Capítulo 74

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Pasó un poco más de un mes desde que escribieron carta a los inversionistas, hasta que recibieron respuesta en una única carta proveniente desde Arabia, en ella exponían que varios Jeques recibieron cartas de parte de ellos, pero todos pertenecen al mismo consejo que tomaba las decisiones y es por eso que en conjunto responden. Les llamaba la atención que desde un lugar tan lejano le escriban para entablar negociaciones con ellos, las propuestas eran atrayentes y les interesaba saber más, es por eso que les invitaban a que les hablarán sobre las inversiones en el país de manera presencial.

— Se debe partir ya mismo. Enviaré a preguntar que barco zarpa a Israel — dice Víctor con entusiasmo.

— Creo que lo mejor es tomar uno que llegue a Egipto, desde el Cairo tomar otro que atraviesa el mar Rojo... por Israel será un recorrido muy largo por tierra y el calor dicen que es sofocante — responde Agustín mirando un mapa, estableciendo la ruta.

— Bien... me voy a casa a preparar todo.

— De acuerdo... iré a verte con Celenia a la hora del té para los preparativos, tenemos que convencer a esos hombres.

— Te lo dije padre, aún no está todo perdido.

— Aun así, Víctor... nadie nos asegura que deseen hacer tratos con nosotros y de hacerlo, tienen que comprar suficiente carbón para suplir el déficit... todo va a depender que empresa quieran traer aquí.

— Por eso los vamos a convencer... ten fe.

Esa mañana Víctor y su padre hicieron todos los preparativos y la presentación que debían dar a los árabes para invertir en el país, luego cada uno tomó su rumbo para seguir preparando los trámites del viaje.

A mediodía, Víctor regresa a su casa con un retratista y un traductor a quien deja en la sala, mientras que lleva al retratista al salón Rosales.

— ¡Víctor!... no te esperábamos aquí tan temprano — saluda Amelia sonriente, levantándose y dirigiéndose a su esposo.

— Es ella... — Víctor le indica al pintor, se acerca a Amelia y la lleva hasta un mueble cercano a la ventana.

Amelia no entendía lo que estaba ocurriendo, saluda al hombre a quien acompañaba su esposo y pregunta.

— ¿Qué pasa?

— Es un pintor, te hará un retrato — se limita a decir Víctor y se dirige a la puerta para salir rápidamente.

— Pero Víctor, ¿a dónde vas?

— luego te explico

Él sale apresuradamente dejando a Amelia con varias interrogantes

A la hora del té llega Celenia y Agustín. Durante esa tarde le explican detalladamente a sus esposas lo que ha ocurrido, la carta de los inversionistas árabes y su próximo viaje a ese remoto lugar para convencerlos.

— Es un viaje muy largo. ¿Creen que podrán convencerlos? — pregunta Celenia.

— Estoy seguro de que si — responde Víctor.

— Y ¿cómo se comunicarán con ellos para exponerles los asuntos de negocios? — volvía a preguntar Celenia.

— Contratamos a un traductor... realmente no me agrada nada ese hombre, se le da muy bien la bebida, pero es el único que pudimos encontrar en tan corto tiempo — contesta Agustín.

— ¿Y cuánto tiempo estarán fuera? — interviene Amelia con un tono triste.

— Bastante... si queremos lograr una buena cantidad de inversionistas y que estos lleguen aquí, podría ser meses — responde Agustín.

Un Amor Tan IntensoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora