•OCHENTAIOCHO•

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Molly

Me quedé parada en la puerta de la cocina, mientras Travis le enseñaba el lugar a su abuela junto con Trinidad, y Blanca se había retirado. Aproveché para mirar mejor todo el lugar, realmente esto era un sueño, parecía una cocina de las que salían en los programas de televisión que solía ver, no iba a negar que tenía bastantes ganas de preparar algo y utilizar cada uno de los productos, pero también estaba muy nerviosa y me estaba arrepintiendo de haber aceptado.

Miré a Travis y comencé a hacer memoria recordando cuando me dejaban a cargo de mi abuelo y él me llevaba a la casa de su amiga, la cual tenia un nieto 3 años mayor que yo, pero no entendía por qué Travis no me dijo algo o tal vez tampoco me recordaba.

- Está igual a como la recuerdo, solo que has renovado los muebles y máquinas - afirmó su abuela sonriendo - Me alegro de lo que has logrado Travis, no sabes cuánto me alegra - su nieto sonrió y luego las miradas se dirigieron a mi - Okey, yo estaré tomándome un café, ustedes hagan la magia - afirmó y Trinidad tomó su brazo para caminar hacía la salida.

- Aquí hay un delantal para Molly - me volteé al escuchar a Blanca y me pasó un delantal para cubrir mi camisa.

- Gracias - hablé tomándolo con nervios.

- Molly, yo confío en ti - habló su abuela antes de salir - Relájate y déjate llevar - sonreí asintiendo con la cabeza y las tres se retiraron.

Aún no comprendía su forma de hablarme y mirarme, hace años que no hablábamos ni nos veíamos, pero para ella pareciera que pasó un día y que me conoce perfectamente.

- Muy bien - miré a Travis quien se acercó a uno de los cajones - Lo primero es que tu cabello no quede afuera de este gorro - se acercó a mí y me pasó un gorro blanco - Lo segundo es lavarte las manos - tomé el gorro y me indicó el lavado.

- Okey - susurré poniéndome el delantal y el gorro, para luego caminar hacia el lavado.

- ¿Sabes preparar un pastel de chocolate? - preguntó mientras lavaba mis manos.

- Sí, pero...

- Bien - me interrumpió - Comenzaras por eso y olvídate de los peros - sequé mis manos y asentí con la cabeza - Aquí están los ingredientes - habló caminando hacia el mueble pegado a la pared y lo seguí - En estos cajones encontrarás de todo y por ahí están todos las herramientas para cocinar - miró el mueble de al frente y asentí con la cabeza - ¿Alguna pregunta? - agaché la mirada por unos segundos y respiré profundo.

- ¿Usted recordaba quien era? - pregunté despacio y soltó una leve risa.

- Sí - afirmó.

-¿Y por qué no me dijo nada?

- Porque tú no me recordabas y ya había pasado mucho tiempo - contestó caminando hacia la repisa que tenía todos los recipientes - La primera vez que nos vimos, pensé que venías porque de alguna forma me habías encontrado, pero luego me di cuenta que no tenías ni idea de quién era - tomó un recipiente y lo llevó hasta el mesón - Saca los ingredientes que necesites - asentí con la cabeza y me volteé abriendo el cajón.

- ¿Usted me reconoció altiro? - pregunté tomando un sobre de harina.

- Eres la única Molly que he conocido y prácticamente sigues igual, no fue muy difícil hacerlo - respondió - Pero no te preocupes, yo tampoco me hubiera reconocido, ya no soy el pequeño chico que tenía obesidad, ni tengo la misma voz, y me sigo llamando igual, pero tú jamás me decías Travis, me decías...

- Tis - lo interrumpí dándome la vuelta y asintió con la cabeza.

Poco a poco mis pensamientos se iban llenando de recuerdos junto con un pequeño chico, al cual yo llamaba Tis y con el cual pasaba cocinando mezclas raras.

Novia Del Chico MillonarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora