•CINCUENTAISEIS•

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Molly

Mis nervios aumentaban a cada momento, no me esperaba que esa fuera la sorpresa de Axel, pensé que sería algo más sencillo, Realmente me sorprendió y no quería arruinar lo que él había preparado, por eso acepté, pero cada segundo me arrepentía más.

– Listo – el chico terminó de ponerme el arnés y darme unos lentes transparentes – Bien, señor, póngase la mochila – se acercó a Axel y lo ayudó a ponerse una mochila de color negro que tenía varias cosas colgando de ella – Ahora los conectaré a los dos, señorita, acérquese – hice caso como un robot y me puse delante de Axel

Sentí cómo conectaba unas correas y me hizo sentir más segura estar casi pegada a Axel, pero de todos modos estaba nerviosa.

– Estamos en altura – habló el piloto

– Estamos listos – el chico se alejó de nosotros y miró a Axel – ¿No es necesario que te recuerde cómo hacerlo? – preguntó

– Claro que no – respondió

– Bien, señorita, usted relájese que está en las mejores manos – sonreí nerviosa y se acercó para abrir la puerta

El viento entró de golpe y sentí cómo Axel reía detrás mío por mi reacción

– Vamos – el chico me hizo una seña para que caminara, pero mis pies no quisieron hacerlo

– Molly, todo estará bien, confía en mí – habló Axel en mi oído y respiré profundo para avanzar hacia el borde de la puerta

– Okey, escucha – me habló el chico – Tienes que tener tus manos aquí – apuntó mi arnés y puse mis manos apretando fuerte la correa – mantén tu cabeza hacia arriba y cuando ya estén en el aire si quieres abres tus brazos, si se te tapan los oídos, te tapas la nariz y soplas fuerte, al llegar al suelo estira los pies como si estuvieras sentada y Axel hará lo demás - asentí nerviosa - Contaré hasta tres y saltarán

– Axel, es muy alto – retrocedí con miedo haciendo que Axel también lo hiciera – No podré

– Molly, saltaremos juntos, estamos unidos y nada malo nos pasará – besó mi cabello y me volteé a verlo – Anda, vamos, debemos saltar ahora – asentí con la cabeza y me puse donde el chico me dijo

No quería mirar hacia abajo, estábamos demasiado alto y sentía en cualquier momento que mi corazón se iba a detener

– ¿Lista? – preguntó el chico y negué con la cabeza – Okey, uno... – comenzó a contar – dos... – cerré los ojos con miedo – Y tres, ¡ya! – sentí cómo mis pies ya no tocaban nada, abrí los ojos sintiendo el viento golpear mi rostro, miré las nubes y por un momento la sensación de miedo iba desapareciendo

Axel llevó sus manos a las mías para que las soltara de la correa, le hice caso, pero me aferré a sus manos.

La sensación se volvió más agradable, solté sus brazos para abrirlos sola y miré todo el paisaje de la región, realmente era una vista hermosa

Sentí cuando Axel abrió el paracaídas y nos enderezamos levemente, mi corazón comenzó a calmarse, no era tan difícil respirar y podía apreciar mejor el paisaje

– Mira – habló en mi oído tomando mis manos y llevándolas a unas correas amarillas – Con esto lo guías – hizo que tirara a la derecha y nos giramos levemente

– Es genial – hablé sorprendida y cerré los ojos por un momento, sintiendo el aire chocar con mi rostro

– La sorpresa principal está ahí abajo – escuché y llevó sus manos hacia las mías haciendo que giráramos a la izquierda

Mi mirada se centró en el suelo, a tan solo unos metros de nosotros había un grupo de personas que rodeaban un gran cartel.

Mi corazón comenzó a latir y mis nervios aparecieron nuevamente cuando nos acercábamos y se veía más claro lo que tenía escrito.

Leí varias veces lo que decía el cartel de color blanco con letras rojas:

"Molly Johnson 

¿Quieres ser mi novia?"

Parpadeé un par de veces para ver si esto era la realidad, o estaba soñando y aún seguía durmiendo en su auto

Cada vez nos acercábamos más al cartel y las letras eran más claras, quería hablar, pero las palabras no me salían, una parte de mí aún no la creía y la otra estaba demasiado emocionada.

– Estira las piernas – parpadeé nuevamente dándome cuenta de que estábamos llegando al suelo, estiré las piernas y en unos segundos ya habíamos tocado el suelo.

Unos hombres llegaron para sacar el paracaídas y separarme de Axel, me ayudaron a ponerme de pie y me quedé congelada al ver que las letras estaban hechas de rosas rojas.

– Aún espero una respuesta – Axel se puso delante de mí y me quitó los lentes de la cara

– Axel – murmuré sorprendida y arreglé mi cabello

– Molly, no quiero seguir fingiendo, quiero que seas mi novia de verdad, sin mentiras y sin nada que ocultar – sonreí olvidándome de todo el mundo y pensando solo en nosotros

– Me dijiste que no podía rechazar lo que tenías preparado 

– ¿Eso es un sí? – asentí con la cabeza

– Sí, me encantaría ser tu novia de verdad – sonrió y no dudó en acercarse para besarme

Toda su felicidad me la transmitió a través de sus labios, reemplazando el miedo que sentía hace unos minutos atrás y mis nervios iban desapareciendo, pero mi corazón seguía latiendo rápido por la emoción

– No sabes lo feliz que estoy – susurró sonriendo – Te prometo que te haré feliz y no arruinaré esto – sonreí y lo abracé

– Gracias Axel, me ha encantado la sorpresa – me separé de él y miró a su alrededor

– ¿Crees que ya terminó? Está recién comenzando – habló con una sonrisa – Hay que quitarnos esto – miró a uno de los hombres que estaban a varios metros de nosotros y corrió hacia nosotros

– ¿Recién comenzando? – pregunté confundida

– Así es, ahora iremos a almorzar y luego iremos a otro lugar

Comenzaron a quitarnos los arneses y luego me acerqué al cartel para ver todas las rosas

– Creí que eran de verdad – hablé cuando toqué una y me di cuenta de que eran de plástico – De todos modos son hermosas

– Mi idea era que fueran de verdad, pero en algún momento las de verdad se marchitan y tendrías que botarlas

– ¿Puedo llevármelas? – pregunté y asintió con la cabeza - Pero son muchas, ¿Cómo lo hago?

– No te preocupes por eso, luego lo veremos – lo miré confundida y extendió la mano para ayudarme a ponerme de pie – No me has dicho si te gustó tirarte en paracaídas – asentí con la cabeza

– Fue mucho mejor de lo que pensaba, gracias por traerme

– No me agradezcas nada, ahora vamos a almorzar, nos deben estar esperando – dio un paso para avanzar pero lo detuve tirando de su mano

– ¿Podemos tomarnos una fotografía? – pregunté nerviosa y sonrió asintiendo con la cabeza

– Ya nos han tomado varias, pero si quieres posar para una más, no hay problema – habló levantando la mano levemente y un chico llegó junto con una cámara

– No sabía que...

– No me gusta que me tomen fotografías tan cerca, pero por ti haré excepciones – me interrumpió y sonreí mirando la cámara.

Novia Del Chico MillonarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora