Aunque Chris tiene varias actividades planificadas para pasar el día fuera, no les es posible cumplir ni siquiera con la primera parte. A penas y lograron desayunar en la que fuera la cafetería favorita de el par de adultos en su época de novios. El lugar está ambientado para hacerte sentir que en cuanto pones un pie dentro regreses en el tiempo a la década de los 50. Su forma alargada, con un pasillo estrecho que separa la barra de servicio de las mesas con asientos de cabina forrados de cuero en dos tonos, el piso que asemeja a un tablero de ajedrez, la iluminación fluorescente resaltando el nombre del lugar en el centro de la pared y en la esquina una vieja rocola bien conservada que aún funciona y de la cual ahora mismo se escucha salir la alegre música del rey del Rock and Roll, Elvis Presley.
Inesperadamente la mujer de 80 y tantos años que estaba sentada cerca de la caja los reconoció.
- Pero miren a quienes tenemos aquí!! Al rey y la reina del baile! - celebró llamando la atención de una de las jóvenes a quienes Becca y Chris reconocieron como Darla, la joven mesera que solía tomar sus pedidos y que ahora estaba a cargo de la caja - No lo puedo creer!! Tanto tiempo sin verlos y ahora traen una pequeña princesita consigo!!
- Hola Janice - saludaron ambos un tanto sonrojados y la mirada de Amaia brilló.
- Buenos días.
Janice sonrío al escuchar la vocecita dulce de la rubiecita.
- Hola cariño - desvió unos segundos su mirada hacia los padres de la niña y luego la devolvió a la menor - ¿a quién tenemos aquí?
- Soy Amaia Evans, es un placer.
Al igual que en ocasiones anteriores, Janice como todo el que escuchaba la forma educada en que se expresaba la pequeña, quedó maravillada con ella.
- El placer es mío - sonrío Janice - se bienvenida Amaia. - la anciana miró al par de adultos - ¿lo de siempre?
Chris y Becca se miraron entre sí, como si se estuvieran poniendo de acuerdo y al poco rato asintieron.
- Sí, por favor, lo de siempre.
- Más una porción extra de fruta y una malteada de chocolate.
- Claro que sí - Janice se giró y con una voz emocionada soltó - Darla! Dos especiales, una porción extra de fruta, una malteada de chocolate y un pastelillo fiesta - antes de que que Chris o Rebecca quisieran rectificar la orden, Janice agregó - Para dar la bienvenida a esta princesita.
Mientras esperaban por su orden, la mujer se acomodó con ellos en la mesa y empezó a narrar con alegría algunas anécdotas de la pareja, habló de haber sido testigo de la evolución de su relación..
- Lo recuerdo como si fuera ayer, estos dos eran muy tímidos al principio, se sonrojaban tan sólo al mirarse a los ojos, y después de darse un pico evitaban mirarse, jugaban con sus manos rozándose las puntas de los dedos, eran muy graciosos, divertidos y cariñosos, cuando estaban aquí eran el alma del café, siempre bailando, riendo y derrochando amor - Amaia escuchaba entretenida, intentando imaginarse a sus padres con las descripciones que Janice daba, Chris también parecía feliz, tal vez un poco nostálgico, pero feliz, en cambio Becca no podía sentirse más incómoda - eras muy protector, lo recuerdo bien - Janice apunta a Chris casi acusatoriamente antes de sonreírle - siempre rodeándola con tus brazos, haciéndoles saber al resto de chicos que está preciosa ya tenía dueño, cuando superaron la vergüenza, no temían demostrar cuánto se amaban, bastaba mirarlos para sentir su felicidad - De pronto la felicidad en el rostro de la mujer se convirtió en una mueca de tristeza y confusión - pero después, después de tantos años de venir aquí casi a diario..... no sé qué pasó.... Dejaron de venir, en especial tú - está vez señala a Becca - no volviste jamás y tú, rubio cuando asomabas tus narices por aquí lo hacías con un humor de perro rabioso, mandabas a apagar la música y una vez incluso rompiste la vajilla que se encontraba en la barra de servicio, sólo porque un par de jóvenes no quisieron dejar de tocar "love me tender"... casi destrozas el lugar... casi tuve que llamar a la policía - Becca mira a Chris sorprendida, ignoraba completamente esa información y él sólo baja la cabeza avergonzado, recuerda bien aquel episodio, como también recuerda haber contribuido con su primer gran sueldo para levantar a la cafetería cuando pasaba una época difícil, no sólo para disculparse de su arrebato sino en agradecimiento por no denunciarlo.
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Where we belong
Short StorySinopsis Por un malentendido preferí escapar a luchar por decir la verdad, él no quería escucharme, en ese momento me odiaba, sin importarle cuánto le decía que la situación no era como él la veía, pero no me escuchó, así que sólo hice mis maletas y...