Capítulo 30

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Julián la estaba rodeando por la cintura con sus brazos y la soltó con una mano, se la llevó al bolsillo, del que sacó una cajita y la abrió, dejando ver una alianza hermosa de oro blanco con un diamante chiquito en el centro. Any se quedó boquiabierta.

Any: Julián... Nunca creíste en él -refiriéndose al matrimonio-.
Julián: Pero si en el amor. ¿Qué me dices?

Julián sacó la alianza, dejó la cajita en un lado del escritorio y se la puso con delicadeza.

Julián: ¿Aceptas? No es el lugar más bonito para pedir matrimonio ni soy el hombre más romántico del mundo, pero soy el que más desea hacerte feliz...

Any antes de que pudiera terminar la frase, pasó los brazos por el cuello de Julián, apoyó su frente en la de él y le dio un beso muy tierno. Julián con una mano le agarraba la cintura y con la otra la carita. Estaba tan emocionada con ese gesto por parte de Julián, que nada más pensó en lo equivocado que estaba el mundo con la imagen que tenían de él. 

Any sabía y tenía la esperanza de que algún día se casaría con Julián, y en ese momento él se lo había pedido. Ella separó sus labios de los de Julián, apoyó su frente en la de él, y aún con los ojos cerrados, él le cogió la mano y le habló.

Julián: Dime que me amas... Mi amor, por favor, necesito escucharlo.

Any no respondía a Julián, pero seguía con los ojos cerrados y su frente en la de él.

Julián: Any... No... ¿No puedes decirlo? -Se separó y la miró-. ¿Es que ya no me amas?
Any -agachando la cabeza-: Julián, no puedo casarme contigo ahora... Quiero que antes de dar ese paso me demuestres que tus palabras son sinceras de verdad, necesito que me demuestres que eres el mismo, que verdaderamente sientes que me amas, que me necesitas, que me extrañas cada momento que no estamos juntos. Necesito tantas cosas de ti que en todo este tiempo me robaste...
Julián: Estoy dispuesto a cualquier cosa por ti, te lo prometo. Y te voy a esperar a que quieras dar el paso de ser mi esposa y pertenecer a mi corazón para siempre.

Después de unos instantes de otro silencio, Any le preguntó a Julián lo que tanto deseaba saber... Aunque no se quedaría muy conforme con la respuesta.

Any: Julián, necesito hacerte una pregunta.
Julián: Sí mi amor, dime.
Any –se aleja un poco de él-: Julián, tú... ¿Tú le mandaste un mensaje a mi papá?
Julián: ¿Yo? ¿Para qué? Si tu papá no me soporta.
Any –suspiró-: Verás, Julián... Mi papá recibió un mensaje en el que le contaron que yo... Bueno, pues... Que yo aquí estaba trabajando.
Julián: ¿Y por qué crees que fui yo?
Any: Tú me amenazaste una vez con decirle a todo el mundo.
Julián –suspira-: Any, te dije que se lo diría a todo el mundo si te atrevías a dejarme o si te enamorabas de otro hombre. Pero jamás con la intención de hacerlo –mirando a Any-. Ok, no me crees, ¿verdad?
Any: Julián, es que...
Julián –acercándola a él nuevamente-: Yo no fui, Any. Te lo prometo. Además mira, estás aquí. Viniste a verme porque tú quisiste... No dudarás tanto de mí, ¿no?

Any se abrazó al cuello de Julián como manera de arrepentimiento por dudar de él, y él la abrazó rodeando su cintura, dándole besos en la cabecita.
Justo en ese momento, entró Belén sin llamar.

Belén: ¿Qué haces tú aquí?
Any: ¿Perdón? No tengo que darte explicación ninguna, ¿o sí? Pero mira, te la voy a dar... Vine a ver a mi novio -agarrándose fuertemente al cuello de Julián-, quien me pidió que me casara con él... Pero... Ya veo que tú sigues con tu buena educación de llamar a las puertas antes de abrirlas -le dijo con sarcasmo-.
Belén –ignorándola-: Julián, ¿puedo hablar contigo?
Julián: Luego te busco. Ahora no puedo.

La cara de ganadora que puso Anahí fue espectacular, y Belén se fue de allí enojada con Anahí. Odiaba tenerla cerca, y mucho más odiaba que estuviera bien con Julián. Any se alejó de Julián cruzándose de brazos mientras lo miraba seria.

Julián: ¿Qué?
Any: ¿Por qué no le dijiste nada?
Julián: ¿De qué?
Any: ¿Cómo de qué? –Suspiró-. ¿También entra en tu cama sin pedir permiso?
Julián: ¿Por qué dices eso? Mil veces le dije que llamara antes, pero le da igual... No sé qué hacer ya con ella. No vamos a pelear por Belén una vez más, ¿no? ¿O sí?
Any: Ya, bueno, no importa... Yo a lo que vine fue a decirte algo que debí haberte dicho hace tiempo...
Julián: ¿Qué cosa, Any? Me estás asustando.
Any: No te lo dije antes porque sé que no te gusta la idea, y además me daba miedo cómo pudieras reaccionar, pero... Creo que es una buena oportunidad para ver que puedo confiar en ti como antes.
Julián: Anahí, ¿qué me estás queriendo decir?
Any: Julián, yo... Bueno... Este... Pues... Es que... Estoy embarazada.

Julián se quedó de piedra, casi se cae desmayado, pero salió del shock a tiempo. Es verdad que siempre le aterraron las palabras "matrimonio" y "ser padre", pero estaba decidido a cualquier cosa con tal de volver a reconquistar a Any.

Any: ¿No dices nada?
Julián: Es que... No... No me lo esperaba.
Any: ¿Qué piensas?
Julián: No sé. ¿Qué piensas tú?
Any: En todo este tiempo estuve pensándolo, y... Decidí que quiero tenerlo.
Belén -entrando de nuevo-: Julián, por favor, es urgente.
Julián: ¿Te puedes marchar? ¿Qué no ves que estoy ocupado?
Belén: Vas a mandar al diablo el negocio.
Julián: ¡¡No lo voy a mandar a ningún lado!! Igual y eres tú quien manda todo a la fregada... ¡¡Ya vete!! Luego te busco.

Belén se fue nuevamente enojada, pero el rostro de Anahí no mostró ningún sentimiento hacia ella, ni siquiera odio.

Julián: Así que... Quieres tenerlo -Any asintió con la cabeza y agachó la cabeza-. O sea... Voy a ser padre...
Any: Si no quieres, podem...
Julián -la interrumpió-: No, no. Claro que quiero, solo que... Ya sabes qué pienso de los bebés.
Any: Pero no pareces muy contento...
Julián: Si, tesoro, lo estoy, solo que no me lo esperaba... Voy a ser padre, no es algo que esperas oír todos los días.
Any: ¿Y entonces? ¿Me vas a ayudar?
Julián: Claro que si -se acerca a ella-. En todo lo que quieras. Es más... Si quieres nos casamos cuando nazca el bebé.
Any –mirándolo extrañada-: ¿En serio?
Julián: Muy enserio...

Se acercó más a ella para besarla, agarrándola por la carita, mientras ella le seguía el beso agarrándolo por su camisa a la altura de la cintura.

Any -se separa tan solo dos milímetros-: Me gustaría tanto pasar esta noche contigo...
Julián: Pero no puedo dejar el negocio solo...
Any: Belén se puede hacer cargo, ¿no? Al fin y al cabo siempre lo has dejado con ella...
Julián: Si, y desde que lo dejo en sus manos todo va peor -Any puso pucheritos y agachó la cabecita-. Pero... ¿Tienes muchas ganas de estar conmigo toda la noche? -Any, retirándose un mechón de pelo que le caía por encima del ojo, afirmó con la cabeza-. Es que... Se me ocurre algo...
Any: ¿Qué cosa?
Julián: No puedo dejar el negocio solo, pero... Hay un cuarto que aún está desocupado...
Any –sonrojándose-: ¿Aquí?
Julián: A no ser que quieras esperar un par de horas...
Any: No sé. ¿Qué quieres tú?

Llegaron al acuerdo de esperar que Julián cerrara el club, puesto que la ocasión de haberse reconciliado merecía una noche fantástica. Estuvieron toda la noche como una pareja que recién comenzaban a ser novios, mirándose y sonriéndose mientras Julián arreglaba papeles. Cuando salieron de allí, fueron a la casa de él, hacía tiempo que Any no entraba allí, y todo lo veía tal y como lo recordaba, suponía que era buena señal.

Julián: Espérame en el cuarto, ¿va?
Any: ¿Y si me duermo? Llevo todo el día despierta... 
Julián: Entonces dormiré a tu lado.

Le sonrió y fue a la cocina a por un vaso de agua, y cuando fue al cuarto, Any estaba tumbada en la cama de lado, con su cuerpo en dirección a la puerta.

Pasión y Amor van UnidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora