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Ella sonrió como boba. Su mujer, él mismo lo había dicho.

Ya se sentía la navidad, tan solo era salir a la calle para ver todas las decoraciones, luego de la vez que james se sentó con ella en la cama no se habían hablado, era como si la relación se hubiese congelado, suspiró con tristeza... Fue a casa de su madre, justamente su hermana estaba decorando el árbol, Sofía sostenía algunos adornos. —Hola, dijo con una sonrisa. 

Todos giran a observarla con una sonrisa, Definitivamente Estaba en casa. — ¿Cómo estás? Preguntó su madre. 

—Bien, respondió sin dar muchos detalles, físicamente estaba bien, emocionalmente no, pero eso no se lo iba a decir. Observó a su hermana, Justin la ayudaba a bajar de la escalera y cuando tocó el piso la alzó y le dio vueltas, sonrió involuntariamente, ellos se veían tan bien. — ¿Vendrás la semana próxima? 

— ¿para qué? Preguntó confundida.

—Es 24 de diciembre, además pensamos hacer como una velada, tu hermana se viene con Justin y la niña, tú podrías hacer lo mismo. 

Ángela miró hacia otro lado, lo que menos quería era estar bajo el mismo techo que todos con james, no quería que todos se dieran cuenta de que ni se hablaban y que ninguno era feliz. —No sé si james quiera. 

—Bueno, pues vienes tú sola, si james no quiere... dijo ____ resaltando las últimas palabras.

Ella sonrió. —Está bien, vendré.

Luego de ir a casa de su madre decidió ir de compras, le gustaba la navidad, recordaba que siempre entre ella y su madre decoraban todo, cosa que ese año no había podido hacer, no tenía planes de comprar adornos navideños pero entonces vio las hermosas decoraciones para navidad, sabía que a james no le gustaría pero no se contuvo, compró una bola de cristal que dentro tenía al polo norte, adornos para ponerlos en la sala, y algunos para la cocina. 

Cuando llegó a casa, estaba sola. Aprovechó y los puso todos, se había agotado haciéndolo, no era igual tener que destapar adornos y colocarlos sola. Sus lágrimas amenazaban con salir, y no sabía por qué estaba más triste, si porque estaba embarazada y no era feliz, o porque decoraba sola, tal vez eran las dos cosas. 

En eso de las nueve de la noche, vio a james entrar... caminaba distraído, ella estaba parada en medio de la casa como estúpida, él la había ignorado, escuchó cuando abría el frigorífico y lo cerraba de golpe, — ¡Joder! ¿Qué es toda esta mierda? Gritó furioso saliendo de la cocina y caminado directamente a donde estaba ella. 

—Es navidad, dijo Ángela con voz diminuta.

— ¿y quién te dijo que esta casa necesitaba todos estos malditos adornos? ¡Yo no celebro la navidad! Le gritó, ella cerró los ojos sintiendo como las lágrimas resbalaban por sus mejillas.

—Lo siento... Yo solo pensé...

—No, es que ni siquiera pensaste, tú no vives sola aquí. No es tu casa, le dijo de manera brusca. 

—Bien, eso es todo. ¡Me voy de aquí! Le gritó y caminó hacia la habitación a paso rápido, buscó una de sus maletas y empezó a echar toda la ropa que encontraba. 

— ¿Qué estás haciendo? Preguntó james acercándosele.

—No te gusta la navidad, no quieres al bebé, no me quiere a mí, ya me dejaste claro que era tu casa. Bien, te daré el gusto. ¡Me voy! Le gritó. 

James se llenó de rabia y la tomó fuerte por el brazo, zarandeándola, —Tú no te vas a ninguna parte, le dijo en tono de advertencia. 

—Suéltame, le dijo Ángela llorando, pero él con su mirada de odio no la escuchaba. —Me estás haciendo daño, le dijo con la voz en un hilo. 

Él la soltó, se quedó en el mismo lugar y por alguna razón ella pensó que la golpearía... pero no fue así. Él solo se giró enojado y estrelló la puerta detrás al salir, ella fue detrás de él, para verlo quitando todos los adornos con rabia y tirándolos al piso, ella corrió y empezó a recogerlos mientras lloraba. —Eres un estúpido, no tienes corazón, ¡Es navidad! Dijo con la voz en un hilo. 

—No me gusta, le recalcó terminando de quitar los adornos. 

Ella los tomó todos en las manos y lo observó. — ¡Te odio! Le gritó con todas sus fuerzas y se encerró en su habitación. No podía ser más infeliz, colocó todos los adornos en su habitación, ella sí tendría navidad, se dejó caer en la cama. No merecía eso, ella no había sido tan mala persona para que él la hiciera sufrir así. En ese momento sintió que iba a vomitar, corrió al baño y así lo hizo. Se sentía débil, había vomitado por al menos diez minutos, se sentó en el frio piso del baño y apoyó la cabeza en la pared. Odiaba su vida, odiaba a james, lo odiaba todo. Pensó mientras se limpiaba las lágrimas. 

Luego de unas horas sentía que había empeorado, se había inclinado al menos cuatro veces más, había vomitado todo lo que había comido en los últimos días, le dolía todo el cuerpo. Se tocó la frente estaba fría, horrorosamente fría, tenía temblores... eso era normal, suponía. Trató de pararse, necesitaba llegar a la cama pero le fue imposible, cuando trataba de hacer el mínimo esfuerzo sentía que todo se revolvía dentro de ella. 

Escuchó la puerta abrirse a su espalda, no tenía que ser adivina para saber quién era. — ¿Qué te pasa? Le preguntó arrodillándose a su lado. — ¿estás bien? ¿Quieres que te lleve a un médico? Dime algo, le rogó.

La había jodido hasta el fondo, él lo sabía. La había herido, había sido un tonto, pero odiaba la navidad, la odiaba rotundamente, no decoraba nada desde hace mucho tiempo atrás, su madre le había arruinado la magia de la navidad, y su esposa entendía eso, ella lo entendía, no compraba adornos, no hablaba de navidad. 

Ángela siguió mirando al frente. ¿Ahora se preocupaba? Se preguntó con amargura, no respondió. —Nena. Le dijo acariciándole la cara. —Estás fría. Tienes fiebre.

—Déjame en paz, dijo tratando de empujarlo pero algo dentro de ella se revolvió y empezó a vomitar solo que en vez de ser agua como esperaba, era sangre. Se limpió el resto que tenía en la boca y miró a james. — ¡Oh Ángela! Tenemos que ir al hospital. Estás mal, dijo preocupado. 

Amor en turbulencia. (2da parte de Un amor en tiempos de guerra) TERMINADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora