Pasión y Amor van Unidos

Capítulo 90

Alejandra estaba tumbada en el sofá del salón, pensando en su relación con Diego, pues se habían ido a la cama discutiendo y ella no quería una relación así. Los invitó a que se fueran al garaje a que hablaran calmadamente, pero siguieron discutiendo cuando se quedaron solos.

Any: Esto no fue mi idea. ¡Nada de esto fue idea mía!
Poncho: No –respondió llorando-. Tu única idea era ayudar a Julián a cambiar. ¿Para qué? ¿Para asegurarte de que no te hiciera daño? ¿Para poder criar a mi hijo sin miedo y a su lado? No entiendo una mierda cada vez que me dices que lo nuestro es cuestión de tiempo y aún así, todas las veces accedí a dártelo. Confié en ti, confié en tus sentimientos... ¿Y todo para qué? ¡Dime! –Exclamó gritando entre lágrimas-. ¿De qué está sirviendo esperarte?
Any: ¡No parece que me estés esperando! ¡Tú también estás feliz con Domínica!, ¿no? -Gritó también-.
Poncho: ¿Qué? –Preguntó sorprendido por los celos de Any-.
Any: ¿Te crees que eres el único que sufre? ¿Eh? –Preguntó empujándolo-. ¿Crees que a mí no me duele no sentir tu mirada sobre mí? Volteo y no estás... Me volteo a verte y nunca me encuentro con tu mirada. Hasta Julián se dio cuenta de que ni me miras. Estamos aquí y parece que te tengo a kilómetros.
Poncho: ¡Es que eso es justamente lo que llevo sintiendo desde que te conozco! Y a cada segundo que pasa te siento más lejos. Cada segundo te siento más lejos de mí y más cerca de él. Anahí, yo te amo. Yo te amo, pero te juro... Te juro que no aguanto más. No puedo seguir esperándote. No sin seguir entendiendo nada... Dime de una vez, Anahí. Dime por qué demonios le tienes tanto miedo. Explícame por favor.
Any: ¡Ya te dije que los estoy protegiendo! No quiero que te pase nada; ni a ti ni a Silvia.
Poncho: ¿Qué me va a pasar? Si tu novio intenta involucrarme en sus negocios, yo voy a poder demostrar que soy inocente. Dime qué más hay, por favor. Porque no creo que sólo sea eso –dijo sin poder dejar de llorar-.
Any: Poncho, es eso. Es eso y es esto –dijo poniéndose la mano en el vientre-. Entiende que los estoy protegiendo a todos.
Poncho: ¿Y qué con eso? ¿Me lo vas a quitar por lo que te acaba de decir Julián? Nada más te voy a decir una cosa, Anahí... Una vez me dijiste que serías capaz de alejarme de mi hijo para que yo no sintiera lástima. Ahora te digo que no me vas a separar de él. Y que tu maldito novio me va a dar igual. Pero ese bebé va a llevar mi apellido.
Any: Poncho, escúchame.
Poncho: ¡No te voy a escuchar nada! Como dijiste anoche, tenemos que pensar con la cabeza, ¿no? Pues pensé con la cabeza, y te juro por Dios que ese bebé no va a llamar papá a Julián. Esto –dijo colocando sus manos en el vientre de Any-, esto es nuestro. Tuyo y mío. Y si yo no puedo estar contigo, voy a luchar contra todo y contra todos para que mi hijo sí lo pueda estar. Te lo aseguro.
Any: Yo no te quiero alejar de tu hijo y lo sabes. Y tampoco me quiero alejar de ti.
Poncho: No me queda tan claro. Lo siento Anahí, pero... No puedo confiar más en esas palabras.
Any: ¿Qué tengo que hacer para que me creas?
Poncho: Hablarme con la verdad.
Any: Te estoy hablando con la verdad, Poncho.
Poncho: Toda la verdad, Anahí. Porque estoy cansado de todo esto. Y ya no creo que me estés contando todo. Lo siento, pero no te creo.
Any: No puedo decirte más, Poncho. Pero de momento, no puedo terminar con él.
Poncho: Pues que seas feliz a su lado. Pero ya te avisé que de este bebé, me voy a hacer cargo. No me van a separar de mi hijo.

Poncho se separó de Any y se dio la vuelta para no ver más las lágrimas en los ojos de la mujer a la que amaba, pero volvió a mirarla al escuchar que Any estaba respirando de manera diferente, muy rápida, como si fuera incapaz de llenar sus pulmones.

Poncho: ¿Qué te pasa?
Any: Poncho –dijo sintiendo que le faltaba el aire y apoyándose en uno de los coches estacionados-. Ayúdame, por favor.
Poncho: ¿Qué te pasa, Anahí? ¿Qué tienes? –Preguntó nervioso, tomándola por la cara-.
Any: No... No sé. Me estoy...