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En la madrugada pudieron evidenciar la inclemencia del invierno, el calefactor y las colchas extra no eran suficientes para mantenerlos abrigados. Chris escuchaba desde su cama como los dientes de Becca castañeaban y decidió abandonar su lugar, para después de acomodar su edredón, colarse en la cama que su hija y Becca compartían.

- ¿Qué haces?

- El castañeo de tus dientes no me deja dormir - Becca lo miró con una expresión entre ofendida y acusatoria - Becc, estás tiritando, tu nariz escurre y tus labios están morados, la calefacción está a tope y ya no tenemos más mantas, la única manera de abrigarnos es compartiendo calor corporal. - Los pies de Chris rozaron los de Becca y el rubio se arrepintió del contacto - Por Dios, Becc eres un témpano de hielo - estiró sus brazos para asegurarse que Amaia tuviera una temperatura agradable y al comprobarlo, respiró tranquilo, y ya teniendo los brazos estirados, abrazó a Becca para ayudarle a entrar en calor, y adivinando que ella se quejaría se justificó - No voy a aprovecharme, lo prometo, sólo quiero que puedas descansar tranquila y calentita.

Becca no dijo más, sólo se movió un poco para darle más lugar a Chris. La mejora en la temperatura era evidente, y a eso se le sumaba el delicioso y varonil aroma de Chris, poco a poco, Becca se fue acomodando y se dejó vencer por el sueño, permitiéndose disfrutar de la calidez generada por sus cuerpos juntos.

***

Las mejillas de Becca quemaban y no precisamente porque la temperatura en el ambiente subiera, no, su sonrojo estaba dado por la vergüenza al recordar la posición cómo había amanecido, aferrada a Chris, prácticamente enroscada a su cuerpo. ¿Cómo le miraría ahora a los ojos?, ayer en al noche le reclamó por haberla besado, luego le reprochó cuando se coló en su cama, pero resulta amanecer abrazada a él de una forma muy íntima.

Tal vez fue esa vergüenza la que le obligó a escaparse de la cama aunque aún tenía sueño y frío. Pudo ponerse una de las chaquetas de plumón, pero entonces le resultaría incómodo para cocinar, por eso optó por un suéter. El calor de las hornillas ayudaron a palear el frío y logró concentrarse en la preparación del desayuno. Debió perderse en la actividad, pues no notó la presencia de Chris, si no hasta que sintió los labios del rubio sobre su mejilla y sus brazos rodearle desde atrás.

- Bien día - tiritó y frotó los brazos de Becca - ¿dormiste bien?

- Sí, sí... gracias. - su voz era titubeante y agradecía que el estuviera detrás de ella, así no notaría lo rojo de su rostro - ¿tú pudiste descansar?

- Bastante bien la verdad.

Becca sólo asintió y se removió un poco para seguir con la preparación.

La incomodidad se fue disipando, Chris no había hecho ningún comentario acusatorio o burlón y las ocurrencias de Amaia tomaron protagonismo, cuando el pésimo clima les impidió hacer actividades al aire libre. Divertirse con juegos de mesas, jugar a adivinar el personaje a través de dibujos, ver un par de películas tirados en el sofá cama cubiertos por una manta, fueron las tranquilas, pero divertidas actividades que realizaron esa mañana en la cabaña. Después del almuerzo se dedicaron a limpiar y guardar todo para regresar a la ciudad, su fin de semana, había terminado.

***

Esa pequeña aventura de fin de semana había acercado más a Chris y Becca, él la cortejaba y ella no bloqueaba sus intentos de coqueteo o acercamiento. Chris le robaba algunos besos en cuanto podía y aunque ella lo regañaba, como para mantener su orgullo, en su interior sabía que estaba empezando a ceder, porque si era honesta, sus sentimientos por Chris no habían desaparecido, tan sólo se habían eclipsado a causa del enojo y la decepción que le causó.

Where we belongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora