Pasaron varios días en los cuales Any se la pasó como siempre, trabajando, estudiando y descansando. En sus dos días libres no pasó nada importante en su vida, al contrario, casi ni se relacionó con sus papás a causa de sus estudios.
Al regresar al club después de esos dos días, Poncho entró en el cuarto de Anahí. Se metió ahí sin que nadie lo viera, escondiéndose entre tantos clientes. Esta vez, no tomó nada. Simplemente entró al bar y poco a poco, disimulando, se lanzó a las escaleras que subían a los cuartos de las mujeres que trabajaban en aquel lugar que, además, era legal.
Poncho estuvo yendo esas dos noches de descanso de Anahí y aprovechó que fue Belén quien lo llevó hasta Anahí para sacarle la información que necesitaba para poder volverla a ver. Y además, en esos días, estuvo averiguando la legalidad del lugar... Le iba a resultar muy difícil el poder ayudar a Anahí, pero no imposible. Pues al haber estado en el club conscientemente, con la necesidad de averiguar cosas, supo observar hasta de qué manera colarse en los cuartos sin que el personal de vigilancia de las escaleras lo pudieran ver.
Any –al escuchar la puerta cerrarse-: ¿Qué haces aquí?
Poncho: Vine -dijo sonriendo-.
Any: Te dije que yo no repetía.
Poncho: ¿Quién te dijo que vine a repetir?
Any: Entonces lárgate, porque no quiero saber nada de ti. Aparte, todo hombre que traspase esa puerta, debe pagar.
Poncho: Ten tu dinero –le pone un sobre con dinero en la cama-, te doy incluso más del que "vales" –dijo dibujando las comillas en el aire-, pero déjame hablar contigo.
Any: ¿Qué diablos quieres? Yo no tengo nada que hablar contigo.Se quedaron viéndose por unos segundos, aguantando las ganas que tenían de besar al otro, de desnudarse, de sentir cómo sus cuerpos se rozaban, se tocaban y se fundían en uno. Se miraron pidiendo a gritos con tan sólo la mirada, que esa cama fuera cómplice de otro "revolcón entre ellos".
Poncho: Quiero ayudarte.
Any -estallando en una carcajada-: Ayudarme... ¿a mí?
Poncho: ¿Hay alguien más aquí dentro?
Any: ¿Y ayudarme a qué? -le parecía muy cómica esa conversación-. Que yo sepa no necesito ayuda de nadie en nada. Además tampoco te pedí ayuda. Ni te conozco, wey –rió-.
Poncho: Quiero ayudarte a salir de aquí.
Any –ríe-: ¿Y quién te dijo que quiero salir de aquí?
Poncho: Tu cuerpo –le dijo mientras se iba acercando a ella lentamente-.
Any –sin alejarse, pero poniéndose muy nerviosa-: Ay por Dios... No inventes...
Poncho se alejó de ella para sentarse en la cama, mirándola fijamente, deseando poderla tocar. Pero no, no lo haría sin el consentimiento de ella... Lo que él no sabía, es que ella también se moría de ganas por tocarlo a él. Poncho la miraba como a la espera de que ella siguiera hablando, que le diera una explicación a esa risa que se le salió al oír que quería ayudarla.
Any -tras unos segundos de silencio y un suspiro-: Debo estar aquí.
Poncho: ¿Por?
Any: Julián es el dueño, encargado y administrador de este club y... Es mi novio. Y lo amo. No puedo dejarlo sólo con esto.
Poncho: Pero no entiendo... ¿Él qué tiene que ver con que tú estés aquí? Por cierto, para que no me vuelvas a decir que no me conoces... Soy Poncho -le extiende la mano-.
Any -mira su mano, lo mira a él y le sonríe-: Yo soy Any -le estrecha su mano y se sienta a su lado en la cama-. Pues... parecerá que estoy aquí obligada por él, pero no es así... Perfectamente podría no estar aquí, en este lugar, pero necesito el dinero. Estoy estudiando y a mis papás no les alcanza el dinero para mis estudios.
Poncho: ¿Ya ves como eres una niña?
Any: Tengo 23 años, wey. Aunque no parezca.
Poncho: ¿Neta? Y... ¿Qué estudias?
Any: Periodismo –sonríe-. Ya estoy en el último año.
Poncho: Uh... Difícil, ¿no?
Any: Bueno... Nada es difícil si te gusta lo que haces. Sarna con gusto no pica.
Poncho: ¿Quieres decir que esta profesión te parece difícil?
Any –siendo consciente de que estaba hablando demasiado con un cliente-: Quiero decir que ya mejor te vas, llevas aquí mucho tiempo.
Poncho: Déjame ayudarte.
Any: No. Y ya mejor te vas, ¿sí? Bye, bye, bye -le decía mientras lo empujaba-.
Poncho: Volveremos a vernos.Poncho salió sin que nadie lo viera y se fue al bar, a fingir una borrachera. Y como de costumbre, Belén se lo envió a Any. Abrió la puerta del cuarto y Any entendió que nada valdría para hacer que Poncho se fuera. Ni del club, ni de su vida. Total... Ella necesitaba esa noche a alguien como él.
Cuando cerró la puerta, se quedaron viéndose de nuevo y las palabras sobraron. Poncho cargó a Any en sus brazos para llevarla a la cama mientras la besaba apasionadamente. Ambos se quitaron la ropa con mucha pasión, pero lo que pronto comenzó en pasión, fue convirtiéndose en ternura, sin que ambos se dieran cuenta.
Cuando terminaron, Poncho le dio dinero; pero ella se lo negó.
Any: Quédatelo.
Poncho: A mí no me hace falta.
Any: Yo no lo quiero.
Poncho: Quédatelo... Aparte... ¿No era que no repetías? –le preguntó pegándose a ella-.
Any -sintiéndose ofendida por el dinero que él le estaba dando-: Fue una excepción. Llévate tu dinero y olvida que esto pasó.
Poncho: Para ti es fácil. Mañana volveremos a vernos.
Any: Mañana no trabajo.
Poncho: Por eso -y dándole un beso en la frente salió de allí-.
Any -yendo detrás de él-: ¿Qué quieres decir? -Poncho no le respondía-: Poncho. Poncho, ¡¡respóndeme..!! –Pero Poncho desapareció del pasillo-. Maldita sea, ¡ya se fue!En ese momento, Any sintió un enorme vacío dentro de ella, pero no quiso prestarle mucha atención a ese sentimiento.
Julián -llegando por detrás-: ¿Quién se fue?
Any: Julián, ¡¡me asustaste!! ¿Quién va a ser? Un cliente, ¿no?
Julián: ¿Y qué? Es normal, ¿no?
Any -nerviosa y titubeando-: Si, sí, claro... Pero... Es solo que...
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Pasión y Amor van Unidos
RomanceNunca es fácil terminar con una pareja, mucho menos después de llevar muchos años juntos y saber que esa persona es tan peligrosa, que es capaz de hacer cualquier cosa. ¿Podrá Anahí dejar a su novio para vivir su vida al lado de Poncho, el hombre q...