Amelia se levanta rápidamente del suelo y sale de la sala. Víctor le seguía, ya que la expresión que tenía, nunca antes la había visto en ella y esto lo asustaba.
— ¿Qué vas a hacer? Amelia, por favor, perdóname. No estaba pensando con claridad
Víctor la seguía afuera del pasillo mientras ella le gritaba al ama de llaves.
— CARMEN... CARMEN.
El Ama de llaves llega corriendo ante la urgencia de su señora.
— Diga usted señora
— Manda a uno de los sirvientes a buscar a Sergio a casa de mis suegros y que preparen un carruaje para mí... lleven maletas a mi habitación y otra a la de Sergio... ¡Rápido!
— Si señora — Carmen realiza una inclinación de cabeza y sale rápidamente a cumplir aquellas peticiones.
Víctor levantaba la vista mirando a su esposa y tomaba de las faldas de su vestido asustado.
— No Amelia... ¿Qué vas a hacer?
Amelia forcejea con Víctor para soltar su vestido, pero este tenía las manos selladas en sus faldas y no le dejaba caminar sin arrastrar su silla.
— ¡Ya suéltame! — grita furiosa.
— No Amelia, te lo suplico... perdóname. — La desesperación se apoderó de él y comienza a llorar del miedo que le daba en pensar lo que haría Amelia.
Paso un buen tiempo, hasta que Amelia logra zafarse y empuja la silla de Víctor, para subir por las escaleras, donde ya él no la podía seguir. Víctor andaba con su silla de un lado para otro esperando que Amelia baje.
Ya habían pasado media hora hasta que, nuevamente, ella aparece en compañía de otros sirvientes que traían maletas grandes de cuero.
Víctor se acerca a su esposa llorando y gimoteando.
— Amelia, estoy muy arrepentido por todo... pero me repondré si tú me ayudas.
Antes de que Víctor tome su falda, Amelia se aparta y agarra la parte trasera de la silla, llena de un resentimiento que no podía ocultar, comienza a guiarla nuevamente al salón donde Víctor acostumbraba a estar. Este detenía con las manos las ruedas para impedir ingresar ahí, mientras seguía gritando y suplicándole que no le abandone. No pudo aguantar por mucho ese forcejeo, ya que las manos se le estaban lastimando y Amelia suelta la silla para empujarla al interior con una patada, lo que le hizo avanzar a Víctor con violencia en aquella habitación. Cuando él se gira, una pequeña bolsa le golpea en la cara, abriéndose y derramando su contenido en su cabello, regazo y el resto en el suelo. Mira a su esposa que le lanzaba una mirada de completo odio.
— ahí tienes tu opio, para que te diviertas.
Víctor desplazaba su silla nuevamente donde ella, pero esta cierra la puerta rápidamente y le coloca llave para que ya no pueda salir. Él toma de la manilla de la puerta, pero al no poder abrirla golpea en repetidas oportunidades
— Amelia, por favor... te prometo que me levantaré, lo haré
Amelia mira con tono sombrío al ama de llaves que estaba a su lado.
— Que nadie abra esta puerta hasta que me marche, es una orden.
— Si señora. — Hace una inclinación de cabeza, pero seguía mirando aquella puerta, escuchando como el hombre que estaba en su interior seguía golpeando, gritaba y lloraba, suplicando a su esposa que ya no se encontraba ahí.
Amelia estaba afuera de la mansión indicando como quería que fueran las maletas, cuando ve llegar un carruaje que, al estacionar, salen de él sus suegros, su madre, Sebastián y Sergio.
ESTÁS LEYENDO
Un Amor Tan Intenso
Ficción históricaLos Fortunato, una rica y poderosa familia del siglo XIX, comprometen a su único hijo a contraer un matrimonio por conveniencia y heredar el gran imperio de los reyes del Carbón. Pero él, no tenia los mismos planes, amaba a otra mujer y abandona tod...