Capítulo 87

198 16 0
                                    

Silvia: ¿Se estaban besando? -pregunto con una sonrisa pícara en su cara-.
Any: No, Silvia. ¿Cómo se te ocurre? -contestó llevándose una mano a la nuca, cosa que siempre hacía cuando estaba nerviosa-.
Silvia: Yo los vi.
Poncho: Viste mal, princesa. A Any se le metió algo en el ojo y la estaba ayudando a sacárselo.
Silvia: ¿Me vas a ayudar tú? -le preguntó a Any-.
Any: Si, mi amor.
Silvia: Entonces quiero que se vaya.
Poncho: Silvia, Anahí también tiene que prepararse. Deja que yo te ayude.

Julián entró en esa habitación seguido de Dominica, quien no fue capaz de detenerlo. Encontrándose con Poncho arrodillado al lado de su sobrina y Any sentada en la cama.

Any: Julián, ¿qué haces aquí? –Preguntó levantándose tras ver una mirada a punto de echar fuego-.
Julián: ¿Y tú?
Any: Ya te dije que iba a ayudar a Silvia.
Dominica -quedándose en la puerta-: ¿Pasa algo?
Poncho –suspiró-: Lo único que pasa es que parece que con Anahí cerca, no puedo acercarme a mi propia sobrina.

Dicho esto, Poncho salió de esa habitación enojado hasta llegar a la que sería su habitación, seguido de Domínica.

Julián: ¿Por qué dijo eso?
Any: Silvia no quiere que Poncho la ayude a vestirse –dijo en un suspiro-. Eso es todo –dijo dando un brinco al escuchar un portazo, pudiendo ver que Silvia volvió a encerrarse en el baño-.
Julián: ¿Niña caprichosa?
Any –rodó los ojos-: Ay, Julián... No me apetece nada escuchar tus comentarios –se voltea y comienza a llamar a la puerta del baño-. Silvia... Ábreme, chiquita –le pide dulcemente-.
Silvia: ¡¡No quiero!!
Any: ¿Por qué no? Ya se fue tu tío.
Silvia: Pero está Julián.
Any –miró a Julián y volvió a mirar a la puerta-: ¿Quieres que también se vaya?
Silvia: Sí.
Any –mirando a Julián y volvió a suspirar-: Ya la escuchaste Julián. ¿Te puedes ir? Por favor.
Julián: ¿Así vas a criar a nuestro hijo? ¿Complaciéndole todos los caprichos que tenga? –Preguntó alzando una ceja-.
Any –frotando sus ojos con sus manos para no perder la cordura-: Julián, por favor. Ya basta. No llevamos ni tres horas aquí. No empieces...

Julián se fue de la habitación y Any se quedó pensando en cómo era capaz de tenerle tanta paciencia a ese hombre.

Silvia: ¿Ya se fue? –Preguntó a Any de sus pensamientos-.
Any: Sí mi amor, ya se fue. ¿Puedes abrirme? -Silvia comenzó a abrir la puerta lentamente-. Silvia... ¿qué te pasa?
Silvia: Me vas a regañar, ¿verdad?
Any: No, mi amor. No te voy a regañar. Nada más quiero que me expliques por qué actúas de esta manera. Tú no eres así, Silvia –dijo sentándose en la cama-.
Silvia: Es que estoy enojada con Poncho.
Any: ¿Y por qué estás enojada con él? -Preguntó aguantando la risa-.
Silvia: Porque no me dejaba venir en tu coche. Y yo quiero estar contigo, Any –dijo sentándose al lado de Any-.
Any: Pero al final sí te viniste en mi coche. Silvia, no puedes estar enojada con tu tío todo el día sólo porque nos costó un poquito convencerlo. Además, yo también quiero estar contigo. Pero vinimos a pasar un fin de semana con más gente, no podemos estar todo el tiempo solitas. En otro momento podremos, pero este fin de semana es para el cumpleaños de Alejandra. ¿O qué? ¿Es que cuando llegue Alejandra no piensas ni saludarla por estar conmigo?
Silvia: Sí la voy a saludar. Alejandra me cae bien. Pero es que además no quiero estar aquí. Yo no quería venir.
Any: ¿Por qué no, a ver?
Silvia: Porque no quiero que mi tío esté con Domínica. Es que no me cae bien. Y no me gusta que le esté dando besos, porque así mi tío se olvida de mí y no me hace caso –Any guardó silencio-. ¿De verdad no se estaban besando ustedes?
Any: Ay, Silvia –dijo tapándose la cara para poder reír sin que la niña la viera-. No, mi amor. No nos estábamos besando.
Silvia: Si ustedes se besaran... ¿Mi tío terminaría con Domínica? –Any volvió a reír-. Es que no quiero que se casen, Any.
Any: ¿Te digo un secreto? –Silvia asintió-. A veces mi corazón me habla y, ¿sabes qué me dice ahorita? –dijo acercando a la pequeña a ella-.
Silvia: Qué.
Any: Que tu tío no se va a casar con Domínica.
Silvia: Pero tú si te vas a casar con Julián. ¿Verdad?
Any –suspiró sonriendo levemente-: Ese es otro secreto. Yo tampoco me voy a casar con Julián.
Silvia: ¿Es un secreto? –Any afirmó-. ¿No se lo puedo decir a nadie?
Any: No, mi amor. Es un secreto entre tú –dijo señalándola- y yo. Nadie lo puede saber. Sólo lo sabemos nosotras.
Silvia: ¿Es un secreto como de mamá a hija?
Any: ¿Te gusta esa idea? –Silvia asintió entusiasmada-. Entonces es un secreto de esos, de mamá a hija –dijo sonriendo-. Y ahora chiquita, vamos a hacer una cosa... Te vas a vestir, te vas a peinar y vas a ir a hablar con tu tío para pedirle perdón en lo que yo me baño.
Silvia: ¿No puedo ir contigo?
Any: Silvia... Tienes que pedirle perdón a tu tío, mi amor. Si quieres cuando yo termine de bañarme, mientras me preparo un poquito el maquillaje, te dejo estar conmigo.
Silvia: ¿Y me puedo maquillar yo también?
Any –rio-: No creo que a tu tío le guste esa idea. De hecho... No me gusta ni a mí. Eres muy chiquita todavía para eso. Pero... Si tengo algún gloss que te pueda servir, yo te lo presto, ¿quieres? –Silvia asintió de nuevo-.
Silvia: Te quiero, Any –le dijo abrazándola-.
Any: Yo también te quiero. Pero prométeme que este fin de semana la vas a pasar bien, estemos solitas o no.
Silvia: Te lo prometo.
Domínica –llamando a la puerta-: ¿Puedo pasar?
Any: Claro.

Pasión y Amor van UnidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora