Capítulo 55

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Prof.: Pues desde el lunes no atiende en clase, ayer no trajo la tarea hecha y, lo que más me preocupa, es que no deja de pelearse con sus compañeras.
Any: Dígame una cosa. ¿Se dio cuenta de cómo se burlan sus compañeras de ella?
Prof.: ¿Cómo dice?
Any: Sí. Silvia tiene que soportar un día sí y al otro también los desplantes y burlas de sus compañeras por no tener madre. Creo que el tío de Silvia paga demasiado dinero para que Silvia esté en este colegio como para que no se hayan percatado de eso y dejen que cosas así sucedan.
Prof.: Eso no puede ser; aquí no estamos únicamente para dar clases de matemáticas. También inculcamos valores a las alumnas.
Any: ¿Se ha molestado en hablar con Silvia antes de hablar conmigo?
Prof.: La verdad es que no, es sólo una niña que –Any la interrumpe-.
Any: Es sólo una niña que está sufriendo bullying. Por Dios, incluso hoy las propias madres de sus compañeras no se cortan en lanzar comentarios despectivos hacia mí o hacia ella. ¿Es que tampoco se dio cuenta de eso? –La profesora estaba a punto de hablar, pero Any la volvió a interrumpir-. Mire, no se lo tome personal, pero hoy voy a hablar con Viviana o con Jorge para que saquen a Silvia de este colegio. No puede ser que sean tan incompetentes y que únicamente estén pendientes de si un niño deja de prestar atención o deja de hacer la tarea. En lugar de preocuparse porque Silvia no deja de pelear con sus compañeras, moléstese por saber por qué se pelea tanto. Y ahora si me permite, me llevo a Silvia a casa. Con permiso.

Estaba claro que Anahí no era la misma, pues nunca antes se hubiera atrevido a hablarle así a la maestra, pero era la segunda vez que hablaba con ella, mientras que con Poncho no habían hablado tampoco mucho o, al menos, Poncho no se lo había contado, y la verdad era que le dolía mucho todo lo que le pudiera pasar o le pasara a Silvia. Más aún desde que comenzó a entender lo que estaba significando ser madre. Le daba mucho gusto poder estar en la vida de Silvia a pesar de no poder estar con Poncho, y aún más le gustaba saber que si Poncho se lo pidió, fue porque estaría de acuerdo entonces en que Any pudiera tomar decisiones sobre Silvia.

Any se llevó a Silvia de la escuela, llamó a Alejandra, se fueron a comer las tres y luego pasaron toda la tarde juntas. Después Any llevó a Alejandra a su casa y por último, tras avisar a Julián –pues se quería ganar su confianza-, llevó a Silvia. Llamó al timbre y esperó a que Viviana abriera la puerta que; para la sorpresa de Any, la invitó a pasar, pero ella se negó.

Viviana: Mi hijo no está y no va a llegar hasta tarde; puedes quedarte un poco sin problema. Sé que Silvia va a estar encantada y además, así yo puedo terminar con unas cosas del trabajo.

Any aceptó, pues entendió que Poncho le había contado algo a la madre y se sintió tranquila. Cenaron las tres juntas y luego Any se fue con Silvia a su cuarto; Silvia se duchó y quiso que Any la acompañase hasta que se quedara dormida.

Any: ¿Te lo pasaste bien hoy? –Silvia dijo que sí-. ¿Segura?
Silvia: Sí, Any.
Any: ¿Y por qué noto tanta tristeza?
Silvia: Porque donde no me lo pasé tan bien fue en la escuela, y no quiero regresar mañana.
Any: Pero tienes que ir a la escuela, tesoro.
Silvia: Pero es que no quiero que se vuelvan a burlar de mí. Siempre me castigan y me regañan a mí, nunca a las demás.
Any: Siempre te castigan a ti porque ellas se burlan cuando no está la maestra, ¿verdad? –Silvia asintió muy triste-. Pero ellas nunca son las que se acercan a ti para pelear a golpes, ¿o me equivoco? –Silvia lo negó y la miró con miedo a que la regañara-. Entonces por eso tienes que tratar de controlar tus impulsos. Está muy feo pelear así, Silvia –le dijo sin regaños-.
Silvia: Pero es que me tienen harta y todos los días se burlan de mí. Nadie juega conmigo y nadie quiere hacer tareas conmigo en la escuela. Dicen que si se acercan a mí también voy a matar a sus papás.

Esas palabras de Silvia hicieron que el corazón de Any se encogiera, haciéndole mucho daño.

Viviana justo pasó por allí y se quedó a escuchar. Ya sabía que Any le habló de aquella manera a la maestra, puesto que la maestra llamó a Poncho y él se lo dijo a su madre. Además, quería saber cómo Any enfrentaba la situación, pues Silvia era su nieta y al final de cuentas, le preocupaba que el hijo que esperaba Any fuera de Poncho.

Pasión y Amor van UnidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora