Capítulo 93

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Cuando llegaron a la casa salieron todos de la alberca, se envolvieron en sus toallas y mientras se secaban, Poncho y Any fueron a la cocina para llevar a la mesa las bebidas de cada uno y servilletas de papel. Nadie nombró a Julián, sólo Silvia, que preguntó por él una vez, pero Any le dijo que se había tenido que ir a la capital.

Después de comer, Poncho se acercó a Any, dejó un beso en su mejilla y pasó su pelo por detrás de su oreja sonriéndole.

Poncho: ¿Quieres descansar?
Any: Me gustaría dormir un poco antes de irnos, la verdad.
Poncho: ¿Quieres que te acompañe?
Any: No -dijo poniendo una de sus manos en la mejilla de él-. Quédate con Silvia. Este fin de semana casi no estuvo contigo.
Poncho: Estuvo contigo y la malcriaste -dijo, haciéndola reír-. ¿Me vas a llamar si necesitas algo? -Any asintió-. Voy a estar pendiente del celular.

Diego observaba todo con mucha atención, pues en ningún momento nadie le había contado la verdad sobre todo esto. Alejandra no quiso que un desconocido para Any pudiera saber toda la verdad sobre su vida. Ya demasiada gente estaba involucrada.

Luego de que Any salió, Diego comenzó a hacerle preguntas a Domínica, pero tampoco ella le contó la verdad. Nada más le dijo que Poncho y Anahí eran muy amigos y que estaba preocupado por ella.

Cuando Any se fue a descansar, lo hizo en la habitación de Silvia. No quería estar en la misma cama en la que había dormido Julián dos noches seguidas, una cama en la que lo llegó a besar y en la que él trató de mantener relaciones con ella.

Justo cuando cerró los ojos, sintió la puerta abrirse.

Poncho: ¿Estás despierta?
Any -sonriendo-: No me diste tiempo de dormirme.
Poncho: Es que hay una persona que te quiere decir algo.
Any: ¿Ah, sí? ¿Quién es esa persona? -Dijo incorporándose para sentarse en la cama-.
Poncho: Es una princesa de cinco años, muy traviesa.
Silvia: Yo no soy traviesa -dijo haciéndolos reír y acercándose a la cama donde se acostó Any-. ¿Te vas a dormir?
Any: Sí, mi amor. Quiero descansar un ratito.
Silvia: ¿Pero un ratito chiquito?
Any: Un ratito chiquito. ¿Qué me querías decir? -Poncho entró en la habitación, sentándose en una silla que había-.
Silvia: Nada más te quería dar un beso. ¿Puedo?
Any: Pero claro que puedes, mi vida -dijo recibiendo un beso y un abrazo de Silvia-.
Silvia: ¿Y puedo darte un beso tronado muy fuerte?
Any -rio-: Puedes darme todos los besos que quieras. Y más aun si son besos tronados.

Silvia le dio un beso muy fuerte a Any haciéndola reír nuevamente.

Any: ¿Sabes que tus besos y tus abrazos me renuevan el alma? -Dijo abrazando a la pequeña-.
Silvia: ¿Qué significa que te renuevan?
Poncho: Renovar significa hacer que una cosa parezca nueva -intentó explicarle-.
Silvia: ¿Y entonces qué significa que te renuevan el alma? –Preguntó separándose de Any y mirando a su tío-.
Any: Pues... En mi caso... Quise decir que haces que mi alma sea un alma nueva. Me llenas de alegría, Silvia.
Silvia: ¿Y eso es bueno?
Any: Muy bueno -dijo acariciándole la carita-.
Silvia: Bueno, entonces me alegro. Y ya me voy a la alberca.
Poncho: No, Silvia. Ya no hay nadie bañándose.
Silvia: ¿Pero y por qué no me puedo bañar yo? Papá, eres un amargado.
Poncho: Silvia, no quiero que estés sola en la alberca. Mi amor, no sabes nadar.
Silvia: Sí sé. Me enseñó Diego. Y Edgar y Alejandra me enseñaron a aventarme de cabeza -Poncho y Any estallaron en una carcajada-. Yo me quiero bañar.
Poncho: Te vas a bañar, pero en la tina. Cuando regresemos a la ciudad, vamos a cenar con tus abuelos.
Silvia: ¿Ya ves? No me deja hacer nada -le dijo a Any-. Me odia.
Any: Silvia, mi amor... Tu... Tu papá -dijo mirando a Poncho- lo único que quiere es protegerte. Si no hay nadie en la piscina, no vas a estar solita. Y te tienes que dar un baño y verte hermosa para tus abuelitos. Hace una semana que no los ves. Y tu papá no te odia, corazón. Te ama mucho más que a su propia vida.
Silvia: ¿Y entonces qué hago? Porque si ya me pongo guapa, me voy a aburrir.
Any: Puedes ver caricaturas. O jugar con tu muñeca.
Silvia: Es que Edgar está viendo tv.
Any: Tú le dices a Edgar que yo le ordeno que te dé el control de la tv. Ya verás cómo te deja ver caricaturas.

Pasión y Amor van UnidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora