El sábado el día era soleado, el terreno estaba seco y los caballos preparados.
Para celebrar el concurso de equitación, llegaron varios miembros del club de Inversionistas en compañía de sus familias, además de otros invitados y persona amantes de los caballos y domas. Este evento se transformó en una celebración muy grande y de tener existo, se realizaría otros años.
— Estas actividades me emocionan, estoy segura de que Víctor ganará — comenta Celenia, que estaba reunida con la familia en las pistas.
— Sí, estoy confiado, he practicado mucho con Pimienta y logra pasar los obstáculos muy fáciles, además que es dócil — responde Víctor, sonriente.
— Sí, y después de este evento nos comeremos a tu yegua vieja — Jamal reía muy feliz. Estaba seguro de que Víctor ganaría, ya que su caballo en el obstáculo de 1,500 metros golpeaba con las patas traseras el último madero.
— Claro que no, nos comeremos al perdedor, así que prepara al tu hermoso pura sangre árabe de cabello dorado — se mofa Víctor.
— Y te cortarás la mano — dice Sergio con autoridad a Jamal.
El árabe le acaricia el cabello al pequeño que estaba en brazos de su madre
— Pensé que me darías ánimo.
— Sí, pero va a ganar papá
— Todos te apoyaremos Jamal — sonreía Amelia de manera cariñosa.
— Yo quiero participar, mi caballo se porta bien — pide Sebastián
— La mía mejor — agrega Sergio.
— Cuando sean más grandes y monten solos, veremos — dice Celenia a los niños.
Víctor buscaba a su padre, ya que no estaba con ellos charlando. Cuando lo divisa, ve que estaba examinando a su yegua y se acerca para saber qué pasaba.
— ¿Te preocupa algo papá?
Agustín miraba las herraduras de Pimienta y tocaba sus patas.
— Me aseguro de que el árabe no le haya hecho nada a tu caballo
— ¿Seguirás con lo mismo? Entre Amelia y tú me volveré loco
— Es muy real mi preocupación, estoy seguro de que ese hombre hará algo para que pase por accidente.
— Papá, si Jamal me quisiera muerto, ya lo habría hecho y no necesariamente en un lugar donde todos puedan verlo.
La charla se interrumpe y hacen sonar una trompeta de llamado para alistar a los participantes de la competencia. Todos tomaron lugar en las gradas. Quienes participaban en salto de obstáculos eran 8 participantes.
Era el turno de Jamal y Víctor le desea suerte. Cuando aparece, los Fortunato a excepción de Agustín, le aplaudían felices esperando su demostración. Su exposición fue buena, y logró superar el obstáculo que se le dificultaba, pero a pesar de esto, su presentación no fue del todo perfecta, ya que hubo desobediencia al realizar un círculo del circuito. Pasaron otros dos jinetes más y ya era turno de Víctor, al iniciar todo se mantenía calmado y su tiempo, doma y recorrido estaba ocurriendo sin problemas.
Amelia mantenía los puños apretados, tenía miedo que, en salto más alto de todos, el caballo choque con los obstáculos y derribe a Víctor.
Víctor tomó velocidad y salta el muro de 1,500 metros logrando pasarlo, sintiendo los aplausos desde las gradas. Da un círculo y correspondía saltar dos obstáculos juntos, el primero sin problemas y el segundo, hace que Pimienta se queje con un relinche. Ya solo quedaba un último salto para terminar su circuito, pero sentía a Pimienta extraña. Toma impulso y cuando la yegua eleva las patas delanteras, estas se extienden en un hermoso arco, hasta que suena un chasquido que solo Víctor escucha, Pimienta lanza un relinchido de dolor y el cuerpo del animal en vez de dar el salto, seguía extendiéndose para seguir el trayecto en 180 grados, lo que haría que el caballo caiga de espaldas.
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Un Amor Tan Intenso
Historical FictionLos Fortunato, una rica y poderosa familia del siglo XIX, comprometen a su único hijo a contraer un matrimonio por conveniencia y heredar el gran imperio de los reyes del Carbón. Pero él, no tenia los mismos planes, amaba a otra mujer y abandona tod...