A Víctor ya no le gustaba jugar con Juan. Nuevamente, quería ser el héroe y este no le dejaba.
— Pero ¿Por qué no? — pregunta Víctor
— Porque tú no eres fuerte y no la puedes llevar en los brazos como yo — le contradecía Juan— Si puedo
— No tienes suficiente fuerza, porque no trabajas en la herrería o trabajando en los campos, solo eres el señorito de la casa
Víctor estaba enfadado, va donde estaba Amelia en el árbol y la carga en sus brazos, sin escuchar lo que decía el niño de piel morena.
— No puedes hacer eso. Eres el villano, así que devuélvela
— Yo puedo hacer lo que quiera y ya nos vamos. No queremos jugar contigo — Víctor se va con Amelia mientras la seguía llevando en brazos.
— Eres un mimado, no sabes seguir el juego — le grita Juan mientras ve cómo se marchan.
— ¿Por qué estás enojado con Juan? — pregunta Amelia
— Porque él siempre quiere hacer su voluntad ¿no te molesta?
— No, porque él puede ser el héroe en el juego, pero tú siempre serás mi príncipe — Amelia le da un beso en la mejilla.
Víctor antes de llegar a la mansión, la baja y entran por la cocina, proponiéndole jugar a las escondidas. Luego de jugar y correr por las habitaciones, decidieron cazar tesoros, la mansión era tan grande y tenía tantas habitaciones que siempre se podía descubrir algo nuevo.
— ¿Está bien que estemos aquí? — pregunta Amelia, ya que se encontraban en el despacho privado del señor Fortunato, revisando sus cosas.
— Sí. Mi padre tiene muchas cosas interesantes aquí — responde Víctor mirando las estanterías.
— Pero si nos encuentran nos castigarán
— Aquí nadie entra, además que mi padre llega mañana — aseguraba, sacando una botella de cristal muy bonita que estaba en los estantes.
— ¿Qué es eso? — pregunta de manera curiosa Amelia.
— Es Brandy, a papá le gusta — Víctor abre la botella y bebé un poco
— ¿Está rico?
Él no responde y le pasa la botella, Amelia toma un sorbo, sintiendo como el líquido le quema la garganta y comienza a toser, junto con las risas de su amigo.
— Es fuerte, solo lo toman los hombres
— Eres malvado, es como beber fuego, ahora siento que mi nariz duele y huele a alcohol
Víctor se dirige a la silla de su padre detrás del escritorio y se sienta en él como si fuera el dueño, dándose aires de importancia.
— Yo seré el encargado de las minas y trataré con otros grandes empresarios, por eso, tengo que aprender a beber Brandy
— ¿Quieres ser el jefe de todos?
— Sí, seré como mi padre, todos me tendrán respeto, pero voy a cuidar de mis trabajadores
— Yo seré cocinera como mi mamá, aprenderé a hacer pasteles, queso y mantequilla. Ya sé cocinar un estofado de gallina.
Víctor baja de la silla y abre la puerta que daba al cuarto de su padre, mira en sus estanterías y saca un frasco de perfume colocándose unas gotas en el cuello.
— Ahora huelo a papá
— ¿Por qué tus padres duermen en habitaciones distintas? Los míos duermen juntos en la misma cama — pregunta Amelia al ingresar en aquella habitación.

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Un Amor Tan Intenso
Historical FictionLos Fortunato, una rica y poderosa familia del siglo XIX, comprometen a su único hijo a contraer un matrimonio por conveniencia y heredar el gran imperio de los reyes del Carbón. Pero él, no tenia los mismos planes, amaba a otra mujer y abandona tod...