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Sábado por la mañana, a diferencia del día anterior el sol brilla en todo su esplendor y aún así Becca sigue acostada en su cama mirando el techo de su habitación.

Anoche aprovechó su insomnio para buscar psicólogos infantiles intentando desviar así un poco la atención de la razón del "por qué" no podía conciliar el sueño. Por suerte la búsqueda había arrojado algunas cuantas buenas opciones.

Con pereza mira hacia un costado, para cerciorarse de la hora. A penas pasan de las siete de la mañana, ayer desactivó las alarmas por lo que no le asombra que los demás sigan durmiendo, de hecho en estos momentos hasta lo agradece.

Se estira y despereza en su cama decidida a empezar el día con pie derecho. Toma un baño de tina sin prisas, disfrutando de la temperatura del agua y del delicioso aroma de las sales de baño y le ha pedido a Vito que reproduzca su playlist de relajación.

Se siente fresca, renovada y positiva. Acompañada de un playlist más alegre escoge su ropa y se viste, deja su cabello suelto para que se seque de forma natural sin importar cuánto tiempo le tome.

Revisa un par de textos que Gian le ha enviado, en su mayoría es una explicación de los documentos y papeleo que se ha realizado y que Lena ya tiene en su poder y le hará llegar con discreción a su casillero esa misma tarde. También le informa que una copia de los mismos ya ha sido enviada al Dr. Lopilato quien lleva su caso en Boston y le pide que le confirme si es necesario que él viaje en persona.

Becca le da una pequeña actualización de la situación, poniendo énfasis en que no cree necesario que las acompañe, ya que han llegado a un acuerdo con el padre de su pequeña hija. Igualmente le agradece todo el trabajo realizado y le asegura que lo mantendrá informado.

Aprovecha también para textear rápidamente a tres psicólogos infantiles, con preguntas específicas, como para tantear el terreno y ver la empatía en la respuesta de los mismos para tener una idea de a quien elegir.

Sin duda tener algo de dirección la tranquiliza y le brinda armonía.

Tararea sin hacer mucho ruido para no despertar a Amaia, al menos no hasta tener el desayuno preparado, pero su sorpresa es gigante cuando al llegar a la cocina, ve a Chris y Amaia encargándose de ello y antes de que ellos la noten se esconde para espiarlos.

- Ahora un poco de crema sobre la banana..

- Esta muy duro - se queja Amaia mientras presiona con su dedito pulgar en el pulsador de la lata de crema batida.

- A ver... deja te ayudo.. - Chris toma la lata, la agita y para comprobar que está listo cuando presiona el pulsador vierte la crema en su boca.

Amaia lo mira divertida..

- ¿Quieres? - Chris habla con la boca aún llena.

La pequeña lo piensa unos segundos, su madre no aprobaría tal comportamiento, pero siempre podría justificarse alegando que está bajo el cuidado de un adulto responsable. Antes de que pueda hablar el brillo travieso en sus ojos responde por ella.

Chris ríe un poco ante la actitud y picardía de su primogénita - Abre la boca.. - la anima y la nena lo hace y él le da un poco de crema. - bien, ahora ven, presiona aqui con todas tus fuerzas y llena de crema esos crepes..

Amaia hace lo que Chris le indica muy gustosa, aunque pese a su esfuerzo es poca la crema que consigue sacar.

Amaia hace lo que Chris le indica muy gustosa, aunque pese a su esfuerzo es poca la crema que consigue sacar

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