Capítulo 3

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Any no podía sacarse a ese hombre de su cabeza, y eso le seguía molestando, pues Julián era su novio y, aunque a veces era un egocéntrico y la obligaba a hacer cosas que ella no quería, la trataba bien. O la había tratado bien en un pasado.
Esa noche logró olvidarse de aquel hombre que la hizo sentir mujer. Pero no lo olvidaría por mucho tiempo.

Siguió trabajando con borrachos y viejos que Belén le mandaba, sólo por la envidia y el odio que le tenía a Any.

Desde que Belén trabajaba en el bar del club, Any no veía a un hombre guapo en su cuarto, porque ni tan siquiera los borrachos eran guapos. Pero Any no entendía ese odio hacia ella que desprendía Belén, y que, cada vez que la veía, la mataba con la mirada.
Esa noche Any salió muy tarde del club, ya que tenía que esperar a que Julián cerrara muy bien todas las puertas y dejara todo muy limpito.


Any -cansada de esperar-: ¡No entiendo por qué no contratas de una vez a unas limpiadoras!
Julián: No está tan fácil, corazón.
Any: ¡Claro que no! ¡Nada es tan fácil si no buscas!
Julián: No tengo tiempo de buscar, Any, entiende. ¿Qué? ¿Te molesta esperar?
Any: No es que sea muy chistoso, la verdad...
Julián: Pues te agarras un taxi y ya.
Any: ¿Qué? ¿Y ahora qué te pasa?
Julián -subiéndose al coche-: ¿Te subes o no?
Any -se sube de mala gana-: ¿Me vas a decir qué tienes?
Julián: ¿Qué tengo? ¿Qué tengo? ¿Me dejas a medias y me preguntas que qué me pasa?
Any: ¿Qué? ¡¡No me digas que es eso!! Julián, ¡¡es trabajo!!
Julián: Ya claro, trabajo... Pero muy bien la pasaste esta noche en tu trabajo, ¿no? ¡Te tardaste horas con ese!
Any: Julián, ¡por Dios! Sabes perfectamente que cada hombre necesita su tiempo.
Julián: ¿De verdad? No te hagas, ¿sí? Sabes perfectamente a lo que me refiero.
Any: No, no lo sé. Y además, si tanto te molesta, te recuerdo que no soy yo quien decide a qué tipo recibir.
Julián -frenó el coche en seco-: ¡¡Que no te hagas!! Te gustó, ¿no? Lo disfrutaste, ¿verdad?
Any: Julián, ¿de qué hablas? Estás mal, te juro... O sea... Años que no discutimos por algo así, ¿por qué ahora?
Julián: ¿Era guapo?
Any: No te pienso contestar nada. Piensa lo que quieras, pero te digo algo... Si no te amara a ti, no estaría contigo.
Julián: ¡Responde! Estaba guapo, ¿no? Ya me dijo Belén, así que no te hagas. Y también me dijo que hasta gritaste de placer con él. Conmigo no lo haces.
Any: ¿Qué? ¿Y le vas a creer a esa golfa?
Julián: No es más golfa que tú, ¿no? -comenzó a besarla a la fuerza-.
Any -le da una cachetada-: Eso sí no te lo permito. Al igual que hace un momento te dije que te amo, ahora te digo que no te soporto. Y mucho menos cuando te pones así.
Julián -le levantó la mano-: No me vuelvas a dar una cachetada en tu vida, ¿entendiste?
Any: ¿Me vas a pegar? ¡Órale! ¿Vas a pegarme? –Le preguntó desafiándolo- ¡Maldito estúpido! Pégale a una mujer, ¡a la mujer que amas! ¡Atrévete!
Julián: Bájate del coche.
Any –sorprendida-: ¿Qué?
Julián: Que te bajes del coche. No lo voy a volver a repetir.
Any: ¡Claro que me bajo del coche! Pero no porque tú me lo digas, sino porque yo no te voy a aguantar tus escenitas de celos absurdos.

Any se bajó del coche dando un portazo al cerrar la puerta, casi sacando a Julián por el lado contrario y fue caminando por la cuneta de la carretera.

Estaba muy oscuro y a penas pasaban coches, pero por suerte podía pasar desapercibida, pues en el club se cambió de ropa y se puso una playera y unos jeans. No iba vestida como una "fulana".

De repente, a su lado, un coche iba casi al mismo paso que ella y tras bajar la ventanilla, Anahí no lo podía creer.

X: ¿Vives muy lejos?
Any: ¡Márchate! -estaba a punto de llorar-.
X: Puedo llevarte, sea donde sea que vivas. O a donde vayas.
Any: No voy a mi casa. ¡Déjame en paz!

La ventana comenzó a bajar más y el conductor se inclinó hacia ella para hablarle más cómodamente.

X: Es muy de noche, por Dios. México es un país muy peligroso, y más para una niña como tú.

Any, al escuchar eso de niña, se paró y miró quién demonios no la dejaba caminar.

Any: ¿Tú?

No era que Poncho la hubiera estado esperando. Simplemente esperó dando paseos a que se le pasara el alcohol, por si le llegaban a hacer un control de alcoholemia. Y cuando se decidió a marcharse, fue cuando se encontró a Anahí caminando sola por la cuneta.

Poncho: Si, yo.
Any: Ya te dije que no soy ninguna niña. Además... No te conozco de nada, ni tú a mí.
Poncho: Bueno, sería un buen momento para conocernos.
Any: ¡Que me dejes en paz! ¿Qué es lo que no entiendes?

Any salió corriendo, no quería tener más problemas con Julián por culpa de ningún hombre. Y mucho menos, por ese hombre que sin entenderlo, tanto interés estaba mostrando en ella.

No entendía por qué Belén le dijo aquello a Julián y él la creyó. Era obvio que con Julián no gritaba o al menos, no sentía de verdad tener que gritar, puesto que hacía tiempo que con él ya nada era lo mismo. Pero de ahí a que Belén lo oyera... ¿Acaso dejó la barra del bar durante tanto tiempo con las otras dos camareras? Anahí sabía perfectamente que Julián confiaba en Belén para estar en la barra del bar, pues demostró ser una gran camarera, pero no se explicaba aún por qué la escuchó y la creyó. Aún así, Any sabía perfectamente que esto fue una discusión más, como las que tenían desde que Belén llegó a sus vidas. Al día siguiente hablarían y todo seguiría normal entre ellos.

Desdeque Any echó a correr por la cuneta hasta que se encontró con un taxi libre quepasaba por allá de casualidad, no pasó mucho tiempo pero, desde luego, Ponchono se iba a quedar sin saber hasta dónde iba a ir Any.

Pasión y Amor van UnidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora