Capítulo 13

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Any: A eso voy... Julián nunca ha sido celoso, pero Belén una vez me envió a un chavo que era... Pues era normalito, pero Julián decía que era hermoso y no sé qué más... Todo porque Belén le había metido cosas en la cabeza para que nos peleáramos; y desde ahí comienza todo... Hasta el cambio de Julián... Con decirte que la amenazó a ella con hacerle la vida imposible si yo me enamoraba de otro por su culpa... Y a mí me dijo lo mismo... Bueno... A mí me dijo que no sólo me haría la vida imposible, sino que mis papás se enterarían de todo esto... Se enterarían de que su hija no trabaja en lo que ellos creen, sino en ese lugar –comenzó a llorar-, acostándose con hombres totalmente desconocidos... Julián, desde aquel hombre... es totalmente diferente, no sé... Ya no tiene detalles conmigo, no me habla a cada rato, cuando le digo de algún examen se le olvida... Incluso en la cama se olvida de mí... El caso es que... Un día Belén me envió a un hombre que ella pensó que estaba borracho...
Ale: ¿No lo estaba?
Any: No... No sólo no lo estaba, sino que era guapísimo, Ale... Lo hubieras visto... Al principio no me di cuenta, porque pensé que ya me había enviado a otro borracho... Pero cuando lo vi... Hasta me molestó que me dijo que tenía novia y que... No le quería ser infiel... Que se casarían pronto... Porque entonces, ¿para qué fue? Digo, los hombres que van allá, saben perfecto a lo que van... Yo le dije que ya tenía que pagarme y él... Él se ofreció a darme el dinero sin hacer nada, porque aparte pensaba que era una niña, pero... No sé Ale... Algo dentro de mí me dijo que lo obligara y... Y así lo hice... No le obligué, pero le dije que si quería darme el dinero, tendría que trabajar... Cuando él estaba ya desnudo me quedé embobada con su cuerpo, me quedé perdida... Tenía cada músculo bien marcado, sin exagerarlos... Se notaba que los trabajaba a diario... Unos ojos preciosos, Ale, en color oliva...
Ale: Y... ¿qué pasó? ¿Si te acostaste con él?
Any -se le salían cada vez más lágrimas-: Sí... Si me acosté con él, pero... no solo eso... Él volvió, y volvió, y volvió una y otra vez... Desde el primer momento con la excusa de quererme ayudar a salir de ahí... Se enteró de que aquí vivo y una vez vino. Cuando Julián me dijo que me fuera al velorio, yo estaba con ese hombre en mi cama, encuerados, acabábamos de terminar de hacerlo... Ese día me sentí súper bien en la cama... Este hombre me dio todo lo que Julián hace tiempo no me da... Me dio tranquilidad, confort, respeto, me dio placer... Me hizo disfrutar al máximo y ser la mujer más feliz del mundo... Después de eso él se fue a unos viajes de negocio y yo me quedé con Julián, a pesar de estar a veces pensando en el otro... Me siento tan mal, amiga...
Ale: Pero... A ver... No sé si yo estoy entendiendo bien todo esto... Ese hombre lo que te hace sentir es placer, ¿no? O sea... A ver... Julián y tú... ¿Siguen haciendo el amor?
Any: Sí... Bueno no...
Ale: ¿En qué quedas?
Any: Julián es el que disfruta... Yo sólo le doy lo que él quiere, pero... Desde que probé a ese hombre... es como que nada más con él que yo sí logro disfrutar.
Ale: Entonces... Julián no te da lo que quieres y el otro sí... Dices que no es amor, ¿no? Entonces será que te sientes atraída y ya... No sé dónde está el problema... Al caso, Julián está acostumbrado a llevarlos bien grandes -haciendo señales de cuernos-.
Any: Amiga, estoy en serio... La última vez que ese hombre y yo estuvimos juntos fue hoy y... Julián anoche no supo de mí, se puso celoso y ahí es cuando me da lo que realmente me hace tanta falta de él... Nada más cuando él está celoso es que piensa en mí... Hace un rato se fue y... Me trató súper bien, amiga... es... no sé... fue un lindo... comenzó dándome besos por el cuello, me besaba la oreja...
Ale: Y... Tú mientras... ¿No le respondías?
Any: Yo... no le respondí hasta que el otro hombre se fue.
Ale: ¿Qué? ¿Que el otro hombre estaba aquí mientras tú y Julián...?
Any: Es que Ale...

Any le contó ya todo a Alejandra de lo que pasó el día anterior, en la noche y esa mañana al llegar a casa... Ale estuvo consolándola todo el día, y hasta hizo que en la tarde se olvidara de él, pero por la noche, Any lo volvió a recordar antes de irse a dormir las dos.

Ale -hablando por teléfono-: ¿Bueno? // No... Bueno, realmente no sé porque yo no estoy en mi casa... Háblale a su celular. // Bueno, entonces marca a mi casa, tú tienes el número. // Ay Rodri... entonces no sé... ve a mi casa o no sé... Yo estoy en la casa de una amiga, pero ¿qué? ¿Todavía no cortaron o qué? // Bueno, pues esta noche siento no poder ayudarte... Ya te tengo que colgar porque estoy en la casa de mi amiga, como te dije... Que tengas suerte, amigo... Bye.
Any: ¿Quién es ese tal Rodri?
Ale: Es mi cuñado...
Any: Pero tu cuñado no era...
Ale -la interrumpe-: Si, si, es que Rodri le digo yo... Así es su segundo apellido...
Any: ¿Y el primero?
Ale: No me gusta para llamarlo así -viendo que Any se quedó pensativa-... ¿En qué piensas?
Any: En nada... ¿Nos vamos a dormir?
Ale: Claro, vamos, pero ¿en donde duermo yo?
Any: ¿Te importa dormir en la cama de mis papás conmigo? Es más grande y cabemos mejor las dos... Ya no somos niñas para compartir la mía y... Eres mi amiga, necesito dormir abrazada a alguien.

En cuanto Ale se quedó dormida, Any se levantó de la cama y fue a la cocina a tomar un poco de agua, pero cuando se iba a ir para arriba vio por la ventana del salón un coche estacionado en su puerta, con las luces de emergencias encendidas. Any se pone su abrigo y decide abrir la puerta para ver si no pasó nada, y el dueño del coche se dio cuenta que ahí estaba ella...

Poncho: ¿Te desperté?
Any: Tú ¿Qué haces aquí?
Poncho: Llevo aquí como tres horas...
Any: No te pregunté cuánto llevabas aquí... ¿Qué quieres Poncho?
Poncho: Tengo que hablar contigo.
Any: Yo contigo no tengo nada de qué hablar, así que por favor... Márchate, ¿sí? Además, no son horas.

Any le iba a cerrar la puerta, pero Poncho se lo impidió con su mano.

Poncho: Me iré cuando hayamos hablado.
Any -suspiró y lo miró a los ojos-: Está bien... Pasa, yo también tengo algo que decirte... ¿Quieres tomar algo?
Poncho: Agua -y se quedó en el salón, viendo una foto de Any de pequeña con una niña mayor que ella-... ¿Quién es?
Any -llegando con el agua suya y el de Poncho-: Mi hermana.
Poncho: ¿Tienes una hermana?
Any: Sí, ¿por qué?
Poncho: Nunca me lo imaginé... ¿En dónde está?
Any: Si no te importa... Preferiría no hablar de ese tema... 
Poncho: Perdón, no debí preguntar...
Any: Todo está bien... Muchas veces le dije a mis papás que quitaran esa foto, pero no me hacen caso... Bueno y, ¿de qué querías hablar tú conmigo? Que yo sepa no hay nada de qué hablar, ¿no? Digo, nunca lo hacemos.

Ambos rieron mirándose a los ojos. Se quedaron mirándose unos instantes, y Poncho acarició el rostro de Anahí. Ésta cerró los ojos para sentirlo mejor y seguía la mano de Poncho con su cara. Poncho se llenaba de ternura al verla reír, puesto que hacía horas la había visto preocupada, triste... Llena de miedo hacia su novio.

Any: Tus manos –susurró-.
Poncho: Son para ti siempre que así lo desees -le susurró también, pegando su frente a la de ella-.
Any -mirándolo a los ojos-: ¿Por qué? ¿Por qué no me dejas en paz?
Poncho: Porque no puedo... No puedo irme lejos de ti sabiendo que tú estás cerca de ese energúmeno.
Any: Ese energúmeno es mi novio, me ama y lo amo...
Poncho: Lo sé... Sé que lo amas, lo pude ver hoy, pero...
Any: Pero nada Poncho... Contigo cerca no puedo vivir mi vida con Julián. Eres...
Poncho: ¿Qué? ¿Que soy qué?
Any -levantándose del sofá a punto de llorar-: Está claro lo que eres, ¿no? Por favor, ya vete, no me hagas las cosas más difíciles... Te estás volviendo... O sea, tú... No puede ser que...
Poncho: ¿Qué, Any? ¿No puede ser qué cosa? Vamos, dilo -se levanta y se pone tras ella-. Me encanta estar contigo y te encanta estar conmigo... ¿Qué tiene de malo?
Any: ¿Odias a tu novia?
Poncho: Con todas mis fuerzas.
Any: Sólo te acuestas conmigo por despecho, por venganza a lo que te hizo.
Poncho: No es así, Any. Te juro que no es así. El sexo contigo –Any no lo dejó terminar de hablar-.
Any: Yo no quiero que Julián me odie por lo mismo que tú la odias a ella –llora-. Déjame, por favor... Déjame vivir mi vida con mi novio y tú haz la tuya por tu lado, no me busques más -llora sin consuelo-. No quiero volverte a ver ni en mi trabajo, ni en mi casa y si algún día me ves por la calle... No me saludes, por favor.
Poncho: No... No me hagas esto –notaba cómo se le empezaban a humedecer los ojos-, somos amigos, ¿no?
Any: No te estoy haciendo nada, Poncho... Dijimos que nada de sentimientos y esto se nos está yendo de las manos. Pareciera que te estés enamorando de mí... Y... Nadie puede amar a una mujer como yo... Soy una cualquiera -llora cada vez más-, ni siquiera merezco que me llamen mujer...
Poncho: Anahí, no digas eso.

Pasión y Amor van UnidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora