Capítulo 5

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A Víctor ya no le gustaba jugar con Juan. Nuevamente, quería ser el héroe y este no le dejaba.

— Pero ¿Por qué no? — pregunta Víctor

— Porque tú no eres fuerte y no la puedes llevar en los brazos como yo — le contradecía Juan

— Si puedo

— No tienes suficiente fuerza, porque no trabajas en la herrería o trabajando en los campos, solo eres el señorito de la casa

Víctor estaba enfadado, va donde estaba Amelia en el árbol y la carga en sus brazos, sin escuchar lo que decía el niño de piel morena.

— No puedes hacer eso. Eres el villano, así que devuélvela

— Yo puedo hacer lo que quiera y ya nos vamos. No queremos jugar contigo — Víctor se va con Amelia mientras la seguía llevando en brazos.

— Eres un mimado, no sabes seguir el juego — le grita Juan mientras ve cómo se marchan.

— ¿Por qué estás enojado con Juan? — pregunta Amelia

— Porque él siempre quiere hacer su voluntad ¿no te molesta?

— No, porque él puede ser el héroe en el juego, pero tú siempre serás mi príncipe — Amelia le da un beso en la mejilla.

Víctor antes de llegar a la mansión, la baja y entran por la cocina, proponiéndole jugar a las escondidas. Luego de jugar y correr por las habitaciones, decidieron cazar tesoros, la mansión era tan grande y tenía tantas habitaciones que siempre se podía descubrir algo nuevo.

— ¿Está bien que estemos aquí? — pregunta Amelia, ya que se encontraban en el despacho privado del señor Fortunato, revisando sus cosas.

— Sí. Mi padre tiene muchas cosas interesantes aquí — responde Víctor mirando las estanterías.

— Pero si nos encuentran nos castigarán

— Aquí nadie entra, además que mi padre llega mañana — aseguraba, sacando una botella de cristal muy bonita que estaba en los estantes.

— ¿Qué es eso? — pregunta de manera curiosa Amelia.

— Es Brandy, a papá le gusta — Víctor abre la botella y bebé un poco

— ¿Está rico?

Él no responde y le pasa la botella, Amelia toma un sorbo, sintiendo como el líquido le quema la garganta y comienza a toser, junto con las risas de su amigo.

— Es fuerte, solo lo toman los hombres

— Eres malvado, es como beber fuego, ahora siento que mi nariz duele y huele a alcohol

Víctor se dirige a la silla de su padre detrás del escritorio y se sienta en él como si fuera el dueño, dándose aires de importancia.

— Yo seré el encargado de las minas y trataré con otros grandes empresarios, por eso, tengo que aprender a beber Brandy

— ¿Quieres ser el jefe de todos?

— Sí, seré como mi padre, todos me tendrán respeto, pero voy a cuidar de mis trabajadores

— Yo seré cocinera como mi mamá, aprenderé a hacer pasteles, queso y mantequilla. Ya sé cocinar un estofado de gallina.

Víctor baja de la silla y abre la puerta que daba al cuarto de su padre, mira en sus estanterías y saca un frasco de perfume colocándose unas gotas en el cuello.

— Ahora huelo a papá

— ¿Por qué tus padres duermen en habitaciones distintas? Los míos duermen juntos en la misma cama — pregunta Amelia al ingresar en aquella habitación.

Un Amor Tan IntensoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora