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Hace una semana que Chris regresó de su fugaz visita a Nueva York, algo en él había cambiado, parecía nervioso, ansioso. Era cierto que estaba en pleno plan de conquista a Becca, pero ahora sus atenciones eran cada vez más seguidas y mucho más ostentosas. Sin olvidar la forma en cómo se había abrasado a ella cuando la vio. Parecía un niño pequeño que había estado necesitando el calor de su madre. No le partió los huesos porque en buena hora reaccionó.

A Becca le había resultado un poco exagerado y gracioso su accionar.

- Yo también te extrañé.

Chris le lleno de besos y desde ese día, las atenciones sólo se han ido incrementando.

¿Qué estará tramando?. Era la constante incertidumbre en la mente de Becca, conocía lo impulsivo que podía ser y sabía del esfuerzo que estaba haciendo por contenerse al menos delante de Amaia, pero estaba segura de que había algo más y que en cualquier momento sus nervios explotarían.

¿Tendrá algo que ver con algo que ocurrió en Nueva York?. Del viaje casi no quiso hablar. Sólo mencionó algo de que DEBÍAN aceptar el trato y que él debía comentarle algo más, pero nunca lo hizo. Las cosas estaban resultando tan bien que no quiso sobre pensar las cosas, porque ¿de qué servía hacerse ideas locas en la cabeza, sino iba a aportar nada bueno a su relación?.

En todo caso, Becca prefirió concentrar su mente y sus esfuerzos en tener un detalle con Chris y Amaia aquel domingo.

- ¿comida japonesa? - inquirió Chris cuando Becca frenó su andar frente a FuGaKyu Japanese Cuisine.

- Así es. - asintió sonriente y enredó su brazo en el de él para entrar.

El lugar era famoso no sólo por su deliciosa comida japonesa, sino por brindarte una verdadera experiencia oriental, la decoración del lugar, la ambientación musical, todo te hacía pensar que estabas en Japón durante tu estadía en el restaurante.

Un amable joven se acercó a ellos en cuanto llegaron hasta la recepción. Y con una sonrisa hizo una reverencia antes de hablar.

- Bienvenidos a FuGaKyu, ¿a nombre de quien está su reservación?

- Rebecca Peck, por favor.

- Oh claro que sí - el joven confirmó la información en su tablet - reservación para tres, por favor permítanme guiarles a su mesa.

El trío siguió al joven y en el camino se asombraron con la decoración del lugar. Amaia últimamente se veía atraída por la cultura asiática, en la escuela recientemente recibieron a un estudiante de intercambio proveniente de Japón, el pequeño contó a su clase como es vivir allí, las normas de su escuela, entre otras cosas más. La curiosidad de Amaia se había activado principalmente por el comportamiento tan respetuoso de su compañerito y las palabras en japonés que de vez en cuando se le escapaban. Por lo que estar en aquel restaurante le estaba fascinando.

Tomaron asiento y pronto una jovencita volvió a darles la bienvenida con una reverencia y se presentó, anunciando que será su camarera en esa noche. Aunque la gentil joven dejó tres cartas de menú, antes de que los Evans las tomaran Becca intervino.

- Me voy a permitir pedir por ustedes un platillo especial y si no quedan satisfechos con ello pueden pedir algo más.

- ¿Qué te traes entre manos Becc? - Chris la miró suspicaz.

- Todo tiene una razón de ser.

Amaia y Chris se vieron entre si.

- ¿Crees que deberíamos confiar en tu mami?

- Siempre!

Ambos adultos sonrieron ante la contundente respuesta de la rubiecita. Y Becca no demoró en llamar a la chica que alegremente tomó su pedido.

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