Capítulo 117

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Sergio estaba jugando con Sebastián en los jardines, por donde estaba la arbolada. Amelia se encontraba por las cercanías y lentamente se acercaba Víctor caminado con su bastón hacia ella.

— Amelia, quería darte un obsequio — Víctor saca un pequeño paquete del interior de su bolsillo y la miraba con una sonrisa llena de dulzura.

Amelia lo mira, pero no realiza ninguna expresión.

— Deberías cortar con eso. No sé por qué sigues tratando de darme obsequios, si sabes que no lo aceptaré.

— Pensé que esto quizás podría gustarte, no es algo que tenga tanto valor, pero sé que te hará sonreír.

Víctor seguía estirando la mano para darle el obsequio.

— No lo quiero.

— Al menos, míralo. Abre el paquete y si no es de tu agrado, puedes hacer lo que quieras con él.

— Te dije que no lo quiero

Amelia le da un manotazo al paquete que le entregaba Víctor y este cae a un metro de donde estaban.

Víctor tenía una mirada que denotaba amargura y camina en dirección en donde se encontraba el paquete para recogerlo, pero solo había dado unos pasos, cuando aparece Sergio quien lo toma y se lo entrega a su padre con los ojos rojos y llenos de lágrimas.

— Toma papá — dice el pequeño.

— ¿Qué pasó?... ¿Por qué estás triste? — pregunta Víctor y le acariciaba el cabello.

— Porque tengo mucha pena. — Se frotaba los ojos. — Porque mamá ya no te quiere...

— No es así, solo se cayó este paquete.

— No... ella lo tiró, yo lo vi. Pero yo te quiero papá... — Sergio le abrazaba las piernas a su padre sin dejar de llorar.

Amelia se acerca a su hijo para frotarle la espalda y hacer que la vea. También desde la distancia miraba a Sebastián que observaba la escena expectante.

— Amor, con papá tenemos algunos problemas, pero eso no quiere decir que no te amemos — ella toma el obsequio que tenía Víctor en las manos y se lo muestra a su hijo. — Mira, yo si quiero el regalo que me trae tu papá, lo abriré y lo miraremos juntos...

— NO, ERES MALA, ERES MUY MALA... TÚ NO QUIERES A MI PAPÁ, ÉL QUIERE SER BUENO CONTIGO Y TÚ ERES MALA — Le grita llorando.

— Ay, Sergio, no es así — Amelia trata de abrazarlo, pero él se aparta.

— NO, YA NO TE QUIERO... PORQUE HACES LLORAR A TODOS Y ME HACES LLORAR A MÍ... — Sergio corre en dirección a la mansión.

Sebastián también se marcha corriendo detrás de Sergio. Amelia se sentía vacía, era la primera vez que su hijo le recriminaba algo y también que lo veía molesto con ella, y es que no podía dejar el rencor contra Víctor y volver a quererle como su hijo esperaba. No era justo, ella no era culpable de todo lo que estaba pasando y se estaba llevando la peor parte.

— No te angusties, iré a hablar con Sergio — dice Víctor en voz baja y se retira en dirección a la mansión.

Amelia se encontraba en el interior de la mansión, en el Salón Rosales, mirando cómo Sergio reía al jugar con Sebastián y Víctor, quien estaba haciendo de Rey y le daba misiones de búsqueda a los pequeños. Habían llegado también sus suegros que dejaron a su hijo esa noche para que los niños estén juntos.

Alguien toca a la puerta y Amelia le invita a pasar anunciando desde el interior. Perla ingresa por la puerta, traía una canasta con bombones y fresas cubiertas de caramelo.

Un Amor Tan IntensoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora