•CIENTO TREINTA Y OCHO•

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Axel

Abrí los ojos viendo el techo de la habitación de Molly. Me giré levemente, mirando a Molly dormir a mi lado. Llevé mis dedos a su rostro para mover los pequeños mechones de cabello que la tapaban. Sus labios formaban una leve sonrisa y me preguntaba qué estaría soñando.

Ayer fue un buen día. Luego de almorzar, la madre de Molly le explicó varias veces que debía cuidarse. Luego llamé a Freddy para que la llevara a la clínica, y Dakota se quedó hasta la cena para después irse a su casa.

Me moví con cuidado para alcanzar mi celular del pequeño velador. Eran las 8 de la mañana y ya tenía unos mensajes de mi madre y Ashley, preguntando cuándo hablaría con la prensa respecto a mi supuesto hijo. Los ignoré y dejé el celular donde mismo.

Respiré profundo y me levanté sin hacer ruido para no despertar a Molly. Me aseguré de que quedara bien tapada y tomé mi ropa para ir al baño.

La casa estaba en total silencio; lo único que se escuchaba eran los autos que pasaban por afuera. Caminé sin hacer ruido y entré al baño para ducharme y cambiarme de ropa.

Después de unos minutos, ya había terminado de ducharme y vestirme. Salí hacia la habitación de Molly por mis zapatos, entré y me detuve, viendo que seguía durmiendo completamente relajada.

Me senté en la orilla de la cama para ponerme los zapatos. Ella ni siquiera se movió y tampoco la despertaría. Tomé mi celular, guardándolo en mi bolsillo, y nuevamente salí de la habitación para prepararle el desayuno.

Apenas salí, sentí la puerta de la habitación de Sophie abrirse. Ella salió bostezando y se detuvo, mirándome.

- Buenos días - la saludé, hablando despacio.

- Buenos días - respondió, frotándose los ojos - ¿Qué hora es? - preguntó.

- Casi las 9 de la mañana. Molly aún está durmiendo; yo iba a preparar el desayuno - respondí y bajó la mirada.

- ¿Puedo ayudarte? Ya no tengo sueño - susurró levemente.

- Claro, vamos - asentí con la cabeza y caminamos hacia la cocina.

Aunque sabía que yo no le agradaba del todo, notaba que poco a poco tenía más confianza conmigo.

No me gustaría tener una mala relación con la hermana de Molly; solo quería que todos estuviéramos bien.

- ¿Sabes cocinar? - preguntó, sentándose en una de las sillas cuando llegamos a la cocina.

- No mucho - respondí - ¿Y tú?

- Molly me ha enseñado a hacer galletas, pero ella sabe la receta - respondió.

- ¿Y qué te gustaría desayunar? - pregunté. - Si no sabemos cómo hacerlo, lo buscamos por Internet, para no despertar a Molly.

- ¿Sabes hacer panqueques? - preguntó y asentí con la cabeza. - Molly guarda todos los ingredientes en esa puerta - indicó el mueble y me acerqué para abrirlo.

Tomé una caja de plástico que contenía diversos ingredientes. No sabía qué era cada uno, pero supongo que debía utilizarlos.

- Buscaré la receta, no recuerdo muy bien cómo hacerlos - susurré, tomando mi celular. - Bien, aquí dice que se necesita 2 huevos.

- Aquí hay - habló, bajando de la silla para caminar hacia el mueble y tomar con cuidado dos huevos.

- 1 taza de harina.

- En esa puerta - me indicó, apuntando la puerta derecha del mueble.

La abrí y vi la gran cantidad de frascos con diversos nombres. Tomé el que decía harina y lo dejé al lado de los huevos.

Novia Del Chico MillonarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora