Después de la noche con la Loba, pasaron un par de días en las que Víctor solo tenía dos pensamientos rondando en su cabeza. La primera, era planear como escapar con Amelia, a donde irían y como vivirían. La segunda, es que no podía dejar de ver a Amelia con intención de hacerla suya, la imaginaba desnuda por las noches y que ella le entregaba su amor de una manera íntima.
Durante la tarde, Amelia fue a los establos con una fuente con alimentos, para llevarle el almuerzo a Juan.
— Juanito, a comer.
Juan estaba cambiando el heno de los caballos, dejando su labor al escuchar el llamado de Amelia.
— Gracias — contesta Juan aproximándose
— Te lo dejo, ya me tengo que ir
— Espera, quédate conmigo
La joven se acerca nuevamente y toma asiento para acompañar a Juan durante su almuerzo. A pesar de que ella lo ha rechazado, él aún esperaba que lo eligiera y ha sido respetuoso en no hablarle sobre el compromiso de Víctor, hasta ahora.
— Amelia, ya sabes que Víctor se casará, acepta mi amor y salgamos de aquí.
— Juan, eres alguien muy bueno y yo no te merezco, no he sido comprensiva contigo y no aprecio tu cariño como debería hacerlo.
— Tú eres buena para mí, te quiero desde hace mucho y ya has visto que sigo esperando por ti. No me interesa otra mujer, tú eres la indicada para mí
— A pesar de que Víctor se case, yo aún tendré sentimientos por él, así que me marcharé de este lugar, para dejar en el pasado este amor.
— Cuando tú te vayas, iré contigo, pero por favor, no me alejes de tu lado — Él le toma una mano y se la besa.
— Juan, quiero que seas feliz, porque te quiero, pero no como tú esperas, te quiero solo como un amigo
— Aun así, seguiré intentando, hasta que me quieras como hombre. Te aseguro que te haré feliz
Víctor ingresa a los establos para buscar a Amelia, y al verla con Juan, hablando de manera tan cercana, mientras este tenía sostenida su mano, enfurece.
— Amelia, necesito que vengas
Ella se despide de su amigo y se dirige hacia Víctor, mientras ambos rivales se lanzan una mirada de desprecio.
Ya al interior de la mansión, los enamorados suben al ático, para tener su momento de privacidad, pero a pesar de la alegría de Amelia por poder estar a solas con Víctor, él la miraba molesto.
— ¿Qué pasa?
— ¿Por qué tienes tanta cercanía con Juan? Acaso ¿ya te rendiste y le estás dando esperanzas de ser su esposa?
— No Víctor, pero ¿acaso estaría mal? Solo quedan 10 días para tu boda, eso quiere decir que me quedan solo 10 días para estar contigo.
Víctor la rodea con sus brazos, la atrae a su cuerpo, para poder darle un beso que demostraba todo su sentir.
— Quizás no sea necesario separarnos — dice él con ojos cálidos y ahora sonriéndole.
— ¿Cómo? Ya sabes que si te casas no me quedaré aquí
Víctor le toma de la mano y la lleva a un lugar del ático, donde estaba las cortinas viejas enrolladas en el suelo y se sienta en ellas, invitando a Amelia a que haga lo mismo.
— Escapemos
— ¿Qué?... ¿Cómo?
— Aún no lo sé, pero si dejamos esto atrás podremos ser libres para amarnos como queramos, podríamos ser esposos y vivir tranquilamente
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Un Amor Tan Intenso
Historical FictionLos Fortunato, una rica y poderosa familia del siglo XIX, comprometen a su único hijo a contraer un matrimonio por conveniencia y heredar el gran imperio de los reyes del Carbón. Pero él, no tenia los mismos planes, amaba a otra mujer y abandona tod...