•CIENTO TREINTA Y CUATRO•

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Axel

No, no, por favor no lo hagas – abrí mis ojos al escuchar la voz de Molly – Suéltame, no me toques – me puse de pie rápidamente para prender la luz y acercarme a ella – ¡No!, ¡Aléjate! – gritó negando con la cabeza.

– Molly – la llamé moviéndola – Hey, Molly, despierta – me senté a su lado despertándola.

Abrió los ojos de golpe con la respiración acelerada, su mirada buscó la mía y rápidamente se acercó para abrazarme.

Sentía como temblaba y su corazón latía aceleradamente.

– Tranquila, solo fue una pesadilla – susurré acariciando su cabello – Ya estás a salvo, Molly – se aferró a mí y poco a poco su respiración fue volviendo a la normalidad – Te traeré agua – me iba a poner de pie, pero no se alejó de mí.

– No lo recuerdo – soltó con la voz quebrada y asustada – Derek intentó violarme, pero no recuerdo si lo hizo o no.

La aferre a mí, sintiendo lo mal que estaba, sentía rabia por Derek y deseaba retroceder el pasado para haberlo alejado de Molly mucho antes, ella no se merecía nada de esto.

– Cierro los ojos y la imagen de él sobre mí no se va – murmuró – No sé qué más me hizo, no lo sé, Axel – sentí cómo lloraba y tragué profundo para hablar sin el nudo en la garganta.

– No volverá a tocarte, nadie volverá a dañarte – afirmé – Sé que no será fácil olvidar lo que has pasado, pero ya verás cómo tu mente se mantendrá ocupada y no pensarás en ello.

– Me siento asquerosa, Axel, le pedí que no me tocara, pero no me hizo caso.

– Él pagará por todo lo que te ha hecho, Molly – la alejé unos centímetros para mirar su rostro – Eres una chica fuerte y...

– No – me interrumpió – No soy tan fuerte, Axel – afirmó, bajando la mirada mientras caían las lágrimas de sus ojos – Y es muy difícil serlo.

– Ven aquí – volví a abrazarla y respiré profundo – Yo estoy aquí, me tienes a mí y te daré toda la fuerza que necesites – aseguré – No estás sola y prometo que te haré muy feliz, sea como sea, serás feliz y esto solo será un mal recuerdo.

Acaricié su cabello y no la solté hasta que su corazón comenzó a latir con normalidad, al igual que su respiración.

Escucharla e imaginar que el imbécil de Derek la había tocado hacía que mis ganas de ir por él aumentaran, quería que pagara por todo el daño que le hizo y no dejaría que se saliera con la suya.

Luego de unos minutos, se separó de mí, limpiando sus lágrimas y levantó la mirada hacia mí.

– No te dejaré sola – tomé su mano y con la otra acaricié su rostro.

– No recuerdo, no puedo recordar y no quiero tener la duda – aseguró, cerrando los ojos por unos segundos.

Sabía a lo que se refería y sus ojos reflejaban todo lo que estaba sintiendo.

– Podemos pedir que te realicen un examen – asintió lentamente – Pase lo que pase, no estás sola – afirmé, levantando su mentón para que me mirara.

– Gracias – me acerqué para besar su frente y luego ponerme de pie.

– Te traeré agua – caminé hacia la mesa y tomé una botella de agua – Ten – la tomó, comenzando a beber y su mano tiritaba un poco por lo asustada que estaba.

– Duerme conmigo, por favor – asentí con la cabeza y me acosté a su lado sin importar que el doctor lo había prohibido.

– Ven aquí – dejó la botella a un lado y se recostó sobre mi pecho – Ahora cierra los ojos y piensa en el futuro – la cubrí con mi brazo y apoyé mi rostro sobre el suyo – Piensa en la exitosa pastelera que serás, todo el mundo querrá contratarte o trabajar contigo y cumplirás todos tus sueños.

Novia Del Chico MillonarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora