Capítulo 62

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Any había comenzado a llorar al recordar aquello casi de manera inconsciente, pero Julián la hizo salir del recuerdo.

Julián: ¿Por qué lloras? ¿Tanto me extrañas mientras me baño?
Any: Tengo que irme, Julián.
Julián: Desde que llegaste llevas diciendo que te vas y aquí sigues –se sienta-. La verdad es que no esperaba encontrarte aquí al salir del baño.
Any: No quiero verte ahora mismo... Ni ahora mismo ni cada vez que te emborraches, así que por favor, te pediría que si otro día tu plan es tomar alcohol hasta caer en un coma etílico, conmigo no cuentes.

Julián se levantó y la agarró fuertemente del brazo, llevándola hasta la puerta.

Julián: Vete, Anahí. ¡Vete! ¿Esta es la oportunidad que me ibas a dar? ¿Oportunidad de qué? ¿De salir huyendo de mí a los dos minutos de verme? ¿Por tomarme una copa? Nada más te recuerdo algo, Anita... El otro día me prometiste que no ibas a tener ningún contacto con Ponchito... Más te vale que sea verdad, porque sería una auténtica pena que su sobrinita volviera a quedarse sola. Y que no se te olvide que me entero de todo.
Any: ¡Basta ya, Julián! –Le dijo gritando-. Tú también me prometiste que ibas a cambiar y no sé de qué manera. ¿A peor, Julián? ¿Es así como ibas a cambiar? ¿Cambiar de qué? ¿Para ser un alcohólico? ¿Para no dejar de amenazarme?
Julián: ¡Déjame en paz! –Le gritó, tumbándose en el sofá bajo la mirada llena de asco de Any-. ¿Qué haces aquí si tanto asco te doy? Disimula al menos si piensas quedarte.
Any: Te advierto algo, Julián... Si de verdad quieres que estemos juntos, piensa bien las cosas, porque la Anahí que conociste ya no está. Y no te voy a consentir que me sigas humillando o gritando. No voy a permitir que me trates como a una tonta, porque no lo soy. Y otra cosita... Tengo que hablar contigo, así que si mañana estás disponible, espero que no te emborraches.
Julián: Puedes hablar ahora mismo, mañana tengo muchas cosas que arreglar en el club. No fui yo quien lo dejó.
Any: No creo que sea tu mejor momento.
Julián: Anahí –la mira enojado-, te escucho.
Any –tras expulsar un fuerte suspiro-: Julián, no podemos seguir así, de verdad... No sé si sentir lástima por ti, vergüenza, asco... No sé ni tan si quiera si sentir odio hacia ti.

Sólo con esas palabras, Any hizo que a Julián se le cayesen un par de lágrimas, pues aún le quedaba algo de efecto de alcohol, a pesar de haberse dado un baño.

Julián: Parece que tienes muchas dudas por lo que sentir hacia mí, pero ninguna duda de que cualquier sentimiento pueda ser bueno.
Any: Pues si quieres que sienta algo bueno por ti, trabajo por ello. Nada más te recuerdo que una relación es cosa de dos, parece que se te olvidó.
Julián: No se me olvidó.
Any: ¿Qué te pasa, Julián? No eres el mismo del que me enamoré. ¿Cuándo cambiaste tanto?
Julián –se encogió de hombros-: Supongo que cuando comencé a perderte.
Any: No, Julián... No trates de hacerme sentir culpable. Me das asco desde hace mucho tiempo. Y antes de que me digas algo; no. No tiene nada que ver Poncho.
Julián: ¿Segura?
Any: Completamente. Y deja de llorar, porque no me vas a conmover –comienza a caminar, pero se detiene antes de irse-. Por cierto, sé que Jorge te ofreció dinero a cambio de dejar a esa familia en paz.
Julián: Vaya –se seca las lágrimas-, veo que lo de no mantener contacto con Poncho, no lo cumples. ¿Cuándo te dijo eso? ¿Hoy en la reunión de la escuela de su sobrina, quizá? –Preguntó acercándose a ella-.
Any: No, no me lo dijo él. Es más, Poncho ni si quiera lo sabe.
Julián –se ríe-: Claro... ¿Y cómo lo supiste entonces?
Any: Ya lo ves, no eres el único que tiene contactos.
Julián –vuelve a reírse-: ¿Y qué quieres? ¿Una parte del dinero ahora que estás embarazada y sin trabajo?
Any –mirándolo con cara de asco-: Eres despreciable y patético, Julián. No quiero nada de ese dinero. Es más, quiero que se lo devuelvas y que además, no le sigas aceptando ni un solo peso más.
Julián –riéndose nuevamente-: Eso no va a pasar mientras sigas teniendo algo con su hijo, ¿te queda claro?
Any: Pues entonces mañana mismo se lo devuelves, porque no tengo nada con Poncho. Te lo he dicho mil veces.
Julián: No te creo, Any. No te creo que no tengas nada con ese hombre. Desde que entró a tu cuarto por primera vez, nosotros fuimos a peor. ¿Por qué? Sólo tú tienes la respuesta.
Any –sentándose en el sofá-: Dime una cosa, Julián... ¿Por qué haces esto? ¿Por qué quieres estar conmigo si tan seguro estás de que ando con otro?
Julián: Mejor respóndeme tú y dime por qué desde que te revolcaste con ese tipo, nuestra fantástica historia de amor fue empeorando.

Pasión y Amor van UnidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora