Amelia se encontraba nerviosa después de la visita de Toriny. Nunca aquel hombre había llegado a tanto y se sentía preocupada, pero no sabía cómo contárselo a Víctor, sin crear un revuelo que afecte la inversión con las minas.
Amelia se estaba colocando su camisón para ir a dormir, ya que Víctor estaba en la cama leyendo unos papeles de las minas de carbón, con la luz de una vela que estaba alumbrando desde la mesita de noche.
— Amor... mañana firmarán el contrato aquí y realizarán la celebración por el acuerdo — menciona Amelia — pero me gustaría quedarme en el dormitorio.
— ¿Por qué amor?... ¿Te sientes aún enferma?
— Hoy vino Toriny a visitarme para ver mi estado de salud, trajo un regalo
— ¿Y...?
— Él no me agrada
— ¿Te hizo algo?... ¿Se ha propasado contigo de alguna forma? — Víctor deja de lado su lectura y la mira preocupado.
— No, solo vino a preguntar cómo me sentía... es solo... que no me agrada, hay algo en él que no me gusta
— ¿Algo como un presentimiento sobre sus intenciones o la firma del contrato?
— No sé cómo explicarlo, solo me desagrada... es como si se creyera parte de nuestra familia, cuando no lo es... muy amable y cercano para mi gusto
— Lo es por qué nosotros tratamos de hacerlo sentir bienvenido, no creía que tuvieras aprensión con eso. ¿Está segura que es solo eso? Si te ha ofendido de alguna manera debes decírmelo
— No, claro que no... pero me siento incómoda que alguien sea tan amable y cariñoso si apenas nos conoce...
— Tranquila, debe serlo porque extraña a su familia, probablemente le recuerdas a alguna hija o nieta — sonríe Víctor al ver a su esposa ingresar en la cama a su lado.
— Aun así, no quiero verlo
— Quédate unos minutos para la firma de los contratos y luego retírate... solo por cortesía ¿Está bien?
— Sí, está bien... buenas noches
Amelia le da un beso a Víctor y se voltea en la cama. No sabía cómo volver a ver a aquel hombre, le tenía miedo y asco, pero ya mañana sería la última vez que lo vería.
***
Toriny llegó ese día para firmar el contrato, saludo a todos de manera cordial y charlaron sobre negocios, mientras el notario preparaba los papeles.
— Espero se sienta bien, señora Fortunato — saluda cortésmente Toriny.
— No tanto — responde Amelia.
— Aún está cansada por su enfermedad, solo nos acompañará hasta la firma del contrato y luego se retirará para guardar reposo — dice Víctor.
— Eso está muy bien... no es necesario forzar al cuerpo cuando se está enfermo — sonreía Toriny.
Celenia notaba extraña a Amelia ese día, veía que no miraba a Toriny a la cara y presionaba sus manos, clavando sus uñas en ellas cada vez que él le hablaba. Se acerca y le susurra.
— Querida, te encuentras bien.
— Solo me siento fatigada por el resfriado, pronto iré al dormitorio — responde susurrando Amelia.
— Está bien, es mejor que te retires — le aseguraba Perla que estaba al lado de su amiga.
Se realiza la firma de los contratos, ya que Toriny iniciaría la construcción de la fábrica cercana a un puerto específico del país y del cual, debería viajar mañana para ver las obras. Abrieron una botella de champán cuando se terminó de firmar el último papel y lo sellaba el notario. Las minas Fortunato fueron salvadas y seguían en funcionamiento.
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Un Amor Tan Intenso
Historical FictionLos Fortunato, una rica y poderosa familia del siglo XIX, comprometen a su único hijo a contraer un matrimonio por conveniencia y heredar el gran imperio de los reyes del Carbón. Pero él, no tenia los mismos planes, amaba a otra mujer y abandona tod...