Sentado en la sala de espera junto a Leslie, su mente divagaba en los diferentes escenarios. Hubo una etapa de su vida, cuando era adolescente y el noviazgo con Becca estaba en su mejor momento, cuando la idea de formar una familia con ella se le había pasado por la mente. Sí, era una completa locura, pero en ese tiempo era algo que él añoraba, no convertirse en padre a tan temprana edad, pero si vislumbraba la idea de una familia futura con la mujer que amaba. Pasados los años aquel deseo se vio eclipsado tras lo que el creyó una traición y desde entonces la idea de convertirse en padre había abandonado su mente y sus planes, de hecho el sólo pensarlo, le resultaba abominable, por eso era tan cuidadoso, a pesar de que ciertamente disfrutaba muy abiertamente de su sexualidad, siempre usaba protección para evitar ese tipo de sorpresas.
Cuando Leslie llegó a su vida, sabía que a ella tampoco le interesaba ser madre, no cuando prácticamente vivía de la hermosura de su rostro y la esbeltez de su figura, se entendían bien en ese sentido, no podía decir que la amaba, nunca llegó hacerlo, pero le tenía cariño y era una gran compañera de cama, bastante flexible y complaciente. Ambos tenían en mente la misma idea, disfrutar de la vida sin complicaciones, tal vez ella involucró más sentimientos que él, pero si algo tenían claro era que en al menos en su futuro inmediato no querían hijos.
A pesar de que un bebé con Leslie jamás estuvo en sus planes, el sabía que podía pasar y siempre estuvo dispuesto a asumir su responsabilidad, jamás se le pasó por la mente el pedirle que se deshiciera del producto, de hecho siempre pensó que sería el quien debería convencerla para que ella no cometiera una locura. Y aunque no la amaba estaba dispuesto a defender esa vida y darle una familia. Al menos eso pensaba cuando mantenía una relación con ella, era poco probable que sucediera, pero no lo descartaba.
Con el tiempo, los niños (que no fueran sus sobrinos o sus seguidores) le causaban cierto conflicto, no que los despreciara o los aborreciera, pero había visto tantos berrinches y destrozos de los hijos de sus compañeros de equipo, que lo último en lo que él pensaba era en tener hijos propios. Claro que para Chris eso cambio con Amaia. Ciertamente no estaba en sus planes, pero ser padre ahora era algo que le emocionaba y le calentaba el alma. Ama a su hija con todas sus fuerzas y no está dispuesto a separarse de ella. Su visión del mundo, sus planes, sus anhelo ahora incluían a la pequeña rubia como centro y motor, y a eso se le sumaba los sentimientos que nunca dejaron de existir por la madre de la nena. Todo sería un cuento perfecto, si él no lo hubiera arruinado.
- Señorita Hill.. - ambos levantaron la vista al llamado de la morena con sonrisa brillante, la misma que media hora antes había tomado la muestra de sangre a Leslie - la doctora Larson está lista para recibirlos.
El par asintió y se encaminó en la dirección indicada por la joven.
Chris tomó un hondo respiro al sentarse frente a la mujer que debajo de su blanca bata, vestía de rosa pastel.
- Sé que deben estar ansiosos por conocer los resultados, pero antes necesito completar la ficha médica para tu historia clínica.
Leslie asintió con una sonrisa, Chris en cambio contuvo un bufido, las manos le sudaban y en silencio escuchó la serie de preguntas realizadas por la doctora y las respuestas de Leslie. ¿Que importancia tenía saber la edad de la primera regla de Leslie, o cuando fue el inicio de su vida sexual?, lo de la cantidad de parejas con quien se había involucrado tampoco le parecía importante, al menos que hubieran estado involucrados al mismo tiempo, en todo caso en que infiere aquello, con saber si hay o no algo creciendo en el vientre de la mujer junto a él.
Entre más lo pensaba, más se tensaba.
La espera y el estar en aquel lugar empezaba a agobiar al rubio, quería gritarles que dejaran de hablar y que la doctora revelara el resultado del examen de sangre, pero entendía que debía contenerse, aunque sabía que estaba cerca del colapso.
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Where we belong
Historia CortaSinopsis Por un malentendido preferí escapar a luchar por decir la verdad, él no quería escucharme, en ese momento me odiaba, sin importarle cuánto le decía que la situación no era como él la veía, pero no me escuchó, así que sólo hice mis maletas y...