Amelia ingresa en compañía de la señorita Celenia al despacho del señor Fortunato.
— ¿Mandó a llamar, señor? — pregunta la joven con la mirada baja.
— Amelia lo lamento, pero debes abandonar esta casa — contesta el señor Fortunato — Te he escrito una carta de recomendación y te pago por el mes completo y un poco más. Te agradecemos por tus servicios.
— ¿Me está despidiendo?
— Así es, tengo buenas familias en las que puedes trabajar, le daré esa información a tu madre para que te presentes con ellos, es todo.
La joven comienza a llorar, estaba segura de que le despidieron por haber descubierto la relación con Víctor. Celenia al notar que la joven no se marcharía por seguir llorando, toma la carta de recomendación y su sueldo que había dejado Agustín encima del escritorio, se gira para tomar por los hombros a la muchacha y sale con ella de la habitación.
— Vamos niña, tranquila... te aseguro que todo es para mejor — le consolaba Celenia
Amelia recibe su carta de recomendación y el dinero, guardándolo en su bolsillo mientras caminaba con el ama de llaves para salir de la casa, pero su paso es interrumpido por Víctor.
— Amelia ven conmigo
— Señorito, ella fue despedida y ya no trabaja aquí — intervenía el ama de llaves.
— Nadie te lo ha preguntado — responde Víctor. Toma la mano a Amelia para llevársela, pero Celenia se interpone.
— Debo insistir, señor
— Por qué no te vas con mi padre y lo fastidias a él — dice Víctor sin paciencia. Tira de Amelia y la lleva a una habitación cerrando la puerta.
— Tu padre me ha despedido — dice la joven al estar a solas en aquella habitación, mientras seguía llorando.
— Que bien ¿Te pago el sueldo?
Ella le muestra el sobre, pero no entendía por qué él estaba feliz por eso.
— Guárdalo, esta noche será el día, vamos a escapar, ya tengo todo listo — Susurra muy cerca de ella.
— ¿Esta noche?... es muy pronto — responde asustada Amelia.
— Es ahora o nunca, nos estarán esperando para el viaje. No tengas miedo, si no te vas conmigo esta noche, me romperás el corazón
— Iré... prometí que lo haría.
— Y yo podré mantener mi juramento.
Víctor comienza a explicarle dónde se encontrarán, como tenían que ir y cuál era su plan completo.
Esa tarde, Víctor estaba con su madre, para pasar sus últimas horas con ella y despedirse de manera silenciosa, manteniéndose arrodillado a su lado, abrazándole las piernas con la cabeza apoyada en sus muslos, mientras ella estaba sentada, dándole pequeñas caricias en su cabello, lo que hacía que se le escaparan algunas lágrimas, porque estas eran sus últimas caricias que le daría su madre y quizás no la volvería a ver. Agustín entra en la habitación para hablar con su esposa y al ver a su hijo en esa condición, se conmueve. Mercedes le hace una seña de que no hable, puesto que Víctor estaba sensible y seguramente era por su matrimonio.
Durante la noche, Amelia escribió una nota para sus padres, dejándola sobre su cama. Tenía miedo, ya era la hora de salir y encontrarse con Víctor en una calle aledaña, para abandonar la vida que conocía, lo único que le ayudaba a mantener esta decisión, era la promesa de una vida feliz con él.
Amelia preparó un bolso con sus ropas, algunas cosas personales y alimentos que podrían comer en el viaje. Va al cuarto de sus padres, ambos dormían y comienza a llorar, tenía el pecho apretado al recordar todos los lindos momentos que vivió con ellos. Junta la puerta y sale de la casa sin hacer ruido, cubierta por una capa.
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Un Amor Tan Intenso
Historical FictionLos Fortunato, una rica y poderosa familia del siglo XIX, comprometen a su único hijo a contraer un matrimonio por conveniencia y heredar el gran imperio de los reyes del Carbón. Pero él, no tenia los mismos planes, amaba a otra mujer y abandona tod...