Amelia había cabalgado por una pradera y llegó al lado del río donde se encontraba un enorme sauce. La brisa era fresca, pero no había frío o calor, solo sentía decepción en lo que ahora era su vida. Mira el reflejo en el agua y este le devolvía la mirada, una mujer con ojos llorosos, pálida y de aspecto corriente. Se recordaba que antes era tan feliz, no esperaba nada de nadie y sentía que estaba completa cuando Víctor le dijo hace casi 10 años que le quería. No era orgullosa, pero si muy ingenua, ahora en su mundo y por sus vivencias, quería que todo fuera como antes, más sencillo, sin pensar tanto en las circunstancias. Respira profundo y descansa bajo el sauce, escuchando como el agua corría, cierra los ojos y esperaba descansar.
No pasa mucho cuando Amelia siente el galope de un caballo, gira para ver quién era. Víctor se aproximaba en un caballo color café oscuro, esto le sorprendía, puesto que pensó jamás volver a verlo montado en un caballo.
— ¿Por qué me sigues?... ¿No entiendes que no quiero verte?
— Solo escucha lo que tengo que decir.
— Para que, todo lo que hablas son mentiras. Además, que no quiero escuchar cuanto me necesitas y cuánto me amas.
— No lo haré, solo necesito que aclaremos algunas cosas, con respecto a nuestro futuro y el de Sergio, ya que esta situación es insostenible.
Víctor tenía sus piernas afirmadas al caballo con cintas de cuero, las desabrocha como si fueran pequeños cinturones. Ya libre, baja con cuidado y se apoya en su caballo.
Amelia estaba sorprendida de lo que le decía Víctor, puesto que su mirada denotaba determinación y eso le asustaba.
— Bueno, habla.
Víctor da un suspiro y mira el río pensativo, luego vuelve a mirar a Amelia.
— Tienes razón, solo pienso en mí mismo, desde siempre, no quería que jugaras con Juan, porque te quería solo para mí, luego no quería perderte y por eso te propuse escapar. Con el tiempo y cuando estábamos en la Ciudad del Puerto, no quería regresar aquí y no quería que tuvieras contacto con tu familia para que no te alejarán de mí... trabaje, enferme y recupere, todo para que estuviéramos juntos...
Amelia aparta la mirada y mira el río, pero no dice nada. No podía seguir viéndolo, pues su mirada le delataba y le conmovía recordar sus primeros años juntos.
Víctor continúa hablando.
— Cuando regresamos, fue tan difícil para ti ser parte de este mundo, pero lo hiciste y siempre me sentí orgulloso de eso. Conseguí inversionistas y viajé para que mi padre también tenga la posibilidad de ser feliz con Celenia, pero en todo eso, siempre estabas tú conmigo. Luego llegó Sergio y no me importaba si teníamos más hijos, eso era solo un complemento a la vida que estaba pasando contigo. Regresé de la muerte por ti y en ese trance, me olvidé de lo que yo quería, porque ni yo sabía quién era y ahora estoy aquí, nuevamente obligándote a que me quieras, a que me sigas acompañando, porque mi vida gira en torno a ti. Pero, ya no puedo ser más egoísta, porque en verdad te amo con mi alma... y ahora quiero pensar en ti y en lo que tú quieres.
Las palabras que decía Víctor le llenaba de recuerdos a Amelia y estos se transformaron en emociones que guardaba en su pecho. Contiene el aliento cuando ve que este saca un documento del interior del bolso que traía en la montura y se los entrega para que ella pueda leerlo.
Los ojos de Víctor se llenan de lágrimas, ya que hacer esto le dolía y era imposible guardar su pesar.
— Te dejo libre, para que hagas lo que desees, si quieres marcharte con Sergio, hazlo, no te lo impediré. Es por eso que te entrego los documentos, para que sepas que he quitado hace tiempo la solicitud de custodia completa de nuestro hijo... ya todo terminó.
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Un Amor Tan Intenso
Historical FictionLos Fortunato, una rica y poderosa familia del siglo XIX, comprometen a su único hijo a contraer un matrimonio por conveniencia y heredar el gran imperio de los reyes del Carbón. Pero él, no tenia los mismos planes, amaba a otra mujer y abandona tod...