Se había decidido que Víctor debía retomar su vida como lo era antes, así que sin escuchar sus reclamos, fue enviado a casa de su padre para que continúe con la dirección de la empresa.
— ¿Ya has visto la contabilidad de la ciudad de Arger? — pregunta Agustín revisando las finanzas.
Víctor mantenía la vista clavada en la mesa, movía las hojas de papel de los informes, pero su mente divagaba.
— ¿Tienes brandy? — pregunta Víctor a su padre.
— ¿No crees que es muy temprano para beber? — Agustín lo miraba sonriente, pero era una sonrisa falsa para hacerle sentir a su hijo que estaba todo bien, pero también ya estaba cansado de batallar con su mal comportamiento y su pesimismo constante.
Una sirvienta había llegado para traer correspondencia. Agustín saca el abrecartas de metal que tenía en el cajón y lo deja en la mesa, mientras leía la correspondencia sobre el funcionamiento de las minas, le comenta a su hijo.
— ... Los ciudadanos de Arger y San Fermín piden por tu recuperación...
— ¿A sí? Qué considerados...
— En cartas anteriores dicen que se han celebrado eucaristías a tu nombre
Víctor miraba el abre carta y lo toma entre sus manos para ver el hermoso diseño de un insecto en su punta, desde siempre lo había encontrado llamativo.
Agustín le toma del hombro a su hijo y se lo presiona.
— Todos estamos seguros de tu pronta recuperación y que lograrás caminar nuevamente
— Y dime padre ¿Cómo?
— Ya el doctor dijo que...
— El doctor no sabe nada...
— Pero ya viste el reflejo de tus píes
— Pero no siento nada, ya lo intenté y nada, mis piernas están muertas. Creo que debo demostrárselos a todos para que dejen de fastidiar con eso
Diciendo esto último, Víctor empuña el abrecartas y se apuñala con él en el muslo derecho, dejándolo clavado en el lugar. Agustín al ver la escena pega un grito de asombro y luego pide ayuda. Sostenía a Víctor de las manos para impedir que nuevamente pueda hacerse daño.
El corte que se hizo en la pierna fue poco profundo, pero en vista de las circunstancias, el doctor Patrick dudaba de las capacidades mentales de Víctor, aseguraba que era debido a una combinación de circunstancias, entre el consumo de opio desmedido y la depresión creciente. Se les daba de recomendación a su familia, de que sea llevado a un sanatorio mental, a lo que Amelia rechazó rotundamente, ella creía que, con amor y buenos tratos, Víctor podría salir de aquella oscuridad que embargaba su alma.
Pasaron dos meses, Agustín y Celenia decidieron dejar de visitar a su hijo, puesto que cada vez que iban, él no quería verlos y le reclamaba a Amelia que deseaba estar solo, así que nadie le interrumpía, le dejaban solo la mayor parte del tiempo, cumpliendo su voluntad, puesto que se había peleado con todos en esa mansión, por insistir en que haga sus ejercicios, retomar su rutina o simplemente salir de su habitación o la sala del primer piso.
Amelia entra en la sala con una mesita de servicio en el que había una taza para el té y pastelillos de limón
— Preparé pastelillos
Víctor seguía mirando el jardín si mirarla.
— No tenías que molestarte, puedes dejarlo ahí y salir.
— Pero me gustaría que tomáramos el té juntos
— ¿Para qué?
— Porque te extraño, quiero estar contigo, ¿necesita existir un porqué?

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Un Amor Tan Intenso
Historical FictionLos Fortunato, una rica y poderosa familia del siglo XIX, comprometen a su único hijo a contraer un matrimonio por conveniencia y heredar el gran imperio de los reyes del Carbón. Pero él, no tenia los mismos planes, amaba a otra mujer y abandona tod...