Desde ahí abajo, ella le dedicó una sonrisa pícara y él, con su mirada, le pidió que siguiera.
Any le desabrochó el pantalón y se lo bajó, seguido de sus calzones y pronto agarró con suavidad el miembro de Poncho, masajeándolo con mucho cuidado, con movimientos suaves de abajo hacia arriba.
Poncho intentaba no soltar gemidos, pero era casi imposible con tal mujer jugando con su amiguito...
Ella introdujo el miembro de Poncho en su boca, pasándole la lengua lentamente desde el inicio hasta el final del mismo, llegando a la punta y haciendo movimientos en círculos con la punta de la lengua, sin detener su mano que aún subía y bajaba, cada vez más a prisa... Los gemidos de Poncho hacían que Any ardiera en deseos porque Poncho le diera todo lo que podía darle, así que siguió complaciéndolo, acariciando con su mano libre los testículos.
Any sintió la mano de Poncho en su cabeza, lo que la hizo entender que él quería que no se detuviera, que profundizara más el asunto. Así que Any, ni corta ni perezosa; introdujo en su boca el miembro de Poncho hasta donde pudo, saboreándolo un segundo para luego apartarlo de sus labios succionando fuertemente. Any cerró sus ojos al tenerlo fuera de ella, sintiendo el ardor por un segundo. Al abrirlos, tenía la mirada de Poncho clavada en ella, pidiéndole más, así que no dudó en volverlo a introducir.
Cada vez que lo hacía era más estimulante, haciéndolo llegar poco a poco a un orgasmo que no pudo ser contenido. Poncho se lo hizo saber a Any en un intenso y ronco gemido que soltó cuando explotó en la boca de Any, al mismo tiempo que su cuerpo tembló levemente.
Se fue vaciando en los labios de Any de manera lenta pero muy intensa. Descaradamente, ella bebió todo, recogiendo el resto que quedó con su lengua. Cuando terminó de lamerle todo, subió, con los ojos cerrados, humedeciéndose los labios con su lengua y, cuando abrió los ojos, se vio reflejada en la mirada penetrante de Poncho, quien le dio una sonrisa y la fundió en un cálido beso, llevándola a la pared.
Mientras la besaba, podía sentir cómo ella seguía con la respiración agitada y comenzó con suavidad a desabrocharle la blusa... Luego siguió con sus jeans, la subió encima de él, apoyando su peso en la pared, para comenzar a acariciarla de forma lenta pero intensamente.
Eran unas caricias muy tiernas, mientras entre beso y beso se paraba a contemplarla, cosa que hacía que Any cada vez estuviera más relajada.
Poco a poco su respiración se fue controlando, al igual que la de Poncho, pero él no quería... No quería que ella se relajara, así que puso a Any en el suelo, besándola, bajando sus húmedos besos, acariciando con su respiración lo que podía de los senos de ella.
Le quitó por fin la blusa, seguida del sostén, aprovechando el momento para pasarle la punta de su lengua por alrededor de sus pezones, mirando a Any a los ojos, los cuales les daban la respuesta para que no se detuviera aún estando cerrados.
Poncho introdujo uno de los pezones de Anahí en su boca, haciéndola sufrir por no querer dejar escapar los leves gemidos. Estuvo jugando luego con el otro pezón, succionando así ambos para luego bajar los besos por el vientre, hasta quedar arrodillado ante ella, con su boca justo a la altura de su feminidad. Desde ahí la miró nuevamente a los ojos, para ver qué podía ver en ellos nuevamente, pero comenzó a sonar el celular de Any.
Any -con la respiración cada vez más agitada-: Espera, Poncho.
Poncho: No respondas.
Any: Tengo que hacerlo -sintiendo las manos de Poncho rondando muy cerca de su abertura-. Puede ser importante.
Poncho: Y también puede que no lo sea -dijo besando la abertura de Any-.
Any: Espérate, wey -sin ver quién era respondió-: ¿bueno?Poncho no se esperaba, era incapaz de esperar para poder saborear a Any después de esas semanas sin tan siquiera escuchar su voz...
Any -hablando con Julián, fingiendo estar normal-: Luego te hablo, mi amor -dijo casi sin poder hablar-. No... No pasa nada, solo que -apartándose el teléfono un segundo para hablarle a Poncho-: espérate -apartando con su mano la cabeza de Poncho de ella-. Me acabo de tropezar y casi me caigo y se me aceleró el corazón de sentir la vergüenza de caerme. Pero no te preocupes, estoy bien. Te... Luego te marco-le colgó-: ve lo que me haces decir.
Poncho: Perdón, pero es que no me aguanto las ganas de tener tu sabor en mí... Te has vuelto mi droga, sin ninguna explicación... Me moría de ganas por verte y poder saborearte de nuevo.
Any: Me gusta ser tu droga, pero me gusta más sentir que tus labios desean mi sabor.
Dicho esto, agarró con sus dos manos la cabeza de Poncho, entrelazando sus dedos en sus cabellos, mientras él por el momento sólo le daba besos en su feminidad, acariciándolo con sus dedos por donde los labios iban marcando el camino... En menos de lo que canta un gallo comenzó a pasar su lengua muy poco a poco por su clítoris, haciéndola presa de él.Any se moría de ganas de que Poncho llegara a saborearla cuanto antes, y de alguna u otra manera se lo hizo saber a él, así que Poncho dio una ligera pasada con su lengua por dentro de ella, introdujo sus dedos en ella y comenzó a hacer movimientos suaves. Primero en círculos, para luego ir subiendo la intensidad junto al cambio de movimientos, haciéndolos ahora de dentro hacia fuera varias veces, hasta comenzar a sentir la humedad de su interior. Tras sentir que no faltaba mucho para que Any se diera a saborear, introdujo su lengua con pasión, impaciente por ya recordar su sabor y beberse todo lo que ella le diera.
Cuando Any soltó el tan esperado orgasmo, Poncho se dio por satisfecho, ya que ella le había confesado que a veces, ni tan siquiera con su novio sentía nada; aunque siguió lamiendo todo su interior para quedarse seguro de que no quedara nada.
Al terminar, Poncho agarró la blusa de Any del suelo, le dio un beso tierno en su abertura, rozándola con sus dientes de forma muy apasionada. Se levantó, la miró a los ojos y le acarició la cara sonriéndole muy dulcemente. Any tomó su mano y se llevó a la boca dedo por dedo, mirándolo de forma pícara.
Poncho: ¿Quieres más? -Preguntó con una sonrisa-.
Any -sonriéndole pícaramente-: Sólo me encargo de que estés bien limpito -pasándose la lengua por sus labios-.
Poncho -poniéndole su blusa-: eres hermosa -dijo acariciándole la carita-.
Any se sonrojó y fue incapaz de articular una sola palabra. Poncho se vistió más rápido que Any y decidió esperarla fuera, ya que no le dio ni tiempo a probarse nada de lo que llevaba.Pasaron esa tarde juntos, llenándose de besos apasionados en cualquier rincón a escondidas del centro comercial. Luego Julián llamó a Any y le dijo que no iba a poder ir a por ella, así que Poncho se ofreció a llevarla a casa.
Antes de llevarla a casa, Poncho quiso invitarla a cenar a un restaurante muy lujoso y luego, camino de llevarla, el coche se quedó parado en medio de la carretera por culpa de un problema con la batería.
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Pasión y Amor van Unidos
RomanceNunca es fácil terminar con una pareja, mucho menos después de llevar muchos años juntos y saber que esa persona es tan peligrosa, que es capaz de hacer cualquier cosa. ¿Podrá Anahí dejar a su novio para vivir su vida al lado de Poncho, el hombre q...