Dtr: Pues le aconsejo que no le de muchos cambios de humor bruscos a la señorita. Eso puede terminar con el embarazo y puede llegar a ser un aborto. No estoy muy seguro, pues nos queda por recibir más resultados, pero creo que la sangre se debe a una pequeña hemorragia por amenaza. Bueno, pueden entrar a verla, pero, por favor, vayan de uno en uno.
Todos: Gracias, doctor.
Poncho: Don Enrique, ¿puedo hablar con usted?
Enrique: Claro, hijo.
Poncho: Silvia, ¿te quedas un momento con Edurne?
Silvia: Si, papá, ve.Viviana se fue del hospital porque aún tenía unos asuntos pendientes en la casa.
Poncho se retiró a hablar con Enrique de lo poco que dio tiempo a que pasara en esa habitación. Había algo que Poncho tenía muy claro: Any lo odiaba por creer que él envió ese mensaje.
Enrique: Poncho, mi hija no te odia. Nada más está enojada porque piensa que fuiste tú, pero si te digo la verdad... Anoche estuvo hablando conmigo y me aseguró que no sabe de quién está realmente enamorada. Ella ve en ti lo que de seguro nunca vio en Julián, y esto no me lo dijo pero se lo noto yo, que soy su padre. Y sabrás que un padre nunca se equivoca cuando habla de sus hijos -hablando por Silvia-.
Poncho: No, señor. No es mi hija, es mi sobrina, pero eso otro día se lo explicaré... Y no, Don Enrique, yo creo que su hija ni en pintura quiere verme... Además yo creo que lo mejor para los dos es que no me acerque más a ella, que ella no sepa nada mí. Quiero poner distancia entre ella y yo, y si ella quiere que sea para siempre, lo respetaré, así que... Lo siento mucho, pero creo que es mejor que Silvia y yo nos vayamos.
Enrique: No, Poncho, por favor. No se pueden ir... Silvia es una niña encantadora y seguro que para Any es muy importante. Me recuerda mucho a mi hija cuando tenía también cinco años.
Poncho -observando cómo Silvia le robaba el corazón también a Edurne-: La verdad es que, no porque sea mi sobrina pero, Silvia tiene algo especial que hace que todo el mundo la quiera. Tiene como... No sé... Como magia, y con tan sólo cinco años es capaz de darle mucha fuerza a mucha gente... Por ejemplo ahora, con su esposa.
Enrique -mirando cómo su mujer reía con Silvia-: ¿Ya ves, muchacho? Silvia hace mucha falta aquí, y no nada más a Any... A Edurne también. Así que, si tú quieres irte, por hacerle caso a mi hija, está bien, te lo respeto y no seré yo quien te obligue a quedarte. Pero si no te importa, me gustaría que Silvia se quedara con nosotros. Sobre todo por Anahí.
Poncho: Don Enrique... ¿No le importa entonces quedarse con Silvia? Es que... De verdad que me quedaría, pero de nada puedo ayudar... Me preocupa demasiado la salud de Any, y ella no quiere verme... No quiero que mi sobrina se dé cuenta de que todo esto me tiene muy mal... Me da mucho apuro con usted, pero, ¿seguro quiere quedarse con Silvia y luego paso por ella?
Enrique: No, no. No te preocupes, Poncho, yo la llevo a tu casa cuando salgamos del hospital. Y no es ningún apuro. Gracias por confiar en nosotros.Silvia estuvo encantada con esa idea de su tío y se quedó allí en el hospital hasta la noche, que le dieron el alta a Anahí.
Fueron muchas las risas que hubo en toda esa tarde, a pesar de estar en el hospital. La sangre de Anahí, como bien les dijo el doctor, fue simplemente una hemorragia por amenaza de aborto, pero el bebé crecería bien si ella se cuidaba, sobre todo de cambios de humor bruscos y frecuentes. Necesitaba reposo y tranquilidad.
Después de aquello, llevaron a Silvia a su casa, y Any quiso bajarse del coche para ser ella quien llamara a la puerta. Al fin y al cabo, algo dentro de ella quería ver a Poncho, aunque en ese momento lo odiara más que a la propia Belén, pero no... No fue Poncho quien abrió la puerta, si no su madre, que aún no miraba muy bien a Anahí.
Al llegar a casa de Anahí, Edurne y Enrique se quedaron un ratito con ella, hasta que la madre se quedó dormida y el padre la acompañó a la cama. Luego volvió y estuvo un ratito hablando con Any, haciéndole saber que no estaba enojado con ella por haber trabajado en eso, pero que le molestó que nunca le dijera la verdad. Hablaron y todo quedó aclarado y empezaron a hablar de otros temas.
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Pasión y Amor van Unidos
RomansaNunca es fácil terminar con una pareja, mucho menos después de llevar muchos años juntos y saber que esa persona es tan peligrosa, que es capaz de hacer cualquier cosa. ¿Podrá Anahí dejar a su novio para vivir su vida al lado de Poncho, el hombre q...