Novia Del Chico Millonario

•CIENTO TREINTA Y SIETE•

Molly

Abrí los ojos encontrándome con Axel durmiendo a mi lado, sonreí acomodando mi rostro sobre su pecho y respiré profundo sintiendo su aroma

Me sentía más tranquila y tenía la esperanza de que desde ahora todo mejoraría. La relación con mi padre iba a mejorar y también la relación de mis padres y Axel

Notaba que a ambos ya les agradaba. Axel y mi madre tenían una leve confianza, y mi padre ya lo había aceptado y no haría nada para oponerse a mi relación. Eso me hacía feliz. Por fin, todo comenzaría a estar en orden y en paz

Levanté mi rostro para mirar el suyo y me acerqué para depositar un suave beso en su mejilla

Sus labios formaron una sonrisa y sus manos me rodearon

—¿Estás despierto? —pregunté, y él negó con la cabeza

—Estoy soñando —respondió— Soñé que mi novia se ha confundido y me ha besado en la mejilla —abrió los ojos, haciendo que sonriera— Buenos días —dijo, besando suavemente mis labios

—Buenos días —respondí

—¿Cómo te sientes? —me preguntó, apartando mi cabello a un lado

—Muy bien —respondí— Hoy me iré de aquí —aseguré feliz— Y todo comenzará a estar mejor

—Me alegra escucharla así, señorita Molly. Cuando salgas de aquí, le pediré a Marta que te prepare varias comidas para que...

—Axel —lo interrumpí, bajando la mirada

—¿Sucede algo? 

—Ahora que mi padre ya despertó, mi madre se quedará con él acompañándolo las noches que esté aquí, y Sophie quedaría sola —levanté la mirada— Me gustaría quedarme en casa con Sophie mientras mi padre esté aquí —dije en voz baja

—Claro, no te preocupes, yo...

—También podrías quedarte con nosotras —lo interrumpí— Mi cama no es tan grande, pero cabemos los dos, y solo será hasta que mi padre ya esté en casa —aseguré— Si no quieres, puedo...

—Me parece una genial idea —me interrumpió— Sabes que me encanta despertar a tu lado, pero tampoco quiero incomodar a tu hermana o a tu madre. ¿Le has preguntado?

—Mi madre ya te adora —respondí sonriendo— No se opondrá y Sophie tampoco, yo hablaré con ella

—Está bien, señorita Molly, yo encantado de quedarme con usted —afirmó mirando mis labios para luego besarlos

Sonreí cerrando los ojos cuando se separó de mí, pero los abrí al sentir la puerta abrirse

—Buenos días —habló la enfermera entrando con unas bandejas

Axel se separó de mí, pero antes de que se pusiera de pie lo detuve tomando su brazo

—Espera —dije en voz baja— Buenos días —saludé a la enfermera sentándome— ¿También hay para Axel? —pregunté

—Sí, la bandeja que tiene las pastillas es para usted, señorita —respondió acomodando las bandejas sobre la mesa

—Muchas gracias —respondí sonriendo cuando las acercó hasta nosotros— ¿A qué hora puedo irme? —pregunté

—A las 12 —respondió— Los dejo desayunar, vuelvo en unos minutos por las bandejas

—Está bien, muchas gracias —asintió con la cabeza y se retiró— Muy bien, señor Axel, a desayunar —indiqué sonriendo