Agustín esa noche no durmió, se sentía triste y desesperado, perdió todas las esperanzas que tenía, sentía lástima de sí mismo y se autocompadecía, ya que Celenia le ayudó a tener alegría en su vida desde que llegó y ella fue la que se lo arrebató.
Ya por la mañana su tristeza paso a rabia y despecho, ya no le importaba nada y nadie, decidió que el mundo hiciera lo que quisiera con su vida, y en ese caso, prefería ayudar a su padre en mantenerse en el club de caballeros.
—Padre... he recapacitado
Federico estaba tomando un té con su esposa y mira a Agustín sorprendido
—¿Aceptarías el matrimonio con los Borcajada?
—Sí...
Para Federico el día se iluminó nuevamente, con esto se abrían las esperanzas de solucionar todos los problemas que Agustín había ocasionado.
Los Fortunato concurrieron nuevamente a la casa de los Borcajada. Agustín se disculpó de manera convincente y estos aceptaron las disculpas, retomando los preparativos de la boda.
Los días avanzaron y el matrimonio se aproximaba.
—Estoy segura de que seremos muy felices — Sonreía Mercedes a su prometido.
—Sí, yo también lo creo — responde Agustín sin ánimos, con la mirada pérdida.
Los futuros esposos estaban dando un paseo por el jardín de la mansión Fortunato, sus padres miraban desde la distancia a los jóvenes y tomaban acuerdos sobre el matrimonio y negocios. Cercano a ellos se encontraban los sirvientes para servir el té y más bocadillos, entre ellos estaba Celenia que miraba cómo Agustín charlaban con aquella joven que sería su esposa. Cada tanto Agustín la miraba, esperando de parte de ella algún gesto que le diera esperanzas de que era mentira lo que le dijo hace más de un mes, pero solo recibía de esta un suspiro, una sonrisa y una afirmación con la cabeza. El matrimonio se llevaría a cabo el día siguiente.
Ya era de noche y Celenia estaba caminando por el pasillo para dirigirse a su habitación. Siempre era amargo para ella ver a Agustín y sobre todo si estaba con su prometida, por las noches lloraba para no hacerlo por las mañanas y que este se diera cuenta de que aquello le afectaba.
Mientras daba vuelta por una esquina de la casa sosteniendo una vela, una puerta se abre levemente y una mano la arrastra al interior de aquella habitación, lo que hace que arroje involuntariamente la vela. Aquella habitación estaba muy oscura, pero Celenia podía ver por la luz de luna que se colaba entre las cortinas, a Agustín que tenía un rostro melancólico.
—Me casaré mañana... dime que no lo haga — suplicaba Agustín.
—Tienes que hacerlo
—¿Por qué eres tan cruel? Yo podía haberte querido siempre
Celenia se camufla en la oscuridad porque no aguantaba más y comienza a llorar, pero no quería que Agustín la viera, respira profundo para que él solo pueda escuchar su voz.
—Ya hablamos de eso... debes casarte, ella es una mujer preciosa, estoy segura de que te hará dichoso, te enamorarás de ella.
—No... ya no puedo creer en el amor, porque has roto mi corazón
Celenia no podía hablar, y comienza a tratar de aguantar el llanto, pero este se escapaba en forma de tos.
—¿Qué te pasa? — pregunta Agustín al escucharla dar pequeños quejidos. Trata de tocar el rostro de Celenia, pero esta la aparta la mano.
—Solo tengo tos... estoy resfriada
—Aún busco una manera desesperada para que me quieras, si solo deseas dinero de mí, te lo daré.

ESTÁS LEYENDO
Un Amor Tan Intenso
Fiction HistoriqueLos Fortunato, una rica y poderosa familia del siglo XIX, comprometen a su único hijo a contraer un matrimonio por conveniencia y heredar el gran imperio de los reyes del Carbón. Pero él, no tenia los mismos planes, amaba a otra mujer y abandona tod...