98.

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Cuando terminó de cenar, tomó al bebé en brazos y se tiró en el sofá. James caminaba por la casa como si tratara de buscar algún entretenimiento. De repente se escuchó un grito de afuera. — ¡James!
Ángela lo vio avanzar hasta la puerta principal y al abrirla, vio que estaban las tres estúpidas chicas que le estaban arruinando la vida. — ¿Te quieres bañar en la lluvia? Preguntó una casi saltando. Él miró hacia atrás y ella giró el rostro, concentrándose en Tommy.
—mmm... No sé, dijo él algo dudoso.
— ¡Por favor! Exclamó otra. —Será divertido.
— ¿Ángela quieres ir? Preguntó él mirándola.
Silencio.
James respiró hondo. — ¿Por qué no? Dijo finalmente sonriéndole a las chicas. —Solo denme un minuto.
Ángela sintió sus ojos aguarse, pero no iba a llorar. — ¿Segura que no quieres ir? Le preguntó él acercándosele.
Ella giró el rostro. No quería que la viera llorar. Ya la situación era bastante humillante como para complicarla más.
De más estaba decir que se sintió de la patada, al escucharlo reír y correr con ellas alrededor de la playa. Él pensaba que ella solo estaba siendo inmadura, que debía conocer a esas putas y que era una exagerada. ¿Cuándo había cambiado su precepto hacia ella? ¿Siempre sería así? Él cambiando cuando ella lo dejara, y cuando volvieran se seguirá convirtiendo en un imbécil.
Se pasó el resto dela tarde acurrucada con el bebé en brazos en la alfombra, viendo películas. Ni siquiera notó cuando james entró a la casa, solo cuando lo sintió caminar por la sala. Abrió los ojos, sorprendiéndose al haberse quedado dormida. Llevó las manos a su cara, tratando de despertarse, entonces sintió un cuerpo caliente acostarse a su lado. Trató de alejarse, pero sintió su brazo posarse en su cintura, impidiéndoselo.
— ¿A dónde crees que vas? Le preguntó besando su cuello.
— ¿Qué diablos estás haciendo? Le preguntó rodando lejos de él.
— ¿Qué tiene malo que quiera estar con mi mujer y mi hijo?
Ella ni siquiera respondió a eso. Odiaba ese argumento barato que él sacaba cuando sentía que la estaba perdiendo. Rodó los ojos y se paró del piso. Vio a james tomar a tommy en brazos y subirlo a su pecho. —hey, campeón, ¿Tú me ayudaras a que tu madre se contente conmigo?
—Eres un imbécil, le dijo antes de encerrarse en la habitación.
Cuando salió a tomar algo para beber escuchó a las chicas hablar, james estaba parado en la puerta cerca de ellas. — ¿Vienes a la fogata? Le preguntó una de ellas.
Ella dejó caer ruidosamente un plato. —Mmm Estoy castigado esta noche, escuchó que dijo él.
—Oh, es una verdadera lástima. ¿Seguro que no puedes venir?
Él negó. —En otra ocasión será. Dijo y cerró la puerta.
James caminó hacia donde Ángela y la tomó de las manos. —Ven aquí, corazón. ¿Me das permiso para ir a ver la fogata? Le preguntó poniendo cara de perrito mojado.
—Puedes hacer lo que te dé la gana, respondió de mala gana.
— ¿En serio? Bien, me da la gana de querer besarte.
Ella rodó los ojos. —Por Dios james, deja de jugar.
—Vamos a ver la fogata... Juntos, le dijo dándole un casto beso en los labios.
Quiso enojarse, pero en el fondo... Ella también quería ir a la fogata. Se miró el vestuario antes de salir, shorts blancos, blusa color crema y sandalias. Al principio pensó que solo sería una fogata y pocas personas alrededor de ella, pero fue todo lo contrario. Al parecer era una fiesta de tradición o algo así porque estaba casi todo el pueblo ahí. Había como cien personas o más.
Habían dejado a tommy en casa, durmiendo, claro... que solo iban por algunos minutos a la fogata. Sintió las manos de james aferrarse a sus caderas. — ¿Te he dicho lo hermosa que te ves esta noche?
Ella sonrió a su pesar. —No empieces ¿Sí?
Él sonrió de vuelta y le dio un beso en la mejilla. —Iré por bebidas, le dijo y se lajeó de ella.
Ella se abrasó a sí misma y empezó a caminar en los alrededores de la playa, muchas personas estaban cerca del fuego pero la mayoría estaba esparcida por los alrededores de la playa.
Luego de unos minutos observó a james, él tenía una cerveza en su mano y caminaba en su dirección pero algo lo había detenido, él estaba mirando hacia un lado realmente oscuro. Se veía como haciendo una pregunta y luego se estaba acercando.
Ella achicó los ojos y logró ver el pelo negro de una de las tres chicas que vivían en la casa de al lado. De ninguna maldita manera iba a permitir que ellas se salieran con la suya esta vez. Avanzó entre las personas hasta el lugar en el que había visto a james acercarse.
Y cuando estuvo lo bastante cerca, sus ojos se ampliaron al ver a la chica acercarse a james y besarlo de golpe, él parecía sorprendido. Ella sonrió con furia. Se metió entre ellos, la separó bruscamente de los labios de él y la golpeo, tan fuerte que sintió sus nudillos arder. 

Amor en turbulencia. (2da parte de Un amor en tiempos de guerra) TERMINADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora