Los Fortunato llegaron al Restaurante en donde eran conocidos, ya que, en su tiempo, fueron los más distinguidos comensales de sus mesas. Cuando ingresan les dan una mesa y les ofrecen los distintos platillos que tenían. Ya todos comenzaron a charlar animadamente mientras bebían alguna copa de un fino licor o tomaban jugos frutales, mientras esperaban sus platos.
La tranquilidad de todos es interrumpida por miradas desdeñosas de comensales que se encontraban en las mesas aledañas. A uno de ellos se le escuchó decir "No tienen vergüenza de mostrarse ante el resto con esas mujeres". El dueño del restaurante se les acerca luego de que varios comensales dijeran que no se sentían cómodos que cierta clase de personas se encuentren en el lugar.
Pasado unos minutos, se acerca el dueño del restaurante para solicitar a los Fortunato que hagan el favor de retirarse del lugar y que los bebestibles corren por cuenta de la casa.
— Por años hemos acudido a este restaurante y nunca hemos sido tratados de manera tan irrespetuosa — habla con tono molesto Agustín.
— Si es por la gente que está aquí, también consideramos que es de nuestro completo desagrado y deberían sacarlos a ellos y no a nosotros — intervenía Víctor.
El dueño del restaurante, les pedía a los Fortunato comprensión, ya que no deseaba tener problemas con el club de caballeros, puesto que podían tomar represalias en contra de su establecimiento. Aun así, Agustín y Víctor estaban indignados ante aquel trato y decidieron que no se marcharían, no le darían en el gusto a aquellos que les estaban enjuiciando.
Pronto, uno de los comensales que pertenecía al club de caballeros se aparece y comienza a confrontarlos.
— Ya le pidieron que se retiren del lugar. Aparte de la moral, ¿también perdió la audición Agustín?
— ¿Por qué no se mete en sus asuntos, señor? — responde Víctor con una mirada severa.
— Solo deseamos a gente decente a nuestro alrededor — dice una mujer que se encontraba tomando el té — Queremos respeto, busquen un lugar al que están acostumbradas las mujeres que han traído, ya que son ustedes los que se bajaron a su nivel, no nos arrastrarán con ustedes.
Celenia se acerca a su esposo y le susurra al oído de manera nerviosa.
— Salgamos de aquí, Agustín...
— No saldremos de aquí, hemos venido a almorzar y no nos iremos — habla Agustín de manera calmada, mientras seguía sentado en la silla con los brazos apoyados en la mesa.
— Qué gente más desagradable, mucho dinero tendrán, pero son unos irrespetuosos — comenta una dama de alta sociedad.
El hombre, que era miembro del club de Caballeros, comienza a golpear con el dedo índice en el hombro de Agustín.
— Le dicen que salga de aquí
Agustín se levanta violentamente y encara a aquel hombre.
— ¿Acaso usted me sacará de aquí? Inténtelo y verá que le irá muy mal señor.
La discusión se volvió acalorada y comenzaron a darse empujones. Pronto se les unieron a la discusión otras personas, mientras el dueño del Restaurante, trataba de mediar la situación, puesto que de continuar sería una muy mala imagen para él y su negocio. Amelia y Celenia intervenían, ya que no deseaban problemas y trataban de calmar a sus esposos que estaban encolerizados, pero nada los tranquilizaba... ellos no dejarían humillar su apellido que hace unos días imponía respeto al mismo nivel que el Rey.
Celenia toma por uno de los brazos de Agustín y lo jala para salir del lugar, pero él no se movía y seguía discutiendo, ya al punto de llegar a los golpes con aquellos hombres. Esto la llevó al máximo de su estrés, comienza a llorar y a gimotear asustada.
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Un Amor Tan Intenso
Historical FictionLos Fortunato, una rica y poderosa familia del siglo XIX, comprometen a su único hijo a contraer un matrimonio por conveniencia y heredar el gran imperio de los reyes del Carbón. Pero él, no tenia los mismos planes, amaba a otra mujer y abandona tod...