Capítulo 38

277 22 4
                                    

Any -arrodillándose en el suelo al lado de Poncho-: Poncho -acariciándole la carita, le da un piquito-: me da miedo decírtelo, pero... creo que yo también me estoy enam...
Poncho -la calló con un piquito-: No lo digas si no estás segura. Para ti lo nuestro aún es nada más atracción física...
Any: Pero...
Poncho –cortándola de nuevo-: Tranquila, está todo bien. De verdad. Vete a bañar, yo voy a ir despertando a Silvia, haciendo las camas –bosteza- y preparando los desayunos.
Any: No -pone pucheros-: Déjame que yo despierte a Silvia.

Dicho y hecho... Any se duchó, se arregló y fue a despertar a Silvia. Poncho estaba preparando los desayunos, desayunaron y subieron los tres al coche tras recoger los platos y vasos.

Silvia: ¿Y durmieron juntos? -Poncho y Any se miraron, sonrieron y lo negaron-. ¿Y por qué no?
Poncho: Silvia... No podemos dormir juntos, porque no somos novios.
Silvia: ¿Y qué? Cuando yo me quedo en la casa de Fernando a dormir, lo hacemos juntos y no es mi novio.
Any: Pero no es lo mismo, corazón, ustedes están chiquitos, pero nosotros que somos grandes no podemos dormir juntos.

Pasaron un día especial, un día completito. Poncho las invitó a almorzar, a merendar y a cenar, y al llegar a casa se pusieron a ver la tele un ratito los tres, pero Silvia se quedó dormida en el sofá, en los brazos de Any, quien quería acostarla ella, pero Poncho no la dejó.

Poncho: Pesa mucho, Any; y es peligroso que tú la cargues hasta su cuarto estando embarazada.
Any: Bueno, está bien, llévala tú entonces. Pero ten cuidado, por favor.
Poncho –sonríe-: Lo tendré.

Any se quedó en la puerta del dormitorio de Silvia, mirando con mucha ternura cómo Poncho la dejaba con cuidado y amor.

Poncho: ¿Vamos?
Any: Espera -se dirige a la cama y se sienta al lado, acariciándole la carita-: Es una niña hermosa.
Poncho -poniéndole la mano en el hombro-: La quieres mucho, ¿verdad?
Any: Muchísimo. Me recuerda tanto a mí –suspiró-. Ojala nunca perdiéramos la inocencia... Una vez que se pierde te das cuenta de que la vida no es como la veías...
Poncho: ¿No estás bien con tu vida?
Any -lo mira-: ¿Crees que puedo llevar una vida feliz?
Poncho: Vámonos, anda... 

Any le dio un besito en la frente a Silvia y salieron juntos del dormitorio, con Poncho agarrándola de la cintura. Poncho la acompañó a su cuarto, pero no la dejaría dormir sin antes hablar.

Poncho: ¿Por qué dices que no puedes llevar una vida feliz?
Any: Está claro, Poncho... Mi hermana se enferma de algo que no era grave, según los doctores... Y resulta que se muere... Soy una prost -Poncho la interrumpe-...
Poncho: Ey... No eres nada, ¿ok? Eso ya pasó.
Any: Bueno, pero lo fui, Poncho. Lo fui porque necesitábamos el dinero para el tratamiento de mi hermana, los gastos de la casa y mis estudios. Luego de que comienzo a ganar todo el dinero necesario nos deja mi hermana. Estoy embarazada y no sé de quién es el hijo, mi novio me estuvo usando como se le pegó la gana, no sé de quién estoy enamorada, no sé si de dos hombres, de ninguno, o... No sé... Tengo una amiga que no me contó nunca lo que le pasó con mi amigo, un amigo del cual ahora dudo... Lo único bueno que me pasó en la vida fue tan sólo una cosa...
Poncho: ¿Y... qué cosa?
Any: Silvia... Te juro que tu sobrina me ayuda mucho a estar mejor desde que la conozco, es... No sé, pero pareciera que lo es todo en mi vida.
Poncho -deshaciendo la cama, sabía que dormirían juntos aunque no pasara nada-: Any... Esta mañana, cuando me ibas a decir que crees que te estabas... ya sabes...
Any: ¿Que me estoy enamorando de ti?
Poncho: Si, eso... ¿Puede ser que en vez de enamorarte de mí, te estés confundiendo porque te gusta la relación con mi sobrina?
Any -acostándose en un lado de la cama-: No, no es eso, creo que es lo único que te puedo decir con toda seguridad. Lo que estoy sintiendo por ti es algo aparte de Silvia, ella no tiene nada que ver en nosotros. No sé, Poncho, pero desde la primera vez que te vi sentí algo muy extraño. Y aunque te dije que yo no repetía, me moría de ganas por volverte a ver, pero no sabía quién eras.
Poncho -se acuesta a su lado-: Y de saberlo... ¿me hubieras buscado?
Any: No, claro que no. Tenía la esperanza de que volvieras, además me lo dijiste... No sé cómo conseguiste entrar en mi casa engañando a mis papás, pero cuando te vi ahí de pie en mi cuarto mirándome tan serio, nada más me entraron ganas de hacer lo que hice, de que pasara lo que pasó.
Poncho –sonríe-: Ese día me dijiste algo que... Podría ayudarte a que aclares las cosas con tu corazón.
Any: ¿Qué cosa?
Poncho: Any, no quiero presionarte; no quiero ganarme tu amor a la fuerza ni peleando, porque no eres un trofeo, pero me dijiste que hacía tiempo que no te sentías tan bien... ¿siguen igual en la cama ustedes dos?
Any: Ay Poncho, ¡¡por Dios!! ¿Yo te pregunto cómo lo haces con María?
Poncho: No lo hago.
Any: ¿Qué?
Poncho: No, no lo hacemos. Es mi amiga, mi compañera de trabajo... No soy el típico hombre que puede acostarse con cualquier mujer... Voy a terminar con ella lo antes posible, no quiero seguir con esta farsa, no quiero hacerle daño.
Any: Pero... ¿Entonces por qué lo hiciste conmigo? ¿Y en ese lugar?
Poncho: Ese día estaba lleno de ira, de rencor, tenía ganas de desaparecer... No sabes qué es que tu mejor amigo y tu novia te estén engañando, y dos semanas antes de la boda... Pero te vi, y... Empezaste a quitarme la ropa, te quitaste la tuya y... Vi algo en tu mirada que no se qué era, pero hizo que se me olvidara todo, hiciste que en ese momento nada más te sintiera a ti, que creyera que el mundo no existía. Hiciste que aquello pareciera como un sueño.
Any: Pero yo no puedo decir lo mismo, yo... Yo si me acosté con cualquiera, Poncho...
Poncho: Pero no porque tú quisieras, y estoy seguro que si te dieran la oportunidad de volver a lo mismo no lo harías.
Any: ¿Por qué? ¿Por qué confías en mí de esa manera? ¿Por qué haces que me sienta tan bien conmigo misma después de todo?
Poncho: Porque te quiero, porque te amo aunque no me creas, y sólo quiero que seas feliz. Quiero ayudarte a olvidar el pasado. A mí no me importa con cuantos tuviste que hacerlo para ganar dinero si lo necesitabas. No te conocí entrando a ese mundo, te conocí cuando estabas en el final, y ojos que no ven corazón que no siente y eso es así en todo el mundo. Yo nada más quiero que no juegue nadie contigo, mi amor, que no sufras, que nadie te vea la cara de idiota como lo están haciendo. Eres demasiado buena para sufrir tanto, eres... Eres muy sensible, una muñequita tan frágil... eres como... no sé... Pero sé que conseguiré hacerte más fuerte, y dejarás de ser una llorona –le dijo bromeando- para ser una roca, una roca que rompa todas las olas del mar.
Any: Poncho, eres... Eres tan especial... Conoces toda mi verdad y aún así...
Poncho -le sella los labios con su dedo-: Te dije que cualquier hombre podría enamorarse de ti.

Any agarró la mano de Poncho con sus dos manos y mirándolo a los ojos se metió el dedo de Poncho en su boca, observando cómo Poncho cerraba sus ojos.

Any: Gracias por todo... Pero... Te necesito ahora...
Poncho: ¿A mí o es a otra cosa lo que necesitas?
Any: ¿Qué? No te entiendo... Te lo juro que no... Buenas noches, Alfonso...

Any se acostó en la cama, se tapó con la sábana y se hizo la enojada.

Poncho: Any... ¿Te enojaste de verdad?
Any: Duérmete, Alfonso. No quiero seguir hablando contigo.
Poncho: Está bien... Pero solo quise hacerte una broma...

Poncho se acostó dándole la espalda a Any, quien estaba aguantando la risa. Se giró y le agarró a Poncho con toda la mano su miembro.

Any: No me dejas enojarme contigo, caray.

Lo giró quedando encima de él, aún con su mano en sus partes íntimas. Poncho la agarró de la cintura apretándola más a él.

Poncho:¿Entonces no te enojaste?
Any: ¿Me das permiso para hacerlo?
Poncho: mm... No. Mejor quédate aquí y hazme lo que tanto necesitas de mí.

Pasión y Amor van UnidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora