Ya había pasaron 5 meses desde que la familia nuevamente se unió y ese día se estaba celebrando el cumpleaños número 26 de Víctor en la gran mansión. Solo se encontraban con él sus más cercanos, ya que deseaba algo más íntimo, solo con su familia, puesto que en dos días sería una gran celebración con el Club de Inversionistas.
Víctor había dejado de ser aquel muchacho exaltado que demostraba su descontento, siendo insolente con los que le rodeaban. Todo lo vivido lo ayudó a madurar y ahora era alguien calmado, que siempre mantenía una sonrisa en los labios, puesto que entendía que la vida le había dado otra oportunidad y agotó todas sus reservas de odio y maldad en aquel tiempo que estuvo quejándose en aquel salón a solas.
Por su lado, Amelia también había madurado y ahora no era tan ingenua como antes. Aunque era dura en sus determinaciones y sensata con sus pensamientos, la dulzura que la caracteriza, perpetuamente estaría con ella.
— Víctor, debería de estar de cumpleaños más veces en el año para que nos invite a cenar lechón asado — Reía Teodoro, mientras le servían las criadas otro corte de carne en su plato.
— ¿No crees papá que te aburrirás pronto de comer lechón si preparamos una celebración tan seguido? — pregunta Amelia que bebía vino tibio.
— Para nada
— Ya sabes que a tu padre le encanta el asado de lechón — comenta Mariana.
— Cuando se haga asado de lechón en nuestra casa, les invitaremos don Teodoro — dice Celenia en tono cortés.
— Son muy amables y desde ahora les digo que acepto esa invitación.
Los padres de Amelia venían con frecuencia a la casa de su hija, ya que las anteriores disputas familiares quedaron atrás.
— Podrían ser amigos de Roberto Montes, escuche por ahí, que tiene un criadero de cerdos ilícito, para no pagar impuestos. — comenta Perla.
Ella siempre escuchaba rumores sobre la alta sociedad, ya que entre sus amigos del servicio de otras casas patronales y algunos pretendientes que llegaban a aparecer por la mansión Fortunato para cortejarla, escuchaba lo que se rumoreaba en sociedad y así estaba creando una red de oídos, puesto que el saber, le daba poder y ese poder le gustaba. Pero no sería hasta varios años más adelantes que a ella se le conocería como la doncella de los secretos.
— Parece que conoce muchos secretos, mi estimada amiga — dice Jamal con una pisca de molestia en su voz.
— No muchos, solo algunos pequeños, muy pequeños secretos, mi querido amigo
— Debería de tener cuidado. Se puede rumoreaba que eres una chismosa, eso dejaría una mala imagen de ti.
— Es verdad, se debe de tener cuidado con los rumores. En especial cuando se viven en un país completamente católico y la poligamia es mal vista. Eso te podría crear una muy mala imagen de ti. — Perla se lo responde con el mismo tono burlón.
Jamal mira molesta a Perla, luego mira a su amigo que le hace un gesto de que guarde silencio, puesto que su despecho se le estaba haciendo notar.
En el periodo en que Perla estaba hospedándose en la mansión de Jamal, esta había sido muy cercana a él y era un apoyo emocional cuando sentía que había traicionado a sus amigos. Ambos en ese periodo estaban viviendo como pareja, aunque Jamal no dejaba de ser galante con otras mujeres, eso siempre sería propio de él y pensaba que Perla seguiría queriéndolo tan incondicional como siempre, solo que ella hace mucho tiempo, ella ya había pasado de él y limitó su relación a solo encuentros sin compromisos, como siempre había sido. Perla salía en aquel tiempo con el ahijado del dueño de una fábrica de cueros. Para cuando Jamal se enteró de que tenía una relación sentimental con otro hombre, estalló en celos y le pedía explicaciones, a lo que ella respondía con naturalidad que ellos jamás han tenido una relación formal, porque así él lo ha querido.

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Un Amor Tan Intenso
Fiction HistoriqueLos Fortunato, una rica y poderosa familia del siglo XIX, comprometen a su único hijo a contraer un matrimonio por conveniencia y heredar el gran imperio de los reyes del Carbón. Pero él, no tenia los mismos planes, amaba a otra mujer y abandona tod...