respirando profundo para no llorar, no quería hacerlo, ese hombre no merecía ninguna lágrima mía y no le iba a permitir que me afectara de esta manera. Me puse de pie y caminé hacia el pequeño clóset que tenía, por fin podía usar mi ropa, aunque la otra era más linda, encontraba más cómoda la mía

No me complique al escoger algo, tomé una camisa blanca, unos jeans negros y unas zapatillas, me cambie, dejando con cuidado la ropa que traía dentro del clóset

Sali de la habitación por un vaso de agua y sentí la puerta principal abrirse

- Molly - escuché la voz de mi madre

- Bien - me crucé de brazos mirándola fijamente - ¿Cuándo pensabas decirme que le abriste las puertas a ese señor? – pregunté - Mamá, ¿Se te olvidó que nos abandonó? Pareciera que olvidaste por todo lo que tuvimos que pasar

- Te lo iba a decir, pero no pensé que te vinieras tan luego, creí que debías seguir fingiendo con ese muchacho y tienes que entender que las personas se equivocan, tu padre está aquí para arreglar el daño que hizo, démosle una oportunidad, nada más

Novia Del Chico MillonarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora