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Amaia jugaba con East en el jardín trasero de la familia Evans, mientras sus abuelas conversaban y disfrutaban de unos bocaditos y jugo.

- Abuela, ¿puedo tener una banana? - preguntó la niña acercándose al par de mujeres con East siguiendola de cerca.

- Claro que sí, cariño - sonrió Brenda y antes de que ella se pusiera de pie Lisa agregó.

- Ahora te la traigo.

- Puedo hacerlo sola, soy una niña grande - aseguró la pequeña rubia y tras mirarse entre si las mujeres asistieron.

- Muy bien cariño, entra a la cocina, sobre el mesón del desayunador hay un bowl con frutas, toma lo que quieras. - indicó la matriarca Evans.

La pequeña se adentró en la cocina en silencio y sonrió cuando al subirse a uno de los bancos, reconoció a Chris que en cuclillas husmeaba en la nevera.

- Buenos días señor Evans - la alegre voz de Amaia tomó por sorpresa a la estrella de los Patriots haciendo que este se golpeara la cabeza con la parte superior del congelador.

- Fuck!! - gruñó el rubio por el golpe tomándose la cabeza y la niña soltó un quejido de sorpresa al escuchar la maldición - tenías que ser tú - murmuró con desagrado, se enderezó y volteó para mirar a la niña enfurecido.

Amaia se sorprendió al ver a Chris y no precisamente por el evidente enojo que mostraba su rostro, sino más bien por la mancha violeta verdosa sobre su pómulo cerca del ojo, el día anterior no lo había notado por los enormes lentes oscuros que él llevaba puesto.

- Esta herido - pronunció acongojada la pequeña, observó los paquetes de verduras congeladas que el mismo Chris había sacado y tomando uno de arvejas se paró en el banco, poniéndose de puntitas y sonteniéndose con una mano en el hombro del rubio, acercó el paquete hacía el pómulo lastimado.

- Ouch - se quejó el atleta al sentir el frío paquete sobre su herida.

- Ya va a pasar - dijo la niña y empezó a cantar el coro de "You are my Sunshine" de Johnny Cash - Tú eres mi sol, mi único sol, me haces feliz cuando el cielo está gris, nunca sabrás querido, cuanto te amo, por favor no te lleves a mi sol.

A Chris se le estrujo el corazón esa canción, Becca le cantaba en su epoca de novios, cuando él tenía un mal día, por lo general cuando habría salido golpeado o lastimado, ya sea en un entrenamiento o un juego real.

Cuando Amaia terminó de cantar, retiró el paquete de arvejas, se impulsó y besó el frío pómulo - Ahora no dolerá más - aseguró sonriente.

El rubio estaba paralizado, en serio quería odiar a Amaia, pero ella era tan tierna y le recordaba a su Becca, a aquella joven que lo enamoró, que lo puso de cabeza y por la que daría todo, claro hasta antes de su engaño. Sacudiendo su cabeza para enfocarse en el presente miró a Amaia y pronunció un - gracias - casi de manera imperceptible, se aclaró la garganta y la vio tambalear sobre el banco - baja de ahí o te haras daño.. - dijo y sin dejar que la pequeña obedeciera, él mismo la tomó en brazos y la colocó en el piso.

- Vine por una banana - comentó la pequeña y Chris enseguida le alcanzó una.

- Bien, aquí tienes tu banana, ahora vete a jugar o a hacer lo que sea que estés haciendo.. - dijo y sobandose la frente salió de la cocina.

****

- Amaia, sole mio... ya fue suficiente, tus dientes están perfectamente limpios, es hora de dormir - apuró la diseñadora asomando su cabeza en el cuarto de baño donde la pequeña rubia se aseaba.

La infante escupió el agua con la que se enguagaba la boca y secó su rostro, y obedeciendo a su madre corrió dentro de la habitacion, tomó en el camino el pony que Henry le había regalado y al subirse a la cama de un salto, calculó mal la distancia y golpeó su cabeza contra el espaldar.

- Fuck!! - se quejó la pequeña y Becca abrió mucho sus ojos.

- Amaia!! - retó enseguida la ex morocha - qué has dicho?

- Fuck - repitió con seguridad la pequeña sobandonse la cabeza.

- Eso no se dice!!

- El señor Evans lo dijo ahora en la mañana cuando golpeó su cabeza con la nevera - explicó calmada.

- Pues el señor Evans es un completo mal educado y tú no, así que no quiero volver a escuchar groserías de tu boca, ok?

- Sí mamma - agachó la cabeza y su madre asintió - Mamma?

- Hum?

- Por qué odias tanto al señor Evans?

La pregunta de Amaia le hizo sentir un vacío en el corazón, el aire se le quedó un poco atorado y tuvo que aclarar la garganta para poder hablar, se sentó al pie de la cama - yo no odio al señor Evans, cariño.

- Entonces por qué te desagrada tanto? Acaso él era malo contigo cuando vivías aquí? Porque si es así, ya no me agrada más, no volveré a dirigirle la palabra nunca - decretó la pequeña rubia y los ojos de Becca picaron porque podía sentir el dolor en las palabras de su hija, Amaia tenía una "extraña" conexión con Chris, ella lo quería, aún cuando ignoraba que él es su padre.

- Ay hijita - Becca se metió bajo las mantas y envolvió a su pequeña en sus brazos - no digas eso, que a mi no me agrade alguien, no significa que a ti tampoco deba agradarte, y no, el señor Evans no era malo conmigo, sólo ambos tenemos algunas diferencias, son cosas de adultos, que no entenderías.

- Tal vez si me explicarán, lo entendería - murmuró la rubiecita, tan terca como su padre.

- Tal vez.. - cedió la ex morocha - pero ese día no será hoy, así que, cierra tus ojitos y descansa - la arropó bien y le besó la frente.

Cuando Amaia estaba profundamente dormida, Becca salió de la habitación y asomándose por la ventana del corredor miró el auto de Chris estacionado fuera de la casa de los Evans. ¿Qué acaso no tiene casa, que siempre pasa metido en la de sus padres?. Bufó molesta y salió al jardín trasero sin saber bien lo que haría, empezó a caminar sin sentido y entonces una voz conocida la hizo voltear..

- Aún despierta?

- Eso parece.

Una media carcajada se escuchó en medio del silencio nocturno - ¿qué haces?

- Tomo aire para no entrar a golpear a tu hermano mayor - respondió en tono divertido.

Scott carcajeo con ganas - ¿y ahora qué hizo?

- Le enseñó a decir la palabra con "F" a Amaia.

- ¿Le enseñó dices??

- No directamente, según Amaia, tu hermano se golpeo la cabeza y dijo la palabra frente a ella y no se molestó en explicarle que no es algo que los niños deban decir y claro como por alguna extraña razón a mi hija tu hermano le resulta fascinante y muy cool, ahora ella la anda repitiendo.

Si antes Scott estaba riendo, ahora lloraba de la risa.

- No me parece gracioso - reprochó la diseñadora auque no pudo sostener el enojo porque empezó a reír con Scott.

- Entonces por qué te ríes? - carcajeo limpiándose unas lágrimas el menor de los varones Evans.

- Eres un idiota.

Scott se tapó la boca con una mano y la señaló con la otra - te acusaré con mamá por decirme una grosería.

Becca empujó levemente a Scott y este le abrazó por el hombro - Eres un bobo

- No me culpes, creo que es un mal de familia

- Ya lo creo..

Where we belongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora