•SETENTAINUEVE•

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Axel

Cerré la llave cuando mi cuerpo ya estaba totalmente relajado, salí de la ducha tomando una toalla y secando mi cuerpo.

Envolví la toalla en mis piernas y salí del baño, la habitación estaba totalmente vacía. Me sorprendí por algunos segundos, no creí que Molly fuera tan rápida para arreglarse, o tal vez yo me demoré demasiado.

Caminé hacia el clóset, tomé mi ropa y comencé a cambiarme.

Luego de unos minutos ya estaba totalmente vestido y Molly aún no aparecía, por lo que salí de la habitación para buscarla.

Me detuve cuando la vi limpiando las escaleras. Levantó su mirada para verme y la miré totalmente confundido.

- No me mires así, estaba todo mojado y fue por nuestra culpa, tu abuela o alguien más se podía resbalar.

- Dámelo - caminé hacia ella cuando subió - Yo sigo - alejó el trapero de mí y negó con la cabeza - Fue mi culpa.

- No te preocupes, no me molesta hacerlo - continuó limpiando el suelo. Di un paso más, pero me quedé callado cuando mi padre apareció por las escaleras.

- Buenos días - habló con una sonrisa acercándose hasta nosotros - ¿Molly es tu nueva empleada? - preguntó mirándola y soltando una leve risa.

- Papá, es temprano, no empieces con tus estupideces.

- No seas gruñón, era broma - se cruzó de brazos - Solo venía a saludarte.

- Ya lo hiciste, ahora no tienes nada que hacer aquí arriba - afirmé.

- Molly, ¿Es así todos los domingos? - preguntó - ¿O aún no le bajó la botella de vino que se tomó anoche con Keith? - Molly me miró confundida y mi padre soltó una risa - ¿No le contaste que anoche bajaste a tomar vino? - me preguntó con una sonrisa.

- Sí, lo hizo - mintió - Y no le veo nada de malo.

- No te relajes tanto, Molly, porque Axel no pierde ninguna oportunidad y mucho menos con Keith - habló mirándome fijamente - Si no me crees, pregúntale a Ashley, que por cierto, me enteré de que está en la ciudad.

- ¿Te das cuenta de las estupideces que hablas? - pregunté.

- Que tú encuentres que la verdad son estupideces, es tu problema, hijo - respiró profundo y miró a Molly - Conste que yo te lo advertí, pero si necesitas consuelo, solo llámame, soy muy bueno consolando.

Molly lo miró con cara de asco, pero él solo se dio la vuelta con una sonrisa en su rostro y se retiró de nuestra vista.

Miré a Molly, pero solo bajó la cabeza para seguir trapeando hacia la habitación.

Entró a la habitación y no dudé en seguirla, cerré la puerta luego de entrar y me acerqué a ella.

- ¿Y qué tal? - preguntó sin mirarme mientras secaba el agua del piso - ¿Cómo estuvo el vino? O mejor dicho, ¿Cómo estuvo la compañía? - solté una pequeña risa al escuchar cómo su tono de voz había cambiado.

- Estuvo muy bueno - bromeé - No sé si fue mejor la compañía o el vino, tendría que repetirlo para poder decidir - se detuvo y me miró levantando ambas cejas.

- Es tu turno - habló soltando el trapero para que la tomara - Yo me arreglaré para ir a ver a mi madre.

Dejé que el trapero cayera al suelo y tomé su brazo antes de que se fuera.

- Molly, es broma, anoche no bajé a tomar con Keith, me llamó para hablar sobre una agencia que quiere abrir en la ciudad y luego de eso me ofreció vino. Tomé casi una copa y nada más - se alejó de mí y se cruzó de brazos respirando profundo.

Novia Del Chico MillonarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora