Ya habían pasado más de un mes desde los acontecimientos que aquejaron a los Fortunato. Víctor consentía hasta el más mínimo capricho de Amelia, pero a pesar de esto, existía una distancia entre ellos. Víctor temía que el acercarse de manera romántica, podría hacerla recordar lo ocurrido con Toriny. Esto comienza a afectar a Amelia, puesto que creía que Víctor la culpaba por algo que no quería decirle con respecto a su estado de saludo reciente.
Amelia estaba acostada en la cama, con la cabeza apoyada en el pecho de Víctor, mientras esté le abrazaba con un brazo y le acariciaba el cabello, mientras con la otra mano sostenía un libro que hablaba sobre inversiones del medio oriente.
— Víctor... ¿Me amas? — pregunta Amelia con voz apagada.
— Claro que si... ¿Tú me amas?
— Sí... pero te siento distante y me he preguntado si he hecho algo mal.
Víctor deja el libro en la mesita de noche y mira a Amelia, abrazándola completamente.
— Jamás, tú nunca podrías hacer algo mal o que me ofenda.
— Me das solo besos cortos, te busco, pero no quieres tener intimidad conmigo. Pienso que ya no me deseas, desde mi enfermedad has estado distante. Si es porque no puedo tener hijos, lo entenderé.
Víctor la besa y la mira conmovido.
— Solo estoy preocupado por lo que ocurrirá con las minas. Créeme que lo lamento tanto si has creído que puedo tener algo en contra tuya.
— Demuéstralo
Amelia comienza a retirarse el camisón y se recuesta nuevamente en la cama.
Víctor sabía que no podía estar eternamente ocultándose y posponiéndose de esa manera, ya que lastimaba a Amelia y a sí mismo con intentar indiferencia. Ya había pasado un tiempo prudente para intentar retomar sus vidas. Verla nuevamente desnuda activo sus sentidos, pero en esta oportunidad, trataría de controlarse y moderar su instinto primitivo.
Esa noche debía ser especial para ambos. Él la besa delicadamente y pasa su mano por el cuerpo de Amelia tan ligeramente como si fuera una pluma, lo que la hizo estremecer, hasta llegar entre sus piernas y tocar aquel punto sensible sin dejar de besarla. Lo frotaba y hacia círculo con su dedo, cada tanto verificada la humedad de ella. Cuando estaba lista, le da pequeños besos que bajaban por su mentón, cuello, jugaba con sus senos dándole pequeños lengüetazos por los pezones que reaccionaban a su calor, pasaba su lengua por abdomen, ombligo, hasta llegar entre sus piernas y ahora darle placer con su boca. Había recorrido aquel cuerpo que amaba dándole tributo, cambiando las agresiones por tiernas caricias.
Amelia lo estaba disfrutando y se sentía relajada. Lanza un gemido agudo al alcanzar el éxtasis y Víctor sigue depositando besos en sus muslos mientras ella se contraía por el placer, hasta que nuevamente logra la calma.
Víctor se quita el camisón y toma posición encima de ella, sintiendo su cuerpo cálido que lo invitaba a quedarse a su lado.
— Te amo... desde que éramos niños sabía que tú eras para mí — Víctor susurra de manera cariñosa.
— También te amo, más que a mi vida
Víctor tenía ambos codos apoyados en la almohada a la altura de la cabeza de Amelia, de esta manera sus rostros estaban a la misma altura, se podían dar besos, mirarse a los ojos y respirar el aroma del otro.
Como si sus cuerpos estuvieran conectados por imanes invisibles, se unen si forzar ni guiar la penetración. El acto ocurría de forma lenta y calmada, por momentos Víctor dejaba de moverse, solo para dedicarse a besarla y decirle palabras de amor. Las caricias y el dulce amor que se profesaban, era lo que necesitaban para sanar sus heridas.
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Un Amor Tan Intenso
Fiksi SejarahLos Fortunato, una rica y poderosa familia del siglo XIX, comprometen a su único hijo a contraer un matrimonio por conveniencia y heredar el gran imperio de los reyes del Carbón. Pero él, no tenia los mismos planes, amaba a otra mujer y abandona tod...