Capítulo 88

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Agustín se acerca al lado de su esposa con una actitud sería. No dice nada y toma un vaso de ponche de frutas que estaba en la mesa cercana, bebiéndolo tranquilamente mientras observa a los invitados.

— ¿Qué te ha dicho? — pregunta Agustín sin mirar a Celenia.

— Que me dijo... ¿Quién?

— Ese árabe

— Oh... dijo que vendrías aquí a preguntarme eso

— ¿Te burlas de mí? — enfrenta molesto Agustín.

— No, de verdad me dijo eso y creo que tenía razón

— ¿Y por eso te reías tanto? ¿Crees que soy tonto y no me doy cuenta del juego que tienen ustedes dos?

— ¿De verdad Agustín, vamos a tener esta discusión ahora? Si no me crees, dime tú entonces, que crees que me dijo

— No crearé polémicas, solo espero que te comportes como una mujer a tu altura

Jamal le advirtió a Celenia que no se enfade con su esposo por sus celos, pero era difícil.

— No sé a qué te refieres con eso, pero vuelves a ser un grosero. Yo no te doy motivos para que actúes de esa forma conmigo — dice Celenia malhumorada.

— Claro que me lo das. Ya hemos tenido problemas anteriormente por culpa de ese hombre, pero a ti no te importa. Sigues hablando con él, aun sabiendo que me molesta

— No sabía que ahora tú me dirás con quién debo hablar

— No saques la situación de contexto, sabes que ese hombre me ha provocado desde que ha llegado y te ocupa a ti para fastidiarme. Víctor solo lo defiende y tú te prestas para sus juegos, no quiero que vuelvas a hablar con él.

— No Agustín, no te apoyaré en eso. Con todo lo que me dices, puedo ver que no confías en mí, si dejo de hablar con quién yo quiero, ¿luego que seguirá?

— Ahora estás casada y me debes respeto. Si quieres seguir hablándole, es porque tengo razón y te gusta el coqueteo que tienes con él.

Celenia ya no podía disimular el disgusto y los invitados de la fiesta estaban notando que estaban discutiendo.

— Deberíamos dejar esta conversación hasta aquí, ya que tienes tus pensamientos muy claros sobre nosotros. Pero te diré una sola cosa, desde que nos casamos te has vuelto posesivo, me dices que debo hacer o cómo actuar, como si mi forma de ser no fuera complementaria con tu estatus...

— Eso no tiene nada que ver...

— No me interrumpas Agustín... desde que nos casamos, dejaste de ser detallista y apasionado, ahora me haces escenas de celos cuando yo no te doy motivos. Solo puedo decirte que nuestra relación era mejor cuando éramos solo amantes...

Celenia quería dejar esa charla hasta ahí y salir de esa fiesta, pero Agustín le toma de la mano y la lleva fuera de la celebración a algún lugar donde pudieran hablar a solas. Estaba tan molesto que le palpitaba una vena en el cuello, ya no tenía aquella mirada cálida que siempre aparecía al ver a su esposa, y Celenia pensaba que se había propasado con lo que le dijo, esto la asustaba, puesto que creía que la llevaba a un lugar alejado para abofetearla.

Llegaron a la antigua habitación de Agustín en esa mansión y cierra la puerta tras de él.

— Nuevamente me estás insinuando que te arrepientes de nuestro matrimonio y solo puedo creer que es porque tienes algo con ese árabe, por eso son tan íntimos en hablarse. Acaso ¿Quieres dejarme?

— Nunca te he dicho eso, entiendes todo mal

— Yo he sido bueno contigo, he arriesgado todo por estar contigo

Un Amor Tan IntensoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora