Pasión y Amor van Unidos

Capítulo 67

Edurne –suspiró-: Me imagino cómo se habrá sentido Any al ver esto. No sé el tiempo que lleve dormida, pero aun tiene la cara mojada. Enrique... Tienes que hablar con Poncho. Yo sé que esto no es real. Algo me dice que esto es algún tipo de trampa.
Enrique: ¿Piensas que Julián ha podido hacer unos montajes?
Edurne: No lo creo. Las fotos sí parecen reales, pero de ese hombre me espero cualquier cosa. Habla con Poncho, porque si no lo haces tú, lo voy a hacer yo. De hecho mañana quedé de verme con Viviana, así que hablaré con ella.

A la mañana siguiente, Edurne se levantó más temprano que Any para prepararle el desayuno. Se moría de ganas de preguntarle a Any sobre las fotos, pero sabía que ella no iba a querer hablar de eso. Al menos, no en ese momento.

Edurne –cuando Any llegó a la cocina-: Te preparé el desayuno, mi amor. Buen día.
Any: No te hubieras molestado, mamá –le da un beso-.
Edurne: ¿Tienes todo preparado?
Any: Nada más me falta el cepillo de dientes que lo guardo ahora que termine de desayunar.
Edurne: Mi amor, alégrate. Es tu primer viaje por trabajo, lo que siempre habías soñado.
Any –se encogió de hombros-: No puedo alegrarme.
Enrique –llegando a la cocina-: Huele a café recién hecho, ¿será que hay uno para mí? –él y su esposa rieron, pero Any no-. Princesa, ¿qué tienes?
Any: No es nada, pá'. No te preocupes. Oye, mamá... ¿Tú tomaste algunas cosas de mi cuarto?
Edurne: Sí. Lo guardé. ¿Quieres que hablemos de eso?
Any: No. Nada más creía que me estaba volviendo loca –se le empiezan a llenar los ojos de lágrimas-, o que había sido un sueño, pero veo que no.
Enrique: Mi amor, no te preocupes por eso. Yo mismo voy a hablar con Poncho hoy.
Any: Es que no quiero que hables con él, papá. No me interesa. Nos mintió a todos, sobre todo a mí.
Edurne: Yo no lo creo, mi amor. Yo creo que ese hombre de verdad te ama.

Any miró a su madre con cara de dudas, al igual que a su padre.

Any: No quiero hablar de esto, por favor. Ni quiero que hablen más de él. Al final de cuentas él ya decidió todo. Me ame o no, no quiere estar conmigo. Regresó con Domínica, así que... Yo voy a hacer con mi vida lo que me parezca que es lo mejor para mi hijo. Es lo único que me importa. Y ahora si me disculpan, me gustaría desayunar tranquila. Para mí, Alfonso sólo es el jefe de mi papá.

Desayunaron los tres en silencio y Any se quedó limpiando los platos y vasos mientras su madre acompañó a Enrique hasta la puerta.

Edurne: Me preocupa mucho, Enrique.
Enrique: A mí también. Pero Poncho me va a escuchar.
Edurne: Mi amor, no pongas en riesgo tu trabajo. Ten cuidado con lo que le dices. No olvides que es tu jefe.
Enrique: Sí, es mi jefe. Pero jugó con mi hija, y eso me pesa más.

Cuando Enrique se fue, Edurne fue a ver si podía ayudar a Any a terminar de preparar su equipaje, pero ésta le dijo que no.

Edurne: ¿Cuándo regresas?
Any: Supongo que mañana. Nos vamos hoy, pero la rueda de prensa la tenemos mañana.
Edurne: Any... Espero que no te importe, pero... Hoy quedé de verme con Viviana. Van a venir a la casa ella y Silvia.
Any: Mamá, claro que no. Tú puedes verte con todo el mundo que quieras. ¿Te puedo pedir un favor?
Edurne: El que quieras.
Any: ¿Le puedes decir a Silvia que la extraño mucho? –Sonríe tristemente-.
Edurne: Claro que sí.
Any: Dile también que en cuanto termine con mis exámenes, haré todo lo posible por verla y estar con ella, ¿sí?
Edurne: Por supuesto. ¿Ya te vas?
Any: Sí, vamos en el coche de una compañera. Ella no puede subir a un avión porque aparte de tenerle pánico, tiene un marcapasos.
Edurne: Tengan mucho cuidado, ¿sí?
Any: Sí, tranquila. Oye mamá... Hoy soñé con Gonzalo.
Edurne: ¿Qué soñaste?
Any: No recuerdo qué soñé, pero estaba él.
Edurne: Espero que todo le esté yendo muy bien.
Any: Lo extrañas, ¿verdad?
Edurne: Cómo no. No ha dejado de escribirnos a pesar de que tu hermana no está con nosotros.
Any: ¿Por qué no me dijiste?
Edurne: No sé. No quería ponerte triste.
Any: Nunca podría ponerme triste al tener noticias de él, mamá. Ojalá estuviera aquí.
Edurne: Bueno... Algún día regresará.
Any: ¿Él te dijo?
Edurne: No, pero lo presiento.