El fin de año estaba más cerca y la gente en el mundo parecía más ajetreada de lo normal. Las estaciones de trenes, los terminales de buses, los aeropuertos, estaban a reventar y es que el que no elegía un destino distinto a su hogar para recibir el nuevo año, buscaba regresar a su pueblo o ciudad de origen.
Para Becca desde que conoce a Pietro, el fin de año, significaba pasar en una de las propiedades del italiano en Venecia, por supuesto allí se llevaba una fiesta que no tenía fin, tanta comida, bebida y música como se pudieran imaginar. Era casi una especie de festival con la numerosa familia del dueño de la propiedad.
Sin embargo esta vez los planes eran distintos y no precisamente porque Pietro no los hubiera invitado o la diseñadora tuviera algo más en mente. Mas bien todo resultó por una idea fija con la que Chris había venido desde Boston.
Recibir el nuevo año en EuroDisney, era un sueño que muy pocos podían darse el lujo de cumplir. Los altos costos y el tiempo de anticipación que requerían las reservas eran completamente ridículos. Pero Evans lo había conseguido.
Amaia no cabía de la emoción, sus ojos parecían querer abandonar sus órbitas cuando desde el auto pudo vislumbrar la majestuosa entrada del Disneyland Hotel de Paris.
La emoción acrecentó cuando en el lobby fueron recibidos por Bella y Bestia. Todos juntos posaron para la tradicional foto de bienvenida y rápidamente fueron guiados a la suite reservada por Chris, que era nada más y nada menos que la suite de la Bella durmiente.
Amaia no pudo contenerse, el hermoso piano negro de cola en la salita de la suite se llevó por completo toda su atención. Con asombro observaba cada detalle, los bosquejos de los personajes del mágico cuento en marcados adornando las paredes, la delicada decoración, el exagerado comedor, el espacioso cuarto de baño.
- Si hubiera traído mis patitos de hule haría una fiesta con ellos aquí - confesó la pequeña rubia al ver el jacuzzi.
Chris sonreía ante las ideas de su hija, pero notó que Becca se había quedado en la habitación y regresó hasta ella.
- Es temporada alta y es lo único que pude conseguir, lamento que haya una sola habitación, pero no debes preocuparte o incomodarte por ello, los sofás de la sala se ven realmente cómodos y yo tomaré uno para dormir. Tú y Amaia pueden compartir esta cama. - se apresuró a explicar Chris buscando no perder la buen ambiente que hasta ese momento traían.
- No es necesario, la cama es lo suficientemente grande y los tres cabemos perfectamente en ella. - sus ojos no se despegaron de la cama, como si estuviera acomodando mentalmente las cosas - No es como si no la hubiéramos compartido antes, de hecho esta cama se ve mucho más grande que la mía en Milán. - Becca ladeó su rostro - estaremos bien - aseguró con una sonrisa.
Aquel primer día de estancia en el mágico lugar, estuvo lleno de aventuras y diversión. Se montaron en cuantos juegos les fue posible dadás las largas filas, se fotografiaron con cada personaje que encontraban a su paso, disfrutaron de los desfiles y programas especiales y comieron sin dieta restringida. Agotados se arrastraron hasta la suite, esa primera noche, con suerte lograron ponerse la pijama antes de desplomarse en la cama, ni siquiera alcanzaron a darse las buenas noches.
La mañana del 31 de diciembre desayunaron en uno de los restaurantes del hotel. Ding Dong les dio la bienvenida y Lumiere los acompañó hasta su mesa.
- Tengo planeado algo especial para esta tarde - comentó Chris audible solo para Becca, mientras Amaia conversaba con Bella en un francés muy fluido - Quiero invitar a Amaia a tomar el té, quiero tener un tiempo de padre e hija con ella en este lugar tan lleno de magia, y luego nos reuniremos los tres a las ocho de la noche que empieza el show de fin de año y antes de que te opongas también he planeado una tarde de spa para ti, sé que siempre dices que Amaia no es una carga y estoy de acuerdo contigo, pero no puedes negar que ha requerido un arduo trabajo, y sé que no puedo retroceder el tiempo y compartir responsabilidad, pero al menos quiero poder darte un tiempo para ti, para que te relajes y disfrutes sin tener que preocuparte o estar pendiente de algo o alguien más.
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Where we belong
Short StorySinopsis Por un malentendido preferí escapar a luchar por decir la verdad, él no quería escucharme, en ese momento me odiaba, sin importarle cuánto le decía que la situación no era como él la veía, pero no me escuchó, así que sólo hice mis maletas y...