Capítulo 102

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Meses después, Any y Poncho fueron a almorzar al departamento de Domínica, pues tanto ella como Alejandra y Gonzalo, tuvieron que darle una mala noticia a Any. Ninguno supo cómo decirle, no encontraban las palabras adecuadas, así que le entregaron una carta que los doctores encontraron bajo la almohada de Julián:

"Querida Anahí;

Mi querida Anahí, siempre fuiste eso: querida, pero no supe quererte y me encargué de separarte de mí.

Gracias a Alejandra y a Gonzalo pude recordar todo. Y no me perdono todo el daño que te hice.

Sé que no fui la mejor persona en los últimos dos años, sé que no te cuidé como debía y ahora entiendo por qué has venido tan pocas veces a visitarme desde que desperté del coma.

Si estás leyendo esto es porque he decidido no seguir con vida. Sé que alguna vez te dije que tú eras la única razón por la que me mantenía vivo. Pero no quiero que te sientas culpable por mi muerte. Yo soy el único culpable.

Los doctores me dijeron que no podría recuperar la movilidad por mucho que siguiera asistiendo a rehabilitación. Y sé que jamás te iba a recuperar a ti. Te hice entrar al club, dejé que te acostaras con hombres desconocidos, te descuidé cuando Belén llegó a nuestras vidas, te amenacé, te obligué a darme sexo, amenacé a Poncho y su familia, amenacé a Aarón, y hasta llegué a pensar en secuestrarte con tal de tenerte a mi lado y no perderte, sin darme cuenta de que te había empezado a perder hacía mucho tiempo. Y hasta convertí tu embarazo en algo de riesgo, poniéndolos en peligro a tu hijo y a ti.

Sé que lo único sincero que me dabas era el sueño de poder ver en mí al hombre de siempre. Pero mis problemas iban en aumento y no sé cuánto tiempo tardaría en poder deshacerme de ellos.

No quiero seguir con esta vida de mierda que tengo, pues estando aquí he recibido visitas de personas a las que debo grandes cantidades de dinero, amenazándome con que les pagaba o se encargaban de matarme. No quería seguir siendo el mismo de los últimos años, por eso lo mejor era que no siguiera entre ustedes, los vivos.

La última vez que viniste a verme me dijiste que no me deseabas ningún mal y que me habías perdonado todo, pero no soporto la idea de perder a la única persona que ha estado a mi lado toda la vida. Gracias por tu perdón. Y gracias por el perdón de tu novio.

Cuídate, cuida de tu hijo, que espero que nazca sano, y cuida de tu familia, porque mereces ser feliz.

Sé que no debería pedirte nada. Pero te pido que no me llores, que no me despedidas, que no acudas a mi funeral. Merezco irme solo, a pesar de aterrarnos morir en soledad, algo que nunca te pasará a ti y que yo merezco.

Te voy a amar siempre. Incluso después de muerto.

Julián."

Any no pudo contener las lágrimas y se aferró a los brazos de su amiga, incapaz de soltarla. Poncho no la tocó. No se le acercó. Creía que era mejor dejar que abrazara a Alejandra todo el tiempo que fuera necesario. Pero después de unos minutos abrazada a ella, Any dio un grito de dolor, comenzó a sentir dolores en su vagina, llegando a llorar aún más y asustando a todos los presentes.

Poncho: Mi amor, ¿qué te pasa?
Domínica: Llévala a mi cama, Poncho. ¡Apúrate!

Poncho la llevó de inmediato a la cama de Domínica y llamaron a una ambulancia, que tardó unos segundos en llegar. Poncho la acompañó en la ambulancia sin soltarle la mano mientras ella seguía gritando de dolor y respirando cada vez más rápida y más profundo.

Pasión y Amor van UnidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora