97.

236 11 0
                                    

James estaba metido en la playa, y las tres chicas que vivían al lado estaban a su lado, ninguna de las tres tenían la arte de arriba de su traje de baño, una de ellas sostenía una botella de alcohol y la inclinaba en su boca un par de veces, las otras dos estaban tan cerca de james que si no mirabas bien, pareciera como si estuviera formando un sándwich humano.Y lo que más le dolía era ver a james divirtiéndose, él se veía más que feliz. Salió del balcón porque realmente necesitaba comprobar que no estaba viendo visiones. Lo vio despegarse de ellas, al momento en que la vio y salir de la playa. —Cielo, no sabía que estabas despierta... le dijo con una sonrisa en su cara.Ella no sonrió. ¿Qué diablos tenía de graciosos verlo estar metido en la playa en la madrugada, bebiendo alcohol y con tres mujeres casi desnudas? ¡¿Qué tenía de gracioso?! — ¿Qué significa todo esto? Preguntó mirándolo fijamente. Notó que su sonrisa se elevaba, —Nena, no me gusta que me mires así, le dijo y la abrasó. Ella frunció el ceño. Encima de todo estaba borracho. Sintió la furia bullir en ella, se alejó bruscamente de él, y lo vio caer a la arena porque no encontró donde apoyarse. Negó con la cabeza y volvió a la casa. Detrás de ella escuchó las carcajadas de las chicas y no podía sentirse peor. Él la había dejado para irse con ellas. Sintió las lágrimas apilarse en sus ojos y no sabía si estaba decepcionada o enojada, o tal vez todo eso junto. Escuchó a james caminar detrás de ella, pero antes de que pudiera entrar a la casa, cerró la puerta y la aseguró. Lo vio forzarla y maldecir, pero no le prestó atención, corrió hasta la puerta trasera y también la aseguró, luego hizo lo mismo con las ventanas. Si él quería estar en la playa con otras chicas, genial. Que amaneciera con ellas. —Hey, abre la puerta... ¿Por qué no me dejas entrar? ¡Ángela! Lo escuchó gritar.Ella volvió a ir a la habitación y se tiró en la cama. Escuchó sus golpes por al menos una hora. —Joder, hace frio aquí afuera... Por favor, princesa... Por favor, déjame entrar... Me voy a portar bien, lo prometo... solo abre la puerta. —Eres un imbécil, james, dijo por lo bajo antes de poner la almohada en su cabeza y tratar de conciliar el sueño pero no pudo hacerlo, y es que lo que había visto no tenía sentido, ellos estaban tan bien ¿Cómo diablos él se iba con ellas? Luego de un rato escuchó pisadas alejándose y luego no se escuchó mas nada. Se levantó temprano, eran apenas las seis, fue a la cocina dispuesta a preparar algo de café, abrió las ventanas y entonces se congeló, observó la casa de las tres chicas que habían estado con james la noche anterior, estaba en total movimiento, entonces luego vio salir a james bostezando, despidiéndose de ellas, y caminando en su dirección. Él. Había. Dormido. Con. Ellas.¡Genial! Lo que le faltaba. Le quitó el seguro a la puerta y se preparó para ignorarlo. Escuchó que entraba a la casa. — ¿Cómo se te ocurre dejarme afuera? Preguntó enojado. Silencio.—Ángela, estoy hablando contigo...—Solo déjame en paz, respondió ella sirviéndose una taza de café.—Ni siquiera sé por qué estas así de enojada, te invité a ir conmigo a la paya y te negaste. —Perfecto, entonces tú tomas tres putas en reemplazo ¿No? — ¿Qué? Preguntó él alzando la voz. —Yo estaba ahí y ellas de repente entraron al agua, ¿Qué querías? ¿Qué las sacara de la playa? —Podías salir tú, le respondió Ángela.—No estábamos haciendo nada malo.—Estabas borracho, james, estabas con ellas prácticamente desnudas, tocándote en mitad de la madrugada en la playa. Eso era lo que estabas haciendo. —Solo bebimos un poco. Dijo él defendiéndose.—Genial, dijo Ángela sonriendo amargamente.—Estás siendo exagerada, nena, le dijo tratando de acercársele pero ella retrocedió. —Estabas con tres malditas putas. ¿Cómo quieres que esté? —No estaba haciendo nada malo, gritó james. — ¿No lo entiendes? Silencio.—Si dejaras de enojarte tanto podrías disfrutar de las pequeñas cosas, como esas chicas hacen, le dijo alejándosele.Ella respiró hondo mientras trataba de contener las lágrimas que se desbordaban por sus mejillas, ese había sido el colmo. Ahora resultaba que ella hacía el papel de la tipa irritante. Bien, ese era el maldito fin, no iba a empezar una guerra con él. Caminó hasta la habitación y empezó a recoger las pocas cosas que había llevado. — ¿Qué diablos estás haciendo? Le preguntó james de tras de ella.—Me voy de aquí, dijo sin mirarlo.—Bien, ¡Perfecto! Eres una niñita malcriada, a la primera cosa que no te sale como quieres te vas. ¡Bravo! Exclamó aplaudiendo. —Tenemos un hijo Ángela, ¿Cuándo se supone que vas a madurar? Le preguntó alzándole la voz. — No irás a ninguna parte, escuchó que le decía lentamente. — No saldrás corriendo esta vez. Cuando pretendía responder a eso sintió que la tomaba fuerte por los hombros y la giraba. — ¿No entiendes que soy solo tuyo? Le preguntó mirándola a los ojos. —No me interesa nadie más que tú. Silencio.Ella miró hacia otro lado y se liberó de sus brazos. — No puedo creer que te estés comportando de esa manera, algunas veces eres tan mujer y otras veces te comportas como si fueras una estúpida adolescente. No puedes escapar todo el tiempo. —...Es más deberías conocerlas, las chicas que llamas puta son chicas normales, muy simpáticas por cierto... Si hablaras con ellas te darías cuenta de que...—Olvídalo, le dijo rápidamente luciendo horrorizada. En ese momento el niño rompió a llorar, james fue hacia él y lo tomó en brazos, ella se cruzó de brazos, quería irse de ahí lo más rápido posible, era como si todo de repente se había arruinado. No se volvieron a hablar en el transcurso del día. Cada uno hacia diferentes actividades. Con la noche también cayó la lluvia. Angola miró hacia al techo para darse cuenta de que ya no habían más goteras. Eso era algo bueno. Cuando terminó de cenar, tomó al bebé en brazos y se tiró en el sofá. James caminaba por la casa como si tratara de buscar algún entretenimiento. De repente se escuchó un grito de afuera. — ¡James! Ángela lo vio avanzar hasta la puerta principal y al abrirla, vio que estaban las tres estúpidas chicas que le estaban arruinando la vida. — ¿Te quieres bañar en la lluvia? Preguntó una casi saltando. Él miró hacia atrás y ella giró el rostro, concentrándose en Tommy.

Amor en turbulencia. (2da parte de Un amor en tiempos de guerra) TERMINADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora