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Si el recital de ballet había encantado a Becca y Chris, la obra escolar navideña fue otro nivel.

Quizás era el haber ayudado en el traje o el repasar las canciones y líneas junto a Amaia, pero Chris estaba muy emocional. Sus ojos permanecieron cristalizados todo el tiempo. Aplaudió y gritó tanto, que no pasó desapercibido para nadie.

El carrete de fotos de su galería estaba repleto de fotos y videos de Amaia, prjácticamente podría hacer un documental con todo el material que obtuvo aquel día.

Su buen ánimo y emoción estaba por los cielos. No entendía como podía amar tanto a esa pequeña traviesa. Pero adoraba con cada fibra de su ser esa majestuosa sensación, esa felicidad tan plena. Por supuesto no demoró en presumir con su familia, los talentos de su hija. A Lisa se le aguaron los ojos al escuchar la emoción y el amor con la que Chris les contaba todo en una videollamada. Becca también se acercó a saludar y a agradecer por los obsequios que Lisa había enviado, sobretodo por los pijamas navideños a juego, que usarían en noche buena. Amaia también se unió a la conversación, a las risas y agradecimientos.

Becca tenía que hacer unas últimas compras navideñas, en su mayoría lo que le hacía falta eran cintas, cajas y envolturas. Sin embargo Chris no quería llegar con las manos vacías a casa de Pietro y aprovechó para comprar unos cuantos obsequios asesorado por la diseñadora y su hija.

Esta era la primera vez, que Amaia y Becca sumaban a alguien más en sus compras navideñas, siempre había sido una cosa de las dos, una especie de tradición, usaban gorros o diademas o suéteres con motivos navideños, como si quisieran gritarle al mundo su faena. La pequeña rubia sonreía tanto que seguramente sus mejillas dolían, pero como no estar tan feliz, si sus sueños se iban cumpliendo de a poco, amaba lo goofy que su padre podía ser con tal de seguirle el hilo. No había puesto oposición a usar el gorro con orejas de elfo y la hoodie a juego, incluso había sugerido que deberían vestir combinados para la fiesta.

La envoltura de los presentes, fue otro momento de diversión y calidez. Sentados en la alfombra de la sala, recibiendo el calorcito de la chimenea artificial, dando sorbos del exquisito chocolate caliente con canela que Becca había preparado. Amaia no podía pedir por una mejor sensación o un mayor regalo que esa felicidad y plenitud que sentía ahora.

En cuanto a la fiesta de noche buena en casa de Pietro, todos quienes asistieron pudieron disfrutar de una cena tradicional italiana con bacalao, pasta y el delicioso panettone. A pesar de la gran cantidad de gente, el ambiente era muy familiar, se sentía el cariño que existía entre los presentes y como buenos italianos hicieron gala de su don de gente y su excelencia al momento de ser anfitriones. Aunque la mayoría de los presentes no dominaba el inglés, buscaron la manera para integrar a Chris y hacerle sentir como en casa.

Por consideración, Becca pasó toda la velada junto al rubio, sirviéndole de intérprete, tomando esa oportunidad para traducir sólo lo que ella consideraba favorable.

- ¿Qué es lo que dijo?

Becca estaba toda roja, después del comentario de la abuela de Pietro. La matrona se había acercado a decirles que hacían una hermosa pareja, luego en un intento de hacerse entender, topo con ambas manos el vientre de Becca, mientras en un italiano gritado le decía a Chris que sabiendo que hacen bebés tan bonitos, deberían encargar otro.

El de Boston insistió en la pregunta y la matrona con algo de desespero topo el pecho del rubio y luego el vientre de Becca, repitiendo - you, you, pregnant questa woman.

Chris hacia su más grande esfuerzo para hilar la idea de la anciana y antes de que pudiera llegar a una conjetura correcta. Becca se lo llevó lejos disculpándose con la abuela.

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